Volver a pasar por la experiencia Ys III en Super Nintendo (después muchos años, por cierto) ha reforzado el por qué de uno de mis más firmes principios como jugador: nunca jugar remakes e intentar huir de los ports. La razón del primer punto es obvia: cuando se rehace un juego, deja de ser el original, y yo solo busco experiencias primigenias en los RPG. Y en cuanto al punto dos, es justamente lo que sucede con este Ys III: el salto desde sistemas técnicamente inferiores hace que esta versión resulte pobre desde varios ángulos, sobre todo teniendo en cuenta las características de Super Nintendo y lo muchísimo que pueden dar de sí y, peor todavía, tampoco conserva la esencia al 100% de los originales de PC-88 o MSX2. Aún con todo, tengo que reconocer que he vuelto a revivir buenos momentos en las escasas ocho horas que el cartucho ha permanecido en mi Super Nintendo. El juego luce el eterno título de la franquicia, pero esta tercera entrega no se desarrolla en la mágica tierra de Ys, sino en la provincia de Felgana, que a su vez alberga la villa de Redmont, hogar natal de Dogi, fiel compañero de aventuras de nuestro héroe Adol. Tras serle leída la buenaventura en un pueblo cercano, un mal augurio se adivina en el horizonte. El soberano del lugar, Lord McGaya, anda tras la búsqueda de las cuatro estatuas que le permitirían devolver a la vida al terrible demonio Galbalan, quien hace muchos años dictó su gobierno de terror sobre aquellas tierras. La historia va avanzando mediante pequeñas secuencias puntuales y conversaciones entre los personajes, que van exponiendo sus motivaciones y objetivos, así como aclarándonos las relaciones existentes entre ellos en el pasado, y gracias a esto descubriremos alguna que otra vuelta de tuerca en sus comportamientos e incluso algún puntito emotivo. Lo cierto es que es una trama bastante simple y sencilla de seguir, tampoco daban para más las escasas dimensiones del juego, y más o menos, con los elementos que aporta y alrededor de los cuales gira, diría que está bastante aprovechada, mejor de lo que la recordaba incluso, con alguna sorpresa en forma de secuencia inesperada, algún pequeño giro de acontecimientos e incluso, en última instancia, alguna duda existencial de nuestro héroe. Y aunque hoy día puede resultar muy trillada (estatuas, demonios, reyes corruptos…) recordemos que la saga Ys destacó enormemente en su día por ofrecer un enfoque en el desarrollo de sus historias mucho más profundo y conciso que el resto de los RPG contemporáneos, y eso es algo que también se debe valorar. No hay excesivos textos y son más bien escuetos, pero cumplirán aceptablemente su papel para guiarnos en la narrativa.
Los de Falcom no quisieron estancarse, y en el juego que tenemos entre manos, más incluso que en la acción y en el modo de avance, el gran salto a la innovación se produjo mediante el radical cambio de perspectiva, mostrado ahora como si de un juego de acción / plataformas se tratase, aunque no es nada que no se viese ya anteriormente en juegos como Zelda II: The Adventure of Link o The Battle of Olympus, pero eso sí, poniendo un especial énfasis en los elementos RPG. Superficialmente lo primero que decepciona es el minúsculo tamaño de los personajes, sus planas animaciones (que mejoran un poco en los combates) y el poco encanto con el que está representada la ciudad y todavía menos sus interiores, aburridos y sin vida. Claro que esto me remite a lo anteriormente dicho. Si estuviésemos hablando de un MSX o incluso un PC-98, la crítica cambiaría diametralmente, pero en una consola de 16 bits casi todo esto luce un tanto tristón y gris, precisamente también por la apagada paleta de colores que se empleó. El tamaño de la pantalla jugable innecesariamente reducido, con una buena parte del espacio dedicada a los atributos del personaje y con un visible marco, tampoco ayuda. Sin embargo, tras ese primer bostezo visual, una vez abandonemos la ciudad podemos ver cosas que nos reconciliarán poco a poco con el juego. No se puede negar que las mazmorras, donde más tiempo pasaremos, son los sitios más estériles salvo algunos fondos que nos puedan sorprender durante los primeros segundos, pero fuera de ellas, las zonas de paso son mucho más bonitas y coloridas, suponiendo un soplo de aire fresco para nuestros ojos, y en donde encontraremos algunos de los efectos más resultones, la mayoría de ellos con forma de varios planos de scroll que se mueven rápidos y fluidos y que dotan de determinada profundidad a los escenarios, como las nubes del monte Eldarm, el oleaje de la secuencia en velero o algunos fondos realmente chulos, como el de la parte alta del castillo Ballacetine, con vistosos degradados, o seguramente el más bonito de todos: cuando observamos dicho castillo en la lejanía. Con una variedad de escenarios más o menos decente, al final terminaremos dejándonos sorprender moderadamente por algunos, como el Music Hall, las cumbres nevadas, así como por el movimiento pseudo-3D de las escaleras hacia la estancia final, y añadir que la mayoría de final boss cuentan con un diseño y tamaño que se puede contar de entre lo mejorcito del cartucho. Algunos glitches, como el hecho de que en más de una ocasión subiremos las escaleras ‘atravesando’ los peldaños, dan la sensación de estar ante un juego, en general, pobremente acabado… pero eso sí, nada comparable a otros errores garrafales en el apartado jugable que ya claman al cielo.
Pese a su remozado aspecto, no debemos llevarnos a engaño. Ys III conserva una mecánica con elementos puramente RPG. Hay diálogos, hay acertijos (… por llamarlos de algún modo), hay atributos, miles de combates de acción, progreso de nivel, y decenas de objetos a encontrar. El primer objetivo para salir airosos de los combates será aprender los pormenores del salto. Este es holgado en alcance y bastante maniobrable, y aunque nos dará la impresión de ser algo errático y presentar una física bastante lastimera, su dominio es cuestión de unos pocos minutos, al igual que los numerosos golpes que podremos ejecutar. Otra novedad fue decirle adiós al bumping system: ahora seremos nosotros quienes accionaremos la espada del protagonista, algo que por otra parte no tiene ningún misterio ya que la mayor parte del tiempo basta con no soltar el botón. Tampoco ya Adol recarga su vida quedándose quieto, y tendremos que echar manos de ítems de regeneración, tanto para la vida como para el medidor de magia, gracias al cual podremos hacer uso de las características que nos otorgarán los distintos anillos de poder. El ritmo en las mazmorras es ligero y normalmente, bastante divertido. El juego nos deja subir nivel de forma sorprendentemente fácil: tan solo hay que tener cerca una zona de recuperación y un buen montón de enemigos a los que machacar. Así, en menos que canta un gallo, obtendremos un nivel con el que el juego resultará un camino de rosas… y fue aquí donde uno de mis peores presagios se cumplió. Si bien la primera mitad es pan comido, llegará un momento en el que ya no podremos subir más de nivel (en mi caso, antes de la mitad de la aventura) y será entonces, aprovechando este desequilibrio, donde el juego nos mostrará su cara más diabólica, con enemigos que serán capaces de aniquilarnos con tres o cuatro toques, y sin posibilidad de subir más nuestros atributos. Y este punto llegará antes de lo que pensamos. Cierto, se puede salvar en cualquier momento y esto, usado con cautela, nos puede facilitar las cosas. Pero un salvado en el punto equivocado de una mazmorra, con pocos recursos restantes y lejos de la salida… y ya podremos ir diciéndole adiós a terminar el juego, que no tendrá ni un gramo de piedad en este sentido. Pero no es este, ni de lejos, el punto más turbio de su jugabilidad. Porque la detección de colisiones que presenta esta versión de Super Nintendo es, sin duda y con diferencia, en los treinta años que llevo jugando a videojuegos, la peor que he visto en toda mi vida, enervante hasta el límite, torpe, aleatoria, bugueada y capaz de, por sí sola, arruinar por completo la experiencia en momentos críticos como los últimos jefes finales. Una mancha imborrable, y un lastre que pesa demasiado.
Pasando al terreno musical, la cosa mejora bastante, y casi se podría decir que es el apartado más destacado del juego, sin ser aquella octava maravilla que Yuzo Koshiro y sus compañeros crearon para las dos primeras partes. Su ausencia se nota, indudablemente, pero aun así los encargados de esta versión nos dejan un score bastante completo, que toca bastantes palos, y resulta realmente disfrutable. Y es que de nuevo estamos ante un gran contraste ante la envergadura del juego y el número de temas que lo ambientan. Más de treinta, en total, una cifra considerable que supone que prácticamente cada lugar y estancia tienen el suyo propio, y que encajan sobre todo en los momentos de acción trepidante de este RPG, también aportando algo de misterio, o algunos de esos que redireccionan la intensidad hacia momentos más sentimentales que, aunque escasos, también se dejan ver en Ys III (como la historia de Robert y su madre, y sobre todo el trágico destino de Chester). La música de los anteriores Ys tenía una clara inspiración en el Rock y el Heavy Metal, sobre todo a nivel de ritmos. Y aunque esto no es tan evidente en la tercera entrega, seguimos encontrando baterías aceleradas y potentes (posiblemente el instrumento que mejor suena de todos) y algunas partes marcadamente virtuosas. Da la impresión de que algunos temas con ideas geniales, como el de la gitana, podrían haber sido más aprovechados. No obstante, la gran mayoría de cortes se acercan o superan el minuto de duración, lo cual ya es más que aceptable, y gracias a la variedad de tesituras, y a la cantidad de efectos que se le sacaron al chip de Super Nintendo, llegan a engancharnos y a infundirnos coraje en las mazmorras. Dicho esto, reconozco que, a pesar de que es algo inusual la comparativa, la banda sonora de Mega Drive suena, en general, bastante mejor, tal vez sea porque el sonido nativo de la máquina se adapta de lujo a los oscuros y terroríficos laberintos, y su épica ochentera sale más reforzada, quedando algo escondida en la versión que nos ocupa debido a la falta de potencia sonora en los instrumentos, demasiado escondidos (como ejemplo, esos clavicordios en el Music Hall). Los tres artistas que se encargaron de la composición provienen de otras versiones del juego en distintos sistemas, mientras que en la máquina de Sega se contó nada menos que con el gran Noriyuki Iwadare. Muy poco que destacar de los efectos sonoros. El constante agitar de la espada de Adol por lo menos no se hace molesto, y otros como los impactos, los sonidos que emiten los monstruos, un derrumbe por aquí o alguna fanfarria por allá suenan opacos e indignos de una consola como esta. Tal vez los más reconocibles sean aquellos al abrir las puertas… pero es un apartado muy obviable, con cantidad y calidad escasas.
Dejando a un lado el hecho de que Ys III no aprovecha apenas la capacidad de Super Nintendo en casi ningún apartado, es un RPG al que aún le podemos sacar provecho. Su corta duración puede hacerlo idóneo para cualquier fan del género y momento, puestos a mirar los aspectos positivos, y la banda sonora posee momentos muy épicos y temas que continúan con la esencia de acción de la saga. Su historia está más o menos bien construida, ideal para avanzar sin comernos demasiado la cabeza, y su imparable ritmo ya de por sí será capaz de atraparnos rápidamente y terminarlo en un par de sesiones intensivas. Incluso se podría afirmar que, de haberse pulido el detestable y horrendo sistema de impactos, su calidad general podría haberse equiparado perfectamente a la del resto de versiones. Lamentablemente, este y otros problemas jugables hacen que entendamos por qué el port de Super Nintendo es uno de los más flojos que salieron al mercado.
- Lo Mejor Del Juego: Su ritmo no nos dejará un minuto de respiro. Su sistema de salvado y continuación es una maravilla. El personaje de Chester. Buenas melodías. La genial introducción.
- Lo Peor Del Juego: El devastador salto de dificultad. El problema en la detección de impactos lastra completamente el producto final. Es un juego que no sabe encontrar el punto de equilibrio.
----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----
La Música de este RPG
__________________________________________________________Concretamente Michiharu Hasuya, Osamu Kasai y Masaaki Harada fueron los tres artífices de coger la banda sonora original de Ys III y pasarla por el filtro del chip de Super Nintendo. Desde luego, no consiguieron exprimirlo al 100%, pero el resultado final fue bastante bueno, respetando ese feeling de acción sin límites e innovando en algunos temas con sonidos propios de la consola. La banda sonora de Ys III saldría editada varias veces en formato físico a lo largo de los años.
The boy who had wings. De ritmo medio, este tema, al igual que muchos de la banda sonora, tiene su principal atractivo en su melodía. En este caso, no tarda demasiado en saltar al oído lo trabajada que está, capaz de evocarnos gran cantidad de parajes de fantasía con ese manto épico / melancólico que la cubre. Diría que estilísticamente tiene reminiscencias de los 80s y los 70s. Las estructuras repetitivas hacia el final del corte realzan esa cualidad.
Ilvern ruins. Comienza con un bajo retumbando que será uno de sus valores principales, y rápidamente estalla la melodía que, lejos de estancarse, es tremendamente variada a lo largo del tema, y no solamente nos trae pasajes intensamente épicos, sino que además tira de cierto sabor a música clásica en algunos fragmentos. La batería suena potente y nítida, y en su primera mitad tiene unas notas que forman una base de lo más virtuosa, relajándose en la segunda mitad.
Steeling the will to fight. Estuve a punto de dejarla fuera de la selección, pero pensé que aportaría variedad rítmica. No es de las que entran a todo trapo, tiene una percusión más medida, pero aquí el fuerte lo encontramos en su melodía, sobre todo en los primeros compases, de una originalidad que la diferencia del resto. Las líneas secundarias requieren algo de atención por estar más escondidas. Sus armonías también me han gustado mucho.
Trading village of Redmont. Un tema muy Ys en esencia, pero que al mismo tiempo se desmarca de la tónica general, resultando mucho más sosegada y colorista. Su melodía es de lo mejorcito que encontraremos, aunque también se aparta de la épica general. Nos regala una cadencia mucho más luminosa y positiva, con un groove muy agradable e ideal para recorrer la ciudad con tranquilidad. Pasando su segunda repetición inicial, es donde realmente brilla su bonita y reconfortante melodía.
Ballacetine castle. Esta si que no nos puede llevar a engaño, con ese batería trepidante y ese bajo tan constante que, nota tras nota, nos llena de vigor y sensación de pura épica, un tema que por sí solo puede ser representativo del estilo musical de la serie Ys, con subidas y bajadas en sus principales líneas que le sientan como un guante a la acción en las peligrosas salas del castillo. Es la más larga del juego con diferencia, acercándose a los tres minutos que culmina con unas insistentes notas remarcando más aún su tremendo caracter batallero.
The strongest foe. Preparaos para el envite final con este cañonazo de tema cuya rabiosa percusión y frenética melodía no dejarán en paz nuestros nervios, amparadas por el delirante fondo empleado en la lucha, aquella que nos enfrentará con el maligno Galbalan. No deja de sorprendernos con sonidos que no hemos escuchado hasta el momento en el juego, desde su inquietante inicio hasta esas ráfagas sonoras que emergen desde lo más oscuro del tema en su parte final.
Ejemplares de mi colección
__________________________________________________________Ys III: Wanderers from Ys (NTSC USA)
Como ya he dicho en la review, a pesar de las muchas calamidades jugables con las que este juego nos martiriza, le he cogido cariño con el tiempo, así que durante el paso de los años me he hecho con las dos versiones en las que salió para Super Nintendo. Al volver la vista atrás, una vez más me sorprendo al ver los precios que regían antes en lo que a RPG NTSC USA se refiere. No siempre se tiene la ocasión de ver una copia tan nueva y cuidada como la que aquí os presento.
Obviando la pequeña marca / arruga que hay en la carátula, en la esquina superior izquierda, la verdad es que es alucinante ver el estado de esta caja. Cualquiera diría que es una sucia repro, pero por la textura y el brillo del cartón, no cabe duda de que es una pieza original pero, eso sí, cuidada hasta el extremo. La solapa izquierda tiene alguna marquita y los cantos algo pelados, pero la derecha parece que no se haya usado jamás, completamente nueva. En la parte trasera, muestra un pequeño rastro blanco en la parte central, y es curioso ver la lamentable calidad de las capturas que en ella aparecen.
El cartón blanco interno también podría pasar perfectamente por nuevo, ni una mínima mancha, arruga o roto, ni siquiera el más ligero color amarillento. La parte trasera brilla que da gusto. Lástima que de aquí en adelante el resto de componentes no estén, ni de lejos, en el mismo estado.
El cartucho luce bastante feo ya a simple vista. La pegatina con la portada no está mal, conserva su brillo, pero tiene alguna marca pegajosa. Pero los laterales contienen unas marcas horribles de algún adhesivo de color plateado que me ha sido imposible limpiar. La parte trasera también está bastante ruinosa. No está sucia, pero tiene un importante desgarro en el adhesivo, y bajo este, una tira de color negro pegada (posiblemente algún sistema anti-robo). Un 4/10 siendo generosos.
El manual también está en un estado bastante deteriorado en ciertas partes, como se ve en las arrugas de la parte superior delantera, las marcas de adhesivos (uno de ellos aún está pegado) y varias roturas tanto a un lado como al otro de la primera página. Además, está bastante ondulado. En su interior, teniendo esto en cuenta, está medianamente aceptable, con las últimas páginas en peor estado por dobleces, arrugas y deformaciones, pero eso sí, las imágenes están intactas, que es importante.
Una edición bastante simplona (como el propio juego en sí), que no traía posters ni ningún extra salvo los obligatorios americanos (que tampoco tengo). En este caso, me falta el protector del cartucho y la bolsita. Pero aun así, estas carencias están justificadas por el precio que pagué.
Fecha de adquisición: 12/12/2011.
Precio: 22,50.-$ (unos 19,96.-€).
Ys III: Wanderers from Ys (NTSC Jap)
Respecto a mi edición japonesa, como pieza dista de estar perfecta, pero sí está bastante completa. La adquirí en la desafortunadamente extinta Game Shop de Reus por un precio bastante razonable para tratarse de un juego con bastante tirada y que no es especialmente complicado de encontrar en esta versión que, hasta donde yo sé, no trae mapa ni ningún extra salvo los panfletos de seguridad.
En este caso sucede a la inversa. La caja está llena de marcas, tanto en la parte delantera como en los laterales, bastante mejor en la parte de atrás, donde tan solo se aprecia una ligerísima ondulación en la parte inferior. Afortunadamente, ninguna de esas marcas va más allá de la superficie, dejando las imágenes sin ningún pelado. Algúna esquina pelada y poco más. Está perfecto en cuanto a solapas.
El plástico interno se nota con mucho uso. Los cantos están un poco agrietados y con visibles marcas irreversibles en la superficie. No está roto como tal, solo algo deformado, pero todavía íntegro y cumpliendo su función.
Por delante con mejor aspecto que por detrás, el manual está algo mejor cuidado que lo descrito hasta ahora. Alguna marquita de uso en el lomo y alguna punta de hoja un tanto doblada (pero sin marca) y, por la parte trasera, varias marcas por haberlo doblado y un pequeño roto en la parte inferior apenas perceptible. En el interior no tiene ningún defecto reseñable y, si bien se nota que está usado, está mucho mejor que en el exterior.
Y dejo para el final el cartucho. ¡Pero qué gustazo ver un cartucho así! Limpísimo, brillante, con adhesivo completamente nuevo (también detrás, con la marca del número de serie), sin marcas, sin rozaduras, sin un mínimo toque en el plástico, es una auténtica maravilla que parece recién salido de fábrica a pesar de contar ya con 30 años. Si el resto de la pieza estuviera de esta guisa, multiplicaría por 4 su valor. Lástima que no tenga la bolsita...
Fecha de adquisición: Mayo de 2018.
Precio: 15.-€.
2 comentarios:
Por el momento vengo 3 de 3 ya que éste también lo jugué. Comparto gran parte del análisis, creo que es un juego divertido, sin muchas pretensiones y con varios fallos. Recuerdo uno en especial del que tuve que mirar guía y tiene que ver con la versión de SNES. Hay un escenario donde viajas a oscuras, lo cual sólo te permite ver lo más cercano que te rodea. En una parte debes tirarte e ir de inmediato hacia la izquierda, yendo así en sentido contrario a la caída. Al principio caes y sigues hacia la derecha, haciendo lo lógico y yendo por un lugar que no es la solución. El problema es que en plena caída ese pasadizo a la izquierda no se visualiza, aparte de que la caída es rápida. Es decir, lo adivinas de casualidad o luego de probar decenas de alternativas. Y es un fallo del port de SNES, ya que en otros pude apreciar que sí te muestra el pasadizo secreto de manera fugaz pero visible. Es un error importante, como los otros que has mencionado. E indudablemente es un juego que obliga al farmeo. Yo no lo suelo hacer porque considero que un juego bien diseñado te debe permitir pasártelo con el nivel que adquieres en la medida que avanzas. En este juego es de rigor entrar al nuevo escenario y farmear unos niveles. La de veces que estuve en la puerta entrando para farmear y saliendo para curar. De todos modos me divertí, los Action RPG son muy adictivos pese a que sean mediocres, como el Lagoon, que es mucho peor que éste. Buen juego para pasar el rato y descansar un poco de los extensos RPG por turnos. ¡Saludos Javi!
¡Hola de nuevo Pablo!
Lo cierto es que en gran parte de la aventura me he divertido bastante. Hay ciertos puntos en los que subir de nivel no es más que cuestión de paciencia y repetición. De hecho, si uno quiere, se puede subir al nivel máximo mucho antes de la mitad del juego, concretamente en la marabunta de aves que te invaden en cierta pantalla. Así todo va genial, pero cuando llega el punto en que no puedes subir más... ahí los enemigos son demoledores, solo se puede tirar de nervios de acero y templanza, cosa que a mí no me sobra jeje. Me dio la misma sensación que la primera parte. La curva de nivel debería prolongarse mucho más allá de los tan típicos 65535 puntos. Por supuesto, recuerdo de qué punto me estas hablando. Yo lo jugué sin guía porque algo recordaba de versiones jugadas anteriormente, y aun así di mil y una vueltas para encontrar dicho pasillo. En este punto, estamos parcialmente en desacuerdo. A mí Lagoon me pareció, sobre todo por los comentarios que siempre leí sobre él, un juego más que digno, con una banda sonora brillante (mucho más que la de YS III) y un control malo pero de nuevo mejor que el comentado. Al menos, centrándome en la versión de Super Nintendo de YS III, que es probablemente la peor de todas. Cierto respecto a los Action RPG, aunque des con alguno que no sea demasiado bueno, tienen mucha capacidad de adicción. ¡¡Un saludo!!
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