Ys IV: Mask of the Sun (Super Famicom, Action RPG)

En el ciclo Super Nintendo que todos disfrutamos aquí en 2022, traje por votación popular dos de los tres juegos de la saga Ys aparecidos en la consola. Y como no me gusta dejar las cosas a medias, hoy vengo a cubrir ese hueco entre Ys III: Wanderers from Ys e Ys V: Ushinawareta Suna no Miyako Kefin. Al contrario que el resto, Ys IV: Mask of the Sun no fue desarrollado por la propia Nihon Falcom, sino por Tonkin House, pero esto no significa que estemos ante un producto inferior. De hecho, es un RPG con el que he disfrutado muchísimo, acercándose al nivel de la quinta entrega (que como dije, para mí es la mejor en 16 bits) en lo que respecta a jugabilidad, historia, y sobre todo, música, hasta tal punto, que en tan solo tres días ha caído, y aún no logro entender porqué este capítulo ha sido objeto de críticas tan duras, sobre todo, basadas en comparaciones. Si bien es cierto que Dawn of Ys, si equivalente para PC Engine CD Rom, lo supera en muchos apartados, fueron concebidos como juegos relativamente distintos para formatos diferentes, con lo cual, no creo que sea justo equipararlos.

Mask of the Sun representa una vuelta a las raíces de la saga tras los significativos cambios que introdujo la tercera entrega. De hecho, atendiendo a su historia, se puede considerar como una continuación directa de Ys II: Ancient Ys Vanished. En esta ocasión, el apetito de nuestro Adol, siempre hambriento de nuevas aventuras, es saciado por un mensaje en una botella, una urgente petición de socorro desde la ciudad de Highland, en la región de Celceta. Al llegar a su destino, nuestro protagonista conoce la historia de los Alados, así como su relación con la tierra de Ys, una estirpe con la que los humanos libraron una cruenta batalla. Comandados por el legendario héroe Lefance, los últimos se alzaron con la victoria… y la ciudad de los Alados sucumbió, quedando como único superviviente Eldeel, quien fue puesto bajo custodia en el Santuario de la Tormenta. Ahora, tres magos, liderados por el malvado Gruda, han corrompido su alma, y despertado en él la ciega ambición de hacer resurgir la antigua ciudad, que alberga en su interior un poder colosal, capaz de reducir a escombros cualquier civilización. Por su parte, el Imperio Romun también persigue el mismo objetivo, sometiendo a los pueblos y formando alianza con los poderosos brujos. La historia avanza con fluidez, y nos engancha gracias a constantes novedades y giros de eventos, su imparable ritmo a la hora de desvelar incógnitas y crear otras nuevas impide que el interés decaiga, y los personajes son interesantes y más o menos bien desarrollados. No llega tener la profundidad emotiva de Ys V, pero en este sentido es infinitamente superior al III, y nos regala escenas de gran fuerza, como esa brutal paliza a nuestro héroe, historias de amor platónico, de muerte y resurrección, amargas memorias del pasado, o esa misión desesperada con Adol llevando a su amada en brazos, a lo que hay que añadir el regreso de varias personalidades de los dos primeros capítulos, como Dogi, Goban y Keith, así como los pueblos de Minea o Lance y sus músicas, que me han despertado grandes recuerdos. De entre las distintas versiones, la misma Falcom aseguró que este Mask of the Sun es, por decirlo así, la oficial, al ser la que con mayor fidelidad adaptó el guión trazado originalmente por la compañía. Aún así, tiene sus carencias, y es que a veces hay saltos bruscos y cosas que no quedan demasiado claras por estar pobremente explicadas, como el papel de las máscaras, o el destino y motivación de algunos personajes. Y eso que hay bastante texto para otorgar cuerpo a la historia, pero a veces no es suficiente. En este apartado es donde más se notan los recortes que sufrió por temas de espacio, aunque no fuesen tan sangrantes como en Ys V.

Volvió la añorada perspectiva cenital, y con ella, uno de los principales rasgos de identidad de la saga, pero con una dosis extra de colorido y formas, poniendo especial hincapié en el detalle de las texturas y entornos, que conforman un mundo variado, atractivo, sólido y reconocible, y que además, contiene intacta la esencia de la serie. Esperaba algo no demasiado distante de Ys III en este apartado, y lo cierto es que me he llevado una grata sorpresa con las numerosas muestras de buen hacer y la fidelidad con las que Tonkin House desarrollaron esta aventura. Los cuatro años transcurridos desde la anterior entrega se hicieron de notar, comenzando por sus ciudades, con sus caminos empedrados, sus jardines, lagos, vallas y árboles. En realidad, la gran mayoría repiten elementos con distinta distribución, salvo pequeños añadidos como el mercado de Selray. Sin embargo, hay dos lugares principales completamente originales. Uno de ellos es la exuberante ciudad de Comodo, erigida en las copas de los árboles de un espeso bosque, con su follaje, sus troncos superpuestos, sus cabañas y escaleras. El otro emplazamiento que me ha cautivado es el precioso lago y los reflejos de luz en el agua, la cascada, y la casa que habitan Gazok y su esposa. Los caminos y riscos de formas curvas, tan típicos de Ys, nos llevarán hasta todo tipo de paisajes, en ocasiones embellecidos por un plano de scroll secundario, de suave movimiento y colorido, incluyendo bonitas vistas de altura en las partes más elevadas, como las colinas o las enormes pirámides. Los recursos gráficos de los que el juego hace gala no son el súmmum de la espectacularidad, pero sí agradables y vistosos. Desde elementos animados dentro y fuera de las mazmorras (fuegos, relámpagos o arenas movedizas), reflejos y oscilaciones de luz, hasta una pequeña emulación 3D en el exterior de la Torre Iris, o el modo 7 que aparece por primera y única vez en la caída hacia el Templo Dorado. Algunos lucen algo básicos, como la lluvia sobre el bosque, pero son reconfortantes, y llegan a hacer maravillas con la ambientación. Con los interiores llegamos a una de mis partes favoritas, ya que sus decoraciones les dan un clima muy acogedor, con utensilios de cocina, alfombras, estanterías, cuadros, cortinas… pequeños rinconcitos adorables donde descansar de la acción y conversar. En materia de enemigos, como en todo Ys, los jefes finales son el punto más destacado, con un tamaño grande y diseños notables. En menor medida, esto se puede aplicar también a los monstruos comunes, con aspectos muy diversos, que evolucionan lo suficiente como para no resultar repetitivos. Alusión, por último, para la cantidad de diseños distintos de armas, armaduras, escudos y objetos del inventario, y también para las estampas anime que se muestran tanto en la introducción como en el ending.

En lo musical es donde, con total seguridad, más me ha hecho disfrutar este RPG. Su intensidad es uno de sus principales valores, y con ello, no solamente quiero hacer referencia a la gran proliferación de temas trepidantes y virtuosos que nos vamos a encontrar, santo y seña de la saga, sino también a las virtudes de algunos otros que, gracias a sus maravillosas y emotivas melodías, dejan en nosotros sensaciones muy marcadas. Posiblemente estemos ante una de las mejores bandas sonoras de cualquier entrega. Obviamente, la existencia de la versión CD en PC Engine ha hecho que, con el tiempo, esta haya quedado un tanto olvidada, pero hay que recordar que, tanto una banda sonora como otra, poseen temas propios exclusivos, y de tal categoría, que es preciso tener ambas en consideración. La evolución a nivel sonoro respecto a su antecesor, lógicamente, es enorme. Aquí, la definición de los instrumentos es mucho más notable y clara, alejándose del sonido más midi, y su diversidad consigue que los temas tengan gran capacidad para transmitir. Las marimbas, saxos, hammonds, teclados, clavicordios, armónicas, pianos, guitarras eléctricas, ocarinas… están usadas de una forma impecable, y el excelente nivel compositivo salta a la vista cuando detectamos que no solamente las líneas principales rezuman creatividad y talento, sino que también las armonías de fondo, en muchos casos, podrían funcionar por sí solas como temas independientes. Las bases rítmicas contribuyen a esa versatilidad melódica, con unos dibujos de bajo continuos y muy inspirados, y distintos tipos de percusión dependiendo de la dureza de los temas. Hay una gran diferencia de tono entre las que pertenecen a zonas de acción y pueblos, momentos de tensión o apacibles. Puestos a escoger, me quedo con estos últimos por sus melodías más elaboradas, sensibles y embriagadoras. Pero en todas ellas, sin excepción (y hablamos de casi 40), siempre nos topamos con alguna parte que nos sorprende y cautiva, ya sea en forma de vertiginosos teclados, notas moduladas, alguna pequeña fuga, desvíos tonales, escalas… tal es su altísimo promedio de excelencia y solidez. A su vez, podemos encontrar retazos de muchos estilos, desde la música clásica al rock duro, cortes con sabor oriental mezclados con partes más típicas de occidente, renacentistas, o incluso más modernas, todo ello bañado en inconfundible épica noventera. Cuanto más he avanzado en el juego, mejores me han parecido. Pocas veces se reutilizan en distintos lugares, y hasta el mismo final, no dejaremos de sorprendernos con nuevas canciones. Claro que, después de indagar en el staff que las adaptó a la consola, entendí dlaramente porqué muchas de ellas me han llegado al corazón, y es que entre los seis nombres responsables, se encuentran el de Miyoko Kobayashi y Masanori Hikishi, responsables ambos de la BSO de una obra maestra indiscutible como Terranigma, dos genios a quienes tantas sonrisas y lágrimas debo.

Hasta el momento, con todos los Ys que he terminado, he tenido, básicamente, dos tipos de experiencias: o me han hecho conocer el infierno con su desbocada dificultad (como el primero, y el tercero en su recta final), o han sido un camino de rosas (Ys V). Tan solo con el segundo, en su versión MSX2, disfruté de un reto razonablemente llevadero. Afortunadamente, esta cuarta entrega camina por ese sendero, el de ofrecer una aventura que, con paciencia y esfuerzo a la hora de subir nivel, contiene dosis de exigencia muy equitativas. En los primeros combates, eso sí, tendremos que acostumbrarnos al particular e indomable sistema de bumping, clásico de los primeros capítulos, que aquí no estuvo del todo bien implementado… aunque nada que ver con la catástrofe de su antecesor. Requiere bastante habilitad y rapidez, pero una vez le cojamos el punto, y con la experiencia al día, no nos será excesivamente complicado ir superando las mazmorras, el principal reto de Mask of the Sun, al que se unen algunos puzles y enigmas relativamente lógicos, y el hecho de que, en ocasiones (sobre todo hacia el final), tendremos que devanarnos los sesos para saber cuál es o dónde encontrar nuestro próximo destino. Las mazmorras no son demasiado extensas ni enrevesadas, puede incluso que algunas pequen de ser demasiado lineales, pero sí que son un auténtico hervidero de monstruos, que además, se regeneran tan pronto como desplazamos un centímetro el scroll de la pantalla. Esto nos puede venir de perilla si lo que buscamos es farmear como locos, pero puede resultar algo agobiante en lugares más laberínticos (allí donde hay teletransportes o recorridos con trampa). Hay algunos recursos que debemos dominar si queremos disfrutar de una dificultad compensada, a parte del nivel de experiencia. Uno de ellos es pararnos a recuperar vida siempre que podamos, algo solo posible en determinadas áreas, y otro es llevar siempre la recámara bien llena de hierbas y pociones. Guardar antes de cruzar cada puerta, también puede ser un salvavidas. Un buen equipamiento marca la diferencia, y existe la nada despreciable cifra, entre espadas, escudos y armaduras, de treinta piezas distintas a lo largo de la aventura, obtenibles tanto en las mazmorras como en las tiendas. La mecánica en estas últimas es tan extremadamente simple como limitada, otro clásico en los primeros Ys. Aquí se incorporó una gran idea, como la ocasión de mejorar algunas armas dotándolas de magia, gracias al herrero de Selray, pero tristemente esto quedó como algo poco más que anecdótico, ya que su utilidad práctica es bastante escasa. El mapeado es ciertamente enorme, así que recomiendo hacer un buen uso de las alas, para moverse entre lugares sin perder demasiado tiempo. También es conveniente no perder de vista la información en pantalla

Con Eldeel se extingue para siempre la raza de los alados, y con ellos, también sus malogrados dominios, al tiempo que Adol se despide de nosotros del mismo modo que empezó esta aventura: mirando al mar, y con su mente puesta en nuevas hazañas. Alrededor de 25 horas junto a él que se me han pasado como minutos. No tendrá el reconocimiento del III, ni el nivel técnico del V, pero Ys IV: Mask of the Sun cuenta con poderosas cualidades que hacen que su experiencia merezca muchísimo la pena. A parte de ser la versión más fiel al guión original de entre las cuatro existentes a día de hoy, y salvando algunos deslices en su narrativa y control, su historia me ha resultado apasionante, y su ritmo me ha atrapado sin remisión. Además, su banda sonora es lo mejor que he escuchado en meses, y quedará durante mucho tiempo rondando en mi cabeza. Por fin, los cinco primeros Ys ya forman parte de este blog. Por supuesto, si os apetece, me encantaría saber cuál es vuestro favorito.

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¡CUIDADO CON EST@S TIPEJ@S!

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- Lo que más me gusta: Progreso dinámico de la historia. Dificultad muy equilibrada. Personajes interesantes. Su banda sonora es excelente, colorista y tremendamente evocadora. Divertido y adictivo.

- Lo que menos me gusta: Faltó pulir bastante el sistema de ataque. Alguna misión extra o secretillo no le hubiesen venido mal. Las magias no son nada útiles. Falta definición en algunos aspectos de la trama.

----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----

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La Música de este RPG

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En los títulos desarrollados por Nihon Falcom, la composición de los temas solía correr a cargo del Falcom Sound Team J.D.K, pero en concreto, de adaptar los temas originales al chip de Super Nintendo, se encargaron Cube Corporation, un grupo con frecuencia asociado a la compañía, que también trabajó en RPG relevantes como Lunar: The Silver Star o E.V.O.: Search for Eden. La banda sonora de este Mask of the Sun es una verdadera delicia, una de esas que por sí sola justifica vivir la experiencia jugable a la que aporta sus melodías, y se ha revelado como una de mis favoritas.

The Dawn of Ys. La primera que escuchamos, durante la introducción, ya aglutina en sí misma todo el espíritu y variedad de esta cuarta entrega en el apartado musical. La épica está presente en esas melodías formadas por guitarras eléctricas y teclados de acompañamiento, y ese misterio con el que el tema abre, pero también la melancolía en sus cambios de tono, sobre todo en su parte final. Su ritmo cambiante también es representativo, con partes rápidas y otras más calmadas. En la parte central, podemos degustar también esos aires más barrocos que el juego nos va mostrando.



Beyond Reminiscence. En esta canción, los registros medievales son los protagonistas absolutos, sobre todo, por los instrumentos empleados y su corte renacentista. Su vaivén es hipnótico, y su maravillosa melodía es capaz de crearnos sensaciones vívidas a la hora de pasear por el precioso lago. Para poner fin a la primera parte, encontramos todo un homenaje sonoro a la clásica Greensleeves, pero lo que más me ha cautivado son esas subidas de tono mediante escala tan emotivas, junto a los suaves coros de acompañamiento, los violines del final, y las campanadas.



Ancient Legend. Esta es, posiblemente, la composición más original de todo el juego. Sus constantes y repentinos cambios de tonalidad le dan un aura muy especial y misteriosa, ideal para ambientar esos templos tan espirituales. Está dividida en tres partes bien diferenciadas. La primera, compuesta por bajos formando escalas y sonidos graves, con una ambientación de fondo casi etérea, pero pronto cambia hacia texturas más orientales gracias a esos xilófonos. El último tercio es quizá el más inesperado, con ritmos e instrumentos más modernos, volviendo a derrochar misterio.



Karna. La velocidad también está presente en muchos temas del juego, y aunque esta no es una de las más aceleradas, sí tiene un compás bastante rítmico. Suena durante nuestro recorrido por el interior de la catarata (por lo cual, no entiendo su título), y está plagada de detalles, como ese ritmo base entrecortado al principio, teclados, saxos y coros, pero para mí, lo mejor es esa melodía oscilante y dulzona que se repite varias veces, rompiendo la tesitura. Por el tono general, ligeramente melancólico, pero con toques alegres, me ha recordado bastante a Soleil.



Too Full With Love. Dudé bastante sobre cuál me parecía el mejor tema lento del juego, y finalmente opté por esta, que es perfecta para ambientar las escenas más entrañables del juego. Suave y apacible, no tiene percusión, y sus elementos principales son pianos y vientos. Me recuerda bastante a Terranigma, por sus notas tan emotivas y la forma de sus bajos, un auténtico bálsamo para los oídos, es uno de esos temas que va derecho al alma, y que realmente se enciende en intensidad al llegar al final, más cadenciosa y acelerada gracias a esos pequeños golpes de piano.



A Great Ordeal. Y de la calma más sosegante, pasamos a la más trepidante acción para terminar, con el tema bandera del jefe final, una verdadera gozada en todos los aspectos. Los primeros compases, dramáticos y potentes, ya transpiran peligro y tensión. Instrumentalmente, es uno de los más completos del juego, un tema que se va desarrollando a partir de trompetas, teclados y estructuras muy virtuosas, es largo y con un ritmo a toda velocidad, marcado por el doble bombo y varios solos muy intensos y enlazados. También contiene partes clásicas que le dan aires barrocos.