Valkyria Chronicles (PC, Tactical RPG)

Casi programando ya las entradas para el próximo 2022 (podéis seguir votando en la encuesta a vuestra disposición), a decir verdad Valkyria Chronicles no figuraba en la lista de RPG que tenía pensado jugar / analizar en lo que queda de año, pero se coló repentinamente en ella gracias a la recomendación de los amigos del grupo de Discord de TodoRPG, un podcast que no me he cansado de recomendar desde que lo conocí. El caso es que no suelo sentirme demasiado cómodo con juegos, digamos, más actuales (por duración, tamaño, complejidad… entre otras cosas), así que decidí acogerlo en periodo de pruebas… y para cuando me di cuenta, ya me había atrapado irremisiblemente a pesar de tratarse de una experiencia bastante distinta a todo lo que he podido jugar anteriormente. Valkyria Chronicles es RPG, es estrategia, es acción y es historia a partes casi iguales. Y sea cual sea el género por el que más te decantes, te aseguro que vas a disfrutar de lo lindo. Describir su mecánica y concepto en pocas palabras es complicado, pero por suerte, ese no es mi estilo :). Así pues, os invito a zambulliros conmigo en esta epopeya bélica y descubrir sus grandes cualidades.

Tras su cándido aspecto de colores suaves, trazos gruesos casi infantiles, un puntito de cell shading y diseños simpáticos a la vista, el juego no tarda más que unos minutos en mostrar su cara más fría, la de los horrores y calamidades de la cruda guerra. Fue esta capacidad de contraste uno de los aspectos que más me atrajo hacia él de primeras. Sentimientos muy reales, que además el juego transmite con mucha cercanía, bajo aspecto de fábula y contexto de belicismo fantástico que, sin embargo, mantiene un fino hilo que lo vincula, aunque sea de forma casi simbólica, al conflicto de la segunda guerra mundial en Europa. De hecho, el año 1935 es en el que nos sitúa su historia, aquel en el que se desatan los acontecimientos contra la pequeña nación de nuestros protagonistas, Galia. En medio de una gigantesca confrontación entre dos súper potencias mundiales, la Alianza Imperial de Europa del Este contra la Federación Atlántica, Galia es una pacífica nación que, como siempre ante cualquier enfrentamiento, se muestra neutral. Pero incluso por encima de su enclave como punto estratégico, la composición de sus tierras, ricas en el codiciado mineral Ragnite, no tardan demasiado en atraer las miradas y las garras del imperialismo. Al fin y al cabo… ¿qué podría oponer un diminuto país y su pequeño ejército a una mastodóntica potencia? Ejerciendo su pasión por la naturaleza, Welkin (el héroe principal de la historia) llega al hermoso pueblo de Bruhl. Tomado por espía al principio, difícilmente puede imaginar que, movido por su compasión hacia los demás y por su espíritu tenaz, pronto terminará regentando todo un batallón de hombres y mujeres dispuestos a dar su vida por la libertad en su lucha por frenar la invasión del imperio. Un elenco de personajes que, al tiempo que transcurre la trama, me han ido cautivando, protagonistas de una historia que en mi opinión es mucho mejor y más amplia de lo que cabría esperar en un Tactical RPG. Al mismo tiempo se nos cuenta otra parte de la historia, la referente a la leyenda de los Valkyrur, que añade el punto definitivamente fantástico, épico y trágico, y es donde tienen lugar los giros más intensos e inesperados del argumento. Porque en Valkyria Chronicles no solo existe el odio y la destrucción provocados por la guerra. También consigue aflorar siempre ese destello de humanidad que queda reflejado en algunos momentos realmente preciosos del juego, como la misericordia por un soldado enemigo moribundo o alguna que otra declaración de amor, entre otros sucesos realmente duros como la muerte de un ser muy querido o un campamento de refugiados en llamas… y os aseguro que más de uno de ellos me ha puesto un nudo en el estómago. La forma de contar la historia, mediante capítulos, es de lo más original y atractiva.

Valkyria Chronicles es un juego realmente especial por muchos motivos. Para empezar, el estilo gráfico es algo totalmente genuino, yendo más allá del tan trillado hoy en día cell shading. En esta ocasión, todo lo que aparece por pantalla lo hace dentro de un marco difuminado y con un chocante pero muy bonito filtro que logra transmitir la sensación de que todo está dibujado con lápices de colores, en lo que acertadamente se denominó como CANVAS engine. Los personajes lucen un aspecto y proporciones tirando a realistas, pero con estilo anime y sin resultar demasiado serios, lo justo para que resulten creíbles pero no cómicos en un trasfondo tan delicado. Cada uno de ellos, aparte de estar descritos con gran mimo (sus personalidades, su pasado, sus miedos y preferencias) posee una identidad y un vestuario propio que nos ayudará a empatizar con ellos (por su personalidad, Largo podría ser fácilmente mi favorito, pero también me encanta Irene, la periodista metomentodo). Igualmente, mediante un glosario, podremos leer con todo detalle la localización, características e historia de los lugares y entornos en los que combatimos o visitamos a lo largo del juego. A pesar de que algunos de ellos me han resultado demasiado estériles y oscuros (aunque en todos los casos, su arquitectura sea fabulosa) otros, especialmente las ciudadelas, creo que son de lo más deslumbrante, repletas de colorido y detalles por doquier con sus empedrados, sus ornamentos, sus construcciones (hasta se pueden ver los cuadros dentro de las casas en ruinas) que nos harán sumergirnos de lleno en el panorama, compitiendo con la tensión que se vive en el fragor del combate por acaparar nuestra atención. También nos dejan imágenes de gran belleza esas misiones a la luz de la luna con sus caminos polvorientos y su naturaleza inherente. Merece la pena echar la vista hacia arriba y disfrutar por unos segundos de ese cielo estrellado tan relajante. Lástima que no predominen más. Cada escenario posee, además de un aspecto y, podríamos decir, casi una temática única, su propia orografía y elementos bien distribuidos que aumentan exponencialmente las posibilidades de actuación durante la batalla. Otro detalle distintivo que me sorprendió desde el principio son esas onomatopeyas, esos sonidos de vehículos, armas y soldados en modo sigilo que se representan a través de letras, como si de un guiño al formato cómic se tratase. Las escenas narrativas, que abundan, nos relatan el día a día de nuestros soldados (inclusive una divertida jornada de playa) con gráficos muy lustrosos, e incluso tendremos la ocasión de disfrutar de varias escenas íntegramente realizadas en CGI para representar los sucesos más intensos y espectaculares del juego, con un estilo visual ligeramente distinto al resto.

Al igual que me llevé una gratísima sorpresa al encontrarme con Takaharu Terada y Shuntaro Tanaka entre el staff (pesos pesados en la creación del que para mí fue el mejor RPG de su generación, Skies of Arcadia), no fue menos excitante encontrar tras el trabajo de composición de la música a Hitoshi Sakimoto. Aunque en esta ocasión ha tenido que cargar todo el peso de la labor a sus espaldas, recordemos que junto a su compañero Masaharu Iwata fue responsable de algunas bandas sonoras realmente grandiosas como las de (entre otras) Ogre Battle: The March of the Black Queen o Final Fantasy Tactics y, si rebuscamos un poco más, compuso en solitario la de mi adorado, idolatrado y venerado hasta el infinito Hourai Gakuen no Bouken! para la 16 bits de Nintendo. Sin embargo, y aunque no se puede negar que tiene muchos temas remarcables y alguno memorable, no puedo decir que el score creado para Valkyria Chronicles se cuente entre mis trabajos favoritos del compositor. Contiene gran cantidad de cortes, literalmente, creados para la guerra, muy estruendosos, de clara tesitura bélica, explosivos, muy orquestados a veces… Es un conjunto que destaca por su grado de épica y por la tensión que en ocasiones sabe crear en el jugador entre la gran cantidad de marchas militares y percusiones muy rítmicas, pero también bastante limitado en muchos aspectos, sobre todo en cuanto a variedad. Aun con esto, incluso con el atracón de marchas militares, estas pueden llegar a destilar muy buenas melodías, totalmente identificables al cabo de poco tiempo. Una de ellas, tal vez la más elaborada e hímnica, es la del tema central, en la que destaca su densa instrumentación en crescendo, y que posee numerosas variaciones a lo largo de la BSO. Cada tipo de evento y entorno (batallas en la ciudad, en campo abierto, contra enemigos especiales…) tienen su propio acompañamiento distinguido, pero ya os digo que si no sois fanáticos de este tipo de ritmos guerrilleros, no os van a emocionar en exceso. Por otra parte, tampoco es raro que hagan acto de presencia, entre vientos melódicos y xilófonos coloristas, los pianos, posiblemente el instrumento que más ha conseguido cautivarme al ser protagonistas de las escenas más dramáticas, sensibles, incluso románticas. Aquí es donde, en mi opinión, la música luce con mucho más esplendor y con el inconfundible sello personal del gran Hitoshi Sakimoto. En general, gran calidad sonora y un notable trabajo instrumental, pero le falta un poquito de… alma y personalidad. Sin embargo, sí quisiera ensalzar todo lo relativo al apartado de los efectos sonoros, que convierten cada enfrentamiento en todo un espectáculo y que, incluso más que la banda sonora, contribuyen a crear un grado de tensión de auténtica película. Comentarios entre los personajes, continuos disparos por doquier, los carros armados, los movimientos en sigilo, las órdenes por radio… y casi en el punto álgido, unos actores de doblaje fantásticos que dan mucha vida a los personajes. Para terminar, no me lo negaréis: no existe nada en este juego tan gratificante como la fanfarria que nos indica que la operación ha sido un éxito.

Vamos con el meollo jugable, que es sin duda donde más chicha vamos a encontrar. En Valkyria Chronicles, tanto estrategia como acción pura y dura en primera persona predominan a partes casi iguales. Planear el combate según las instrucciones, escoger a los tipos de soldados más apropiados para la misión de entre un total de cinco clases (scouts, troopers, lanceros, francotiradores y mecánicos) y estudiar bien el mapa es preámbulo imprescindible antes de sumergirnos en el fragor de los combates. En estos, manejaremos en tiempo real a los personajes (con un control fluido y fiable) y vehículos (los tanques son una pasada, aunque su control pueda resultar muy duro), aprendiendo poco a poco sus fortalezas y debilidades. Cada uno tiene unas características bien marcadas, como armamento, rango de recorrido, resistencia o puntería. Misión a misión, se nos proponen objetivos diferentes, ya sea la aniquilación total del ejército enemigo, conquistar sus puntos estratégicos o entorpecer su avance, entre otros. Hay algunas más divertidas que otras, pero la mayoría resultan de lo más apasionante, y es que ocultarte del enemigo con sigilo para sorprenderlo por detrás, desbaratar su estrategia o avanzar agazapado bajo un enjambre de proyectiles te crea una sensación de tensión y emoción que se vive muy intensamente. Sin embargo, creo que la curva de dificultad no estuvo del todo bien diseñada, y este para mí ha sido uno de los puntos negros del juego. Progresar en armamento, experiencia, condecoraciones o habilidades es un placer siempre creciente… hasta que uno se topa con algunas misiones como la 7, 14, 17, o el enfrentamiento final, que han conseguido ponerme del hígado, básicamente porque aquí hay que emplear “estrategias trampa” que no vienen para nada a cuento con el resto del juego. Os aseguro que alguna de ellas he tenido que repetirla hasta la nausea (más cuando en ningún momento he consultado guías, ni videos, ni ninguna ayuda extra). Por suerte, solo son picos puntuales exagerados de dificultad, pero hay algo que siempre hay que tener en cuenta: mantener un buen nivel de experiencia en nuestros soldados mediante el acopio de puntos de experiencia, algo que podremos conseguir recurriendo a las pequeñas escaramuzas extra, que podemos repetir tantas veces como queramos.

Por supuesto, prefiero quedarme de lejos con las experiencias más positivas de este Valkyria Chronicles. La historia me ha gustado mucho (tanto la principal como las sub-tramas), igual que los personajes, y solo por ella ha resultado una experiencia bastante profunda y muy gratificante, al igual que gracias a su inteligente e innovadora mecánica de juego que, amparada por el sistema BLiTZ, promete una jugabilidad a prueba de balas, versátil y muy atractiva, intensa y envolvente. No se me caen los anillos al reconocer que soy bastante torpe para los Tactical RPG, y probablemente eso sea parte de la razón por la que algunas misiones me han resultado insufribles… pero es cierto el hecho de que puede llegar a ser un juego bastante descompensado en ciertos puntos. Si aun así te sientes con coraje para defender la nación de Galia ante la invasión del imperialismo en plena segunda guerra de Europa, sal de tu trinchera, corre, calcula, no pierdas los nervios, apunta y… Bang Bang, Baby!!


- Lo Mejor Del Juego: Su estilo gráfico es precioso, y muy original. Fragmentos en su trama llenos de sensibilidad. Absorbente y excitante en su mayor parte. ¡Sorpresa! ¡Vyse y Aika!

- Lo Peor Del Juego: Ciertas misiones son literalmente… desquiciantes. Inconsistencias de trama en ciertos capítulos extra. Algunas explicaciones llegan con retraso. Se me ha hecho bastante largo...

----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----

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La Música de este RPG

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Procedamos a dar un vistazo, escucha y análisis en profundidad a lo que, en mi opinión, es lo más granado de esta banda sonora compuesta por Hitoshi Sakimoto para el primer Valkyria Chronicles. En este caso, al no disponer de PlayStation 3, escogí la versión PC para analizar. La colección de temas en sí no me ha resultado tan estimulante como otros trabajos del compositor, pero hay que reconocer que en cuanto a su extensión no se puede poner ningún pero.

Main theme. El que se podría considerar el estandarte musical del juego. El inicio es algo pesado y típico, como muchos de los fragmentos de los cortes que conforman la banda sonora, pero pronto comienza a emerger su melodía principal, que es la que terminaremos reconociendo en otras variaciones. El tema va tomando fuerza gracias a la incorporación de más orquestación a cada compás y, sobre todo, unos coros sutiles pero magníficos. Lo cierto es que tiene un fuerte aire a superproducción Holliwoodiense.



Decisive battle. En este corte, las cosas se ponen serias desde el principio. Sus primeros compases llaman al peligro y a la tensión, dos cosas que terminará transmitiéndonos en pleno combate. Cada una de las partes gana en intensidad gracias a la instrumentación y el tempo empleados. Predominan las notas bajas y eso le da cierta capa de oscuridad, pero también contribuyen a ello en determinados momentos los timbales y la percusión en general.



Empty loneliness. Utilicemos este tema para hacer un alto entre tanta densidad orquestal y, de paso, dejémonos transportar y gocemos de sus exquisitas notas de piano, que en su primera aparición, reproducen parte de la melodía del tema principal pero sin llegar a los niveles de intensidad sonora de la original, enfocándola hacia una visión más triste y melancólica que sirve para acompañar a los momentos más emocionalmente destacados de la historia. Podría decir que es mi favorita.



Valkyria's awakening. Su sonido grandilocuente y estruendoso representa en sí mismo uno de los momentos más impactantes y reveladores del juego respecto a uno de los personajes. Los coros llenos de drama y heroísmo, junto al marcado compás belicista del tema pueden ocasionar, en el momento justo, que se te erice el vello, además de un impulso a tu moral para seguir adelante con esta ardua tarea. Más tarde, los coros vuelven a ser protagonistas en una versión, si cabe, más épica.



No matter the distance. Hay que destacar este tema por ser la segunda composición cantada que encontramos en el juego, además de un par de particularidades: solamente aparece en la versión japonesa (mucho mejor que el tema que se incluyó en el opening de la de PC) y es el único corte del juego en el que Sakimoto no tuvo implicación alguna. La melodía principal es tremendamente cálida y bonita, y está interpretada por la cantante japonesa Juju.