Regreso... al Japón de mis Sueños (2ª parte de 4)

Martes 25 de Noviembre del 2025. Tokio.

El objetivo central de aquel cuarto día completo en Tokio debería haber sido la zona de Nikko, pero después decidimos cambiarla por la de Kamakura. Finalmente, tampoco fue así, y en última instancia, llenamos el día (y de qué forma) con diversas actividades sueltas que teníamos como posibles alternativas. Desde las 8 de la mañana, empezamos por el templo Gotokuji, tras un pequeño viaje en tren. Y cómo olvidar su antiguo, místico y embriagador cementerio, lleno de verdina, en donde el silencio solo era roto por los ocasionales graznidos de los cuervos que allí habitaban. Uno de los momentos cumbre a nivel espiritual de este impagable viaje. Dimos un buen paseo entre las viejas tumbas, y otros caminos nos llevaron hasta la no menos impresionante zona de los maneki-neko. No había cientos, sino miles y miles de amuletos sagrados gatunos sobre un montón de plataformas. Fuimos al área de Nippori Fabrics, y comimos bien en una calle cercana. En mi vida había visto tantísimas tiendas de tejidos juntas. Otro templo, el Zōjō-ji (junto a la imponente torre de Tokio), nos dejó imágenes imborrables de arquitectura y belleza natural a partes iguales. Uno de los momentos álgidos del día para mí fue la visita a la Godzilla Square, como fan del cine kaiju que soy, y en particular del Rey de los Monstruos, ante cuya venerable estatua hice la obligada reverencia. A todo lo dicho, hay que añadir los entrañables adornos de luces navideñas que adornaban toda la plaza. ¿Cómo no emocionarse con esa estampa?
Nos metimos en un edificio comercial donde había un juego de búsqueda de sellos (chorradas así, hay cientos en Japón), y una vez logrados, pusimos rumbo a otro evento muy especial: el accionamiento del gigantesco reloj Ghibli, situado en la fachada de otro edificio. Todo un espectáculo digno de ver una vez en la vida, y además, conocimos allí a un catalán con quien intercambiamos impresiones. Todo salió rodado hasta ese momento, cuadrando perfectamente los horarios, y el tiempo que nos sobró, ya de vuelta en Akihabara, lo dedicamos a escudriñar un buen puñado de tiendas. De nuevo, la tensión y la ilusión se desbordaban a cada paso que daba hacia ellas.

Retro Game Camp (Tokio)

Empezamos la retahíla con otra conocida de la primera vez, la Retro Game Camp. Una tienda que me sorprendió gratamente el primer año, a pesar de sus precios más elevados que la media. Al entrar, vimos que nada había cambiado en su disposición. Consolas en el pasillo de entrada, juegos por las paredes sin dejar un solo resquicio libre, cartuchos, periféricos… Como ya sabíamos dónde estaba, fuimos bastante directos a la estantería que nos interesaba, pero no sin antes recrearnos ante su vitrina: varios Rudra no Hihou por alrededor de 20000 yenes, un Popful Mail por 19800, un Trinea por 35000, o todo un Lennus II (ojito) por 65500 me dejaron boquiabierto. Una vez frente a la sección de Super Famicom, la emoción ya fue algo menor. La estantería mostraba algunos huecos, menos ejemplares que el año pasado. Repasando en profundidad, tan solo encontré unos 15 RPG para la consola, y con precios no muy atractivos, la verdad. Aún así, también vi precios top. No nos entretuvimos demasiado. Había mucho más que ver y poco tiempo. Pero cuando ya iba derecho a la salida… mis ojos se posaron en una auténtica bestialidad, un Mother 3 Deluxe Box, que incluye el juego y una versión maqueada de la Game Boy micro. Sal de mis sueños y entra en mi mochila, me dije… pero no, imposible a 268000 yenes.

Ver precios Top:

- Rokudenashi Blues - Taiketsu! Tokio Shitennou: 1980 yenes.
- Laplace No Ma: 23800 yenes.

Surugaya (3) (Tokio)

Paseíto por el barrio, y de vuelta a otro Surugaya que teníamos anotado en el mapa. Y es que es casi imposible caminar por Akihabara y no encontrarte con alguna tienda de juegos retro. Lo dicho, el paraíso terrenal. Al principio nos extrañamos, pues a pesar de que claramente anunciaba retro, no vimos nada… hasta que bajamos al sótano. Y ahora, sí. Puede que su oferta no fuera tan tremenda como las otras del distrito, pero aun así, poca broma. Vitrina pequeña en un rincón, luciendo un golosón Gokinjo Boukentai (tercera vez que lo vi), por 46100 yenes, y estantería que repasamos a conciencia, con unos 25 RPG en total y grandes juegos. Entre ellos, vi a mi amado Ihatovo Monogatari por 7500 yenes, 800 menos de lo que me costó en febrero. Vuelta a la moraleja: si buscas, siempre es posible encontrar algo más barato… aunque a veces, las opciones son las que son.

Ver precios Top:

- Dai 4 Ji Super Robot Taisen: 1100 yenes.
- Kidou Keisatsu Patlabor: 1400 yenes.
- Alcahest: 3700 yenes (muy a tener en cuenta, este precio).
- Aretha - Aretha the Super Famicom: 4400 yenes (… y este también, el mismo que en Mandarake Galaxy de Nakano).

¿Qué tal otra tienda? Pues vamos allá, un Book Off para cerrar el día, que además, ya conocíamos del pasado viaje.

Book Off (Tokio)

En este caso, al menos, no nos decepcionamos por su escueta oferta, de hecho, fue todo lo contrario. Porque, o bien no la vimos la vez pasada, o bien desde entonces han instalado toda una estantería perpendicular a la pequeña, lo que aumentó muchísimo las opciones. Buscamos y buscamos incansables, aunque lo cierto es que al final, tampoco encontramos ninguna barbaridad, una veintena de RPG bastante típicos, y casi todo el resto, morralla pura (juegos de carreras de caballos, pachislots, pesca, trenes, mahjong… etc.). En cualquier caso, me alegré de ver esa ampliación en lo que a Super Famicom se refiere. Los precios estaban dentro de la media, nada extraordinario… y aun así, había un par muy interesantes.

Ver precios Top:

- Neugier - Umi to Kaze no Koudou: 4100 yenes (el mismo que en el Book Off + de Tokio).
- Madou Monogatari - Hanamaru Daiyouchienji: 10000 yenes.

La noche no podía dar para más… básicamente porque ya era hora de cerrarlo todo, jeje. Casi 30000 pasos dimos en esta jornada. Me gustó este último atracón de tiendas, porque el día siguiente habría paréntesis para dedicarnos en cuerpo y alma a recorrer Nikko. Como cada noche antes de acostarme, saqué mi portátil, y actualicé mi lista de precios con todo lo que habíamos visto y anotado.

Miércoles 26 de Noviembre del 2025. Nikko.

Por el hecho de ser el cumpleaños de mi chica, este ya era un día de lo más distinguido, que complementamos a lo grande con la excursión por Nikko. Nos levantamos tan temprano que tomamos el desayuno a bordo del tren, y el posterior bus nos llevó hasta el bellísimo puente Shinkyo, que junto al lienzo de tonalidades rojas que le servía de fondo, nos brindó una de las estampas más evocadoras de cuantas presenciamos. Un segundo bus nos llevó, finalmente, al mastodóntico parque de templos, santuarios y mausoleos en honor a Tokugawa Ieyasu y su familia, figura histórica imprescindible para entender la evolución del país nipón y su proceso de unificación. El templo Tōshō-gū contenía el mausoleo de la familia Tokugawa, y me descolocó del todo ver allí, dentro del templo mismo, un súper robot Gundam vestido de samurái, expuesto en una vitrina. Vamos, solo en Japón y en ningún otro sitio es posible ver algo tan inverosímil. ‘Gracias’ a un pequeño desliz, llegamos hasta los exteriores del templo Rinnoji, donde presencié un rezo budista, en vivo y en directo, que me impactó profundamente. Seguimos pateando a buen ritmo, admirando el antiquísimo santuario sintoísta de Futarasan o el mausoleo Taiyuinbyo. Una comida rapidita, y volvíamos, ahora sí, a la parte principal de Rinnoji. En Kanmangafuchi pudimos ver la no menos sobrecogedora estampa de cientos de Jizōs, estatuas guardianes de niños fallecidos. Buscando explorar más, nos adentramos por caminos en donde solo se escuchaba el crujir de las hojas bajo nuestros pies. Silencio inquietante, sin embargo, ya que estábamos en una zona con advertencia de peligro. Los osos salvajes que por allí suelen merodear en libertad, pueden representar una considerable amenaza. Ya a salvo, otro autobús nos llevó cerca de la cascada Kegon, que pudimos ver bien de cerca, así como el impresionante lago Chūzenji. Hacía un frío que pelaba, por cierto. En un segundo bus, volvimos a Nikko, y de ahí, en JR hasta Utsonomiya, donde entramos en una tienda a reventar de máquinas gashapon. El gasto estaba más que asumido, con tanta chulada alrededor, y cayó un bonito limo de Dragon Quest. Para concluir el día, antes de volver a casa, nos metimos entre pecho y espalda una buena comilona de deliciosas gyozas… por el equivalente a 7,5 miserables euros por persona. Increíble.
Jueves 27 de Noviembre del 2025. Tokio.

En nuestro viaje de febrero, se nos quedó pendiente algo que considerábamos crucial: la visita al famoso museo Ghibli. Un error que estábamos resueltos a expiar esta vez. Aunque el precio de las entradas es ridículamente bajo (1000 yenes), conseguirlas es toda una odisea, porque son limitadísimas y se evaporan en cuestión de minutos. Así pues, unas semanas antes de la señalada fecha, decidimos intentarlo por todos los medios. Con siete dispositivos distintos haciendo cola virtual simultánea, finalmente tuvimos un golpe de suerte, y nos hicimos con ellas. Decir que el museo es una auténtica pasada, es como entrar de lleno en algunas de las películas. Las decoraciones, la historia, las habitaciones temáticas, los cortos, las exhibiciones técnicas… ningún amante del universo Ghibli debería dejar de visitarlo al menos una vez en su vida. Fue algo muy entrañable.
Mandarake Galaxy

¿Y qué mejor que asimilar esas emociones… visitando unas tiendas? Pero esta vez no fue en la ciudad de Tokio, sino en Nakano. Me picaba muchísimo la curiosidad por saber cómo estaría el tema de los precios allí, aunque nuestro objetivo fuese una de las franquicias caras, concretamente, Mandarake. La tienda en cuestión, Mandarake Galaxy, se encontraba en un mastodóntico centro comercial, un auténtico laberinto enorme y lleno, a cada esquina, de miles y miles de productos que me llamaban a gritos, coches de juguete, maquetas, revistas, bandas sonoras, figuras de robots… pero nosotros, de momento, a lo nuestro, a buscar Super Famicom por un tubo. Y como cabía esperar, la selección presente allí era para caerse de culo. Sencillamente bestial. Aunque el dependiente me miraba un poco raro, empecé a ‘devorar’ con frenesí la estantería. Qué indescriptible felicidad. Más de 40 RPG, llegué a contar. No es que hubiese ninguna ganga que me dejase con la boca abierta, pero en general, los precios eran más bajos que los vistos en la capital, incluso había algunos mínimos “históricos”. De nuevo, se notó la diferencia de habernos alejado. Muchas, muchas joyas también en la vitrina, desde un glorioso Arabian Nights: Sabaku no Seirei Ou (el único que vi) hasta un Maten Densetsu - Senritsu no Ooparts, pasando por Laplace No Ma, 46 Okunen Monogatari - Harukanaru Eden he, Milandra, Trinea, Solid Runner, o uno de los poquísimos Ultima Kyoryu Teikoku - The Savage Empire que encontré. Todo, claro está, de mírame y no me toques.

Ver precios Top:

- Shin Seikoku: La Wares: 1500 yenes.
- Dokapon 3·2·1 - Arashi o Yobu Yuujou: 2500 yenes.
- Bokujou Monogatari: 2700 yenes.
- Mahoujin GuruGuru 2: 2700 yenes.
- Super Drakkhen: 3000 yenes.
- Slayers: 3850 yenes.
- Aretha - Aretha the Super Famicom: 4400 yenes.
- Bakumatsu Kourinden Oni: 10000 yenes.
- G.O.D - Mezameyo to Yobu Koe ga Kikoe: 12000 yenes.

Pero no solamente de videojuegos gozamos en aquel periplo por Nakano. Posteriormente, entramos en una tienda de figuras, y aquello fue… otro mundo. Miles, miles y miles de figuritas, de todos los mangas, animes y videojuegos que os podáis imaginar. Figuras de todos los tamaños y colores. Figuras de todos los orígenes y naturaleza. Desde las más cute a las más subiditas de tono. La tienda en cuestión se llamaba Havikoro Toy… y nunca había visto nada igual. Muñequitos de Final Fantasy, de Dragon Quest, de Ranma, de Mazinger, de Naruto, de Dragon Ball… por toneladas. Incluso había varios juguetitos de máquinas gashapon en venta directa. Centrándome en estos, mi cara se iluminó al encontrar, en una de las estanterías, varios ítems de Mother 2: un bloc de notas, unos cuantos modelos de chapas… ¡¡y el Poo que me faltaba para terminar la colección!! Temiendo no encontrar la máquina (que ya os adelanto que no vi en todo el viaje), me lancé a por él por 600 yenes. No quería gastar demasiado allí, pero en cada rincón me iba encontrando cosas a cada cual más irresistible y tentadora, sencillamente no podía parar de mirar y sorprenderme, hasta que al final, fue algo así como ‘¡Socorro! ¡Que alguien me saque de aquí!’ casi por miedo a que, en cualquier momento, viese algo que me hiciese perder la cabeza, sacar la cartera por pura obligación, y lanzarle todo el dinero que me quedaba a la cara del dependiente. ¡Pero qué maldita locura! Lástima que mi búsqueda del súper robot Astro Gungar no diese frutos.


Ya de vuelta en Akihabara, por fin, llegaría la gran conclusión de mi concienzuda pesquisa acerca de los mejores precios de Tokio, o lo que es lo mismo, la segunda gran tanda de compras, también la mayor estupidez… y por otra parte la mayor locura que llegué a cometer en todo el viaje.

Empecemos por la última, que es la más agradable. ¿Recordáis aquel Gokinjo Boukentai que vi en el segundo Surugaya, que tanto tiempo llevo deseando, y que tan razonable precio tenía? Pues bien. En ningún momento me lo llegué a sacar de la cabeza, y aquella última mañana en Tokio, nada más abrir los ojos, un firme pensamiento invadió mi mente: ‘Hazlo. Cómpralo. No sabes si podrás volver a Japón alguna vez, ni encontrarlo más barato. Y lo quieres. Mucho.’ Y llegado el momento, saltándome a la torera los límites de mi presupuesto, e ignorando cualquier razonamiento propio que me llevase la contraria… fuimos derechos a Shinjuku, entramos en la tienda, pedí que me lo abrieran para estudiarlo meticulosamente, su caja, su manual, y su cartucho… ¡¡y me hice con él!! Tal vez alguno piense que por momentos me he arrepentido de hacerlo, pero lo cierto es que ni por un segundo, y ahora que lo veo ante mí, me hace inmensamente feliz tenerlo por fin.

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Gokinjo Boukentai: 38182 yenes

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Seguidamente, habiendo valorado más de 350 precios anotados en 12 tiendas distintas, llegaba el gran momento, la gran ‘BATIDA FINAL’ de Tokio. ¿Y adivináis dónde estaban TODOS los mejores precios de lo que me interesaba? Efectivamente, en el bendito Trader. De hecho, como dato curioso, de los 83 RPG que conté en la tienda, 46 de ellos estaban al mejor precio de cuantos vería en todo el viaje. Lo de esta tienda es para darle de comer aparte. Pero a lo que vamos. Temiendo que alguien los hubiese comprado antes que yo, busqué con ansias todos los juegos escogidos, y por suerte, seguían allí. No había duda, eran los mismos precios que había anotado. Metí en la cesta un Granhistoria - Genshi Sekaiki, un Lodoss Tou Senki, un Super Chinese World (Super Ninja Boy en EEUU), un DunQuest: Majin Fuuin no Densetsu, y un Ys IV – Mask of the Sun a un precio de escándalo… o al menos… eso pensaba. Resulta que, por lo visto, a la hora de anotar el precio, me confundí con su carátula, y di por hecho, sin pararme a pensarlo, que era la cuarta entrega (aun conociendo perfectamente su dibujo)… pero cuando llegué al hotel y me puse a abrirlos todos… ¡me di cuenta de que era el tercero, que ya tenía! Y ojo, no es que yo no tenga un control absolutamente perfecto sobre lo que poseo y lo que no, simplemente, fue una ida de olla enorme y absurda por no fijarme bien, por dar por sentado las cosas… menuda decepción me llevé al caer en la cuenta. Me dije a mí mismo ‘Mierda, ¡pero cómo puedes ser tan estúpido!’… en fin. La cuestión es que ahora tengo dos Ys III: Wanderers from Ys NTSC Jap CIB en muy buen estado, así que, ya puestos, si alguno de vosotros está interesado en uno, lo vendo por exactamente lo mismo que me costó, 16 euros al cambio. Del resto, sin duda, podría decir que cada uno de ellos fue una compra maestra, a casi la mitad de precio que otros ejemplares que vi.

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Granhistoria - Genshi Sekaiki: 4780 yenes

DunQuest - Majin Fuuin no Densetsu: 6480 yenes

Lodoss Tou Senki: 5680 yenes.

Super Chinese World: 900 yenes.

Ys III: Wanderers From Ys: 2780 yenes.

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Creo que tras semejante subidón del momento, me habría sentado mal parar de golpe, así que nos trazamos un par de paradas más. La primera de ellas, simplemente para babear un rato con los precios de las vitrinas del Super Potato, que no nos dio tiempo a ver en la primera visita.

Super Potato (vitrinas) (Tokio)

De auténtico infarto, desmesurados… pero igualmente excitantes esos precios. Juegos difíciles o muy difíciles de ver, en mejor estado que el de las estanterías, y mucho más codiciados como, entre muchos otros, un señor Dark Law: Meaning of Death por 77000 respetables yenes, un Trinea, un Popful Mail, un Final Fantasy IV: Easy Type, un Hi no Ouji Yamato Takeru, otro Gokinjo Boukentai (cuatro, ya), un impecable Energy Breaker, un Fire Emblem Thracia 776 por ¡99000 yenes! Y lo más cautivador, el único Bushi Seiryuuden - Futari no Yuusha que atisbé en ambos viajes. ¡Buf! Temblando, salí de allí. El segundo alto, antes del retiro final, fue en otra tienda Hard Off en el mismo Akihabara, que quedaba cerquita.

Hard Off (2) (Tokio)

No demasiado interesante. Los juegos estaban colgados en vertical y a lo hondo, en la parte baja de un estante, dificultando su visionado. Poca cosa en general, pocos RPG en particular, y bastante habituales. Precisamente por eso me chocó mucho ver, en la vitrina de la parte posterior, un reluciente ejemplar de Love Quest (¡¡y van tres!!) por el incomprensible precio de 77000 yenes, cuando el primero que vi estaba a 121000 en un estado similar. Llego a ser rico, y se viene conmigo. Pero por desgracia, no es el caso jeje.

Ver precios Top:

- Love Quest: 77000 yenes.

Habíamos comido a las 5 de la tarde, y esa noche no teníamos mucha hambre. Nos contentábamos con unos “fluffy pancakes” que teníamos fichados, pero de sorpresa nos encontramos, en un oscuro callejón, una pequeña taberna, 100% típica, y con unos precios y unos platos que en seguida nos abrieron el apetito. La verdad es que, a pesar de que no abundaba precisamente la limpieza, cenamos de lujo. Y poco después, ‘al sobre’.
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