De hecho, cuando me enfrento a un juego del que apenas conozco nada, quiero que siga siendo así, quiero descubrirlo por mí mismo y por completo, hasta el final y sin referencias externas, y gozar enteramente del factor sorpresa. Y es por juegos como este por los que más me gusta este sistema personal. De heroico título, Magna Braban puede parecer a simple vista, por su caja o su pantalla de inicio, el clásico juego de espada y magia en clave japonesa, que reúne muchos de los clichés del género y que no se anda por las ramas a la hora de sumergirnos en una historia sin alardes. Y en realidad, esto es así, aunque solo parcialmente. Porque más allá de una odisea en la que un aguerrido caballero debe salvar el mundo de las garras de un maligno demonio, este título ostenta un sentido del humor que ataca fuerte desde el principio, tan bien trazado (y tan hilarantemente oriental) que se convierte a veces en una sucesión de gags que me han arrancado más de una carcajada espontanea, y que han conseguido que, poco a poco, mi cariño hacia el juego haya ido aumentando progresivamente. Y según mi manera de ver las cosas, eso ya es un paso de gigante para poder considerarlo un buen RPG. No hay más que echarle un ojo al resumen de la historia. En el mundo de Magna Braban, todos los continentes han sido asolados por la fuerza y tiranía de un terrible monstruo llamado King Demon. Todos, menos aquel en que nuestro protagonista, un muchacho normal y corriente, vive su vida despreocupado. Pero eso cambia el día en que se lanza a cumplir su sueño, convertirse en un poderoso caballero como aquel que le salvó la vida cuando era niño. Su competición en un gran torneo no dura demasiado, pero entonces, por la pura casualidad de los acontecimientos, el rey le confunde, junto a dos de sus compañeros de torneo, con un fornido luchador superviviente del reciente ataque, y los nombra oficialmente parte del escuadrón de defensa contra el Rey Demonio. Y así, dejando tan titánica responsabilidad a unos principiantes que no han sido capaces de superar ni un solo combate en el torneo, empieza esta cómica pero también épica historia de luchas, amistad, malévolos planes, amor, y cambios de personalidades. Una historia en la que, además, no he encontrado partes lentas de esas que desinflan el conjunto, sino un ritmo muy constante y dinámico, que si bien al principio se basa en acometer pequeñas misiones, pronto se enfoca en un hilo central, en el que irán entrando cantidad de elementos y personajes que le irán dando un color cada vez más bonito y luminoso, desde un traicionero mago o una travesía en barco hasta una adorable historia de amor, principios y realización personal.
El objetivo central, básico y obvio como es acabar con la maldad del villano, se va complementando con sucesivas historias secundarias, pequeñas, pero que van aportando más cuerpo, al mismo tiempo que también conocemos más sobre nuestros personajes. Con el avance, dispondremos de la ayuda de un total de 8 luchadores, cada uno con sus propios atributos y especialidades (magos, guerreros, sanadores, samuráis…). Será la historia la que dicte de quiénes podemos disponer en cada momento, pero esto nos lleva a vivir unos cuantos cambios de formación y distintos motivos para ello: secuestros, disputas y algún que otro momento bastante emotivo entre los mismos protagonistas, sus sentimientos, sus conversaciones personales… son estos instantes en donde el juego deja a un lado su potente humor para adentrarse en el drama o el romanticismo, situaciones que, como veremos, sabe conjugar muy bien. La trama sí crea escenas cálidas y entrañables, pero los textos de los habitantes de los pueblos apenas tienen relevancia o aportan pistas. Tampoco es algo que sea determinante, ya que Magna Braban no nos pone complejas trabas o acertijos para avanzar. En realidad, salvo algunas partes como la aventura en solitario de Alex o algún que otro laberinto bastante retorcido, la dificultad resulta suave… y personalmente esto ha sido un alivio tras los últimos juegos que he analizado, como Buck Rogers, Final Fantasy Tactics o Ys I, que me han hecho sudar sangre. Aquí se trata simplemente de seguir la trama y avanzar por mazmorras y grandes páramos, lo cual no significa que el juego sea del todo lineal, ya que tenemos una gran extensión de terreno por explorar, y normalmente hay más de un lugar al que podemos acceder. Los enemigos aparecen de forma (muy) aleatoria en el mapa general y en las zonas de lucha, y es en el enfrentamiento con ellos donde radica el principal valor diferencial del juego, que seguramente no será del gusto de todos, pero a mí me ha parecido un sistema cómodo y bien llevado. Las batallas son automáticas. Sí, automáticas, pero seremos nosotros los que debamos configurar la estrategia de cada uno de los personajes. Ya sea en modo lucha o en modo magia, deberemos asignar en cada uno de los slots las técnicas que más se adapten a nuestra forma de combatir, a cada enemigo o situación. Puede parecer demasiado simple, pero existe una gran cantidad de combinaciones al tiempo que nuestros héroes siguen aprendiendo nuevas técnicas al subir de nivel, y que no limitarán los combates solo a mirar cómo se machacan unos contra otros. A esto podemos añadirle diversos objetos curativos u ofensivos. Como digo, cada personaje es distinto en sus habilidades: hay algunos realmente arrolladores y otros un tanto pazguatos, pero en general están bastante equilibrados.
Dejando a un lado su simpática historia y su afilado sentido del humor japonés, creo que el apartado audiovisual también merece unos cuantos halagos. El mundo de Magna Braban es colorista y vivo, amplio y variado, pasando por distintas zonas, el campo, el desierto, parajes helados o lugares de pura imaginación como el reino de los champiñones, cuya amplitud de tonalidades me ha encantado y me ha recordado a Matango (Secret of Mana). Y no solamente por su estilo o por el empleo de la paleta de color. Encontraremos mucho encanto, por ejemplo, en la cabaña de la bruja o el sinuoso cementerio lleno de almas errantes, uno de mis lugares favoritos del juego por su exquisita ambientación, sus ruinas y sus lápidas oscurecidas por uno de los tantos filtros que el juego emplea para dar más consistencia y originalidad a los escenarios. También los encontramos en algunas grutas y bosques, y son verdaderamente vistosos: me traen a la mente al maravilloso Equinox por sus degradados y tonalidades. El juego no se muestra demasiado espléndido en cuanto a efectos gráficos especiales, pero sí nos regala de vez en cuando algo especial. Y aun sin ellos, creo que en general es muy agradable a la vista. Prácticamente cada pueblo tiene una personalidad distinta. La bulliciosa Orleans y sus grandes tejados rojos, las casas / cueva de los enanos al otro lado del océano o las paredes empedradas de Noritelio (con algunas atrevidas referencias a la cultura islámica) elevan nuestras ganas de descubrir más. Las construcciones grandes suelen estar muy trabajadas, ahí tenemos el interior de la pirámide, las murallas de los castillos con emblemas y gárgolas, pero también los hogares, con sus utensilios o las calles de los pueblos, con sus estatuas, fuentes, establos… En ningún caso da sensación de que falte algo, y eso que su puesta en escena da una gran sensación de amplitud, pero nunca de vacío. El exuberante colorido de Mushtown, las hermosas vistas desde la torre de los magos o el efecto del movimiento de las aguas al navegar compiten en belleza con la que es sin duda la ciudad más bonita del juego: Elfland, construida sobre árboles a distintas alturas con un fondo y vistas de fábula. Pero si hablamos de espectacularidad visual, creo que las batallas se pueden llevan la palma. Durante su transcurso, descubrimos unos diseños fantásticos de todos y cada uno de los personajes, un tamaño más que aceptable y unas animaciones que no se cansa uno de ver. La perspectiva isométrica pone el resto (que además, podemos desplazar con los botones L y R), creando unos escenarios acordes a cada zona, lustrosos, coloristas y con un diseño gráfico bastante avanzado en cuanto a detalles y sombreados. Ya que disputaremos centenares de peleas… ¡qué menos!
El verdadero artífice de la banda sonora fue Tenpei Sato (con la asistencia de Tetsuya Sato), cuyo nombre se puede asociar a cantidad de RPG tanto para consola (con sus trabajos anteriores en Shinseiki Odysseria o Gdleen, el primer RPG japonés que salió en Super Famicom) como de ordenador (Emerald Dragon, Exile o el Tactical Bible Master 2). Puede que la de Magna Braban sea una de sus creaciones más oscuras y desconocidas, pero me gustaría aprovechar para reivindicar lo que fue un trabajo bien hecho, con variedad y dosis de creatividad. Curiosamente en Magna Braban no predominan los clásicos cortes de esencia épica y medieval tan manidos en este tipo de aventuras. El gran sentido del humor presente en la mayor parte del juego se plasma también en la banda sonora, y allá donde pisemos un pueblo, siempre encontraremos en su acompañamiento ese toquecito de buenas vibraciones. Visitando Orleans descubriremos una música enormemente festiva que nos alegrará los oídos, o incluso más cómicas resultan las de los pueblos de enanos, con ese componente cercano a la polka tan asociado. En cuanto a la representación de instrumentos, hay algunos que suenan magníficamente, sobre todo las marimbas (empleadas en varias canciones) y otros no tanto, como las guitarras eléctricas, que sin embargo también forman parte de algunos de los mejores temas, como el que nos acompaña en algunas batallas de mayor altura. También a destacar, incluso dentro de su cadencia ambiental, esa facción de composiciones con un talante más misterioso, sobre todo en oscuros bosques y templos malditos, que lograrán envolvernos (escuchad por ejemplo la de los desiertos, con un estilo deliciosamente árabe). Con todo, la banda sonora es capaz de tocar prácticamente todos los palos, no olvidándose tampoco de los momentos en los que las emociones de los personajes entran en juego. Aquí destacan la llamada Song of Sadness, de correcta duración y buen gusto, y sobre todo aquella que nace del cristal de nuestro héroe, que se convertirá casi en un estandarte musical del juego a la hora de poner el broche a las escenas más conmovedoras. Falta algo que despunte, alguna melodía que realmente nos enamore del todo, pero entre sus más de 25 podemos encontrar para casi todos los gustos. La cantidad de efectos de sonido no está del todo mal, aunque la mayoría de ellos se concentra en las batallas, con golpes e invocaciones, ofreciendo contrastes. Si algunos suenan bastante contundentes, muchos otros recuerdan a consolas de pasadas generaciones. Algunos gags también los emplean para darles mayor consistencia.
Uno de los mayores logros de este Magna Braban: Henreki no Yuusha es el hecho de ponernos en la piel de un joven convencional y no de un héroe legendario. Gracias a esa empatía que crea, y acrecentada por las simpáticas melodías y el notable sentido del humor disperso por toda la aventura, logrará poco a poco atraer nuestro cariño. Es un juego sencillo, muy orientado a la historia, pero con algunas particularidades que pueden dividir la opinión del jugador, sobre todo en lo referente al sistema de batallas. En mi caso, es algo que definitivamente entra dentro del saco de las virtudes, que no son pocas. Me ha hecho reír mucho y pasar algunos momentos muy agradables y únicos (la historia con el rey de Mushtown es sencillamente genial) junto a unos gráficos bien tratados, alegres y repletos de color. Cuando veo listas de RPG de Super Nintendo, me sorprende que figuren títulos bastante normalitos como The 7th Saga y no ver ni rastro de otros tan interesantes como este.
- Lo Mejor Del Juego: Su ritmo es fluido y adictivo. El diseño de algunos gráficos y personajes. Me encanta su gran sentido del humor. Dificultad para todos los públicos. Te conquista rápidamente.
- Lo Peor Del Juego: Comprar a ciegas es un rollo a veces. Los boss son poco espectaculares. Pocas opciones de menú. Las subidas de nivel no repercuten demasiado en cuanto a los atributos.
----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----
La Música de este RPG
__________________________________________________________Un guerrero oriental navega en solitario, dejando atrás su devastada tierra en busca de venganza para con quien cometió semejante atrocidad. El inicio del juego nos puede llevar en parte a engaño, y pensar que solamente estamos ante una historia épica de caballería, pero en Magna Braban predomina de forma muy patente un sentido del humor que nos hará soltar más de una carcajada. En su música, dicho humor queda también constante, como se aprecia en alguno de los siguientes temas:
Mushroom kingdom. Será una de las primeras piezas realmente divertidas que escuchemos, camuflada con inteligencia en uno de los pueblos más simpáticos y coloristas del juego: Mushtown, en donde los champiñones viven su existencia más allá de los profundos bosques. También aquí viviremos secuencias realmente desternillantes. Cuando en el análisis asocié este lugar con Secret of Mana no lo hice solamente por sus habitantes, sino también por su música. ¡Decidme que no os recuerda al trabajo de H. Kikuta!
Big trouble. Una composición aguerrida y, sobre todo, totalmente rockera. Es la que más utiliza las guitarras eléctricas, aunque su sonido no sea demasiado fidedigno. Sin embargo, la percusión sí que suena bien, bastante contundente, y le imprime un sonido bastante duro y potente al conjunto, además de incluir teclados que no hacen sino aumentar su virtuosismo. Para las peleas es ideal, ya que nos pondrá en alerta hasta llegar a la última parte, con unos solos bastante rápidos.
Exciting city. Excitante, concurrida... ¡y muy festiva! Así es la ciudad de Orleans, la primera en la que escuchamos esta melodía (debido a su carácter alborotado... ¿habrán utilizado la ciudad real de Orleans como referencia?). Sea como sea, es una de mis favoritas de todo el juego, se te pega al oído de forma casi inmediata y es enormemente alegre y jubilosa. Me recuerda a alguna que suena en Grandia II del mismo estilo. Cuando irrumpen esos tambores al principio, sabes que no vas a poder parar de escucharla.
Getting drunk. Vaya por delante, y ya lo he dicho en más de una ocasión, que me encantan este tipo de temas, tan fácilmente asociables a cualquier antro de bebedores, lleno de humo y conversaciones disparatadas. Crea un ambiente genial, aunque no se deja escuchar demasiado por desgracia. Y es que a nuestro grupo le va aquello de empinar el codo, y posiblemente esa sea una de las muchas razones por las que el juego nunca cruzó las fronteras japonesas. Ojo con sus líneas de bajo, de lo más interesante que nos ofrece.
Singing crystal. La joya que ha pasado de generación en generación, y que la madre del protagonista le regala para que le traiga suerte en su viaje, es un objeto enigmático, que en momentos clave emite una dulce y fantástica melodía como la que podéis escuchar a continuación. Esta marcará alguna de las escenas más bonitas, emocionalmente hablando, del juego. Curiosamente, existe una variación compuesta a base de piano entre otros instrumentos, que suena sobre todo en el último tramo de la aventura.
4 comentarios:
Javi, ya estoy con el Magna. Muy bueno tu análisis. Describe perfectamente lo que se esconde detrás de esta pequeña (gran) obra.
Tras unas cuantas horas, voy por la ciudad de Soleil, me está pareciendo genial, muy gratas impresiones, un juego que apuesta por la sencillez, tanto a nivel narrativo como jugable, y destila diversión.
Igual que a ti, me gusta mucho su humor, caballeros que van a salvar el reino de un demonio malvado desde el minuto uno, coña marinera jaja...el protagonista y la elfa, cuando le quitan trozos al rey Seta, la pelea entre los protagonistas en el bar de Soleil, cuando elevan sus emblemas de caballeros, etc. Todas las burlas a nuestra particular tropa de "elite" en cada ciudad, todo desprende buena vibra y me estoy riendo mucho jaja
Me recuerda un poco a los Lunar.
El sistema de combates me pareció caótico al principio, no tener casi control, pero después coincido contigo, es muy cómodo, marcas la estrategia y a funcionar, que se muevan ellos.
Aunque tiene fallos, no controlas nada, nuestra IA es mejorable, no se ve el daño que hacemos...
Otro aspecto que me está sorprendiendo son sus gráficos, verdaderamente notables en ciudades e interiores, con gran cromatismo y definición, me encantan las arboledas tan bien dibujadas y las casas de madera, los tejados rojizos de Orleans, pero sin embargo, los sprites son algo borrosos y con un pobre diseño. No entiendo la propuesta, pero vale...¡buen apartado para 1994! Que ganas de ver Elfland. Y lo del rey de Mushtown que comentas.
¿La dificultad te pareció suave? A mí me está obligando a farmear bastante, y cuesta subir de nivel y equipamiento
Te seguiré contando, pero estoy disfrutando muchísimo con el 😉
¡Hola Jose! Disculpa la tardanza en contestar, acabo de volver de 4 días de festival a pleno rendimiento.
Muchísimas gracias, me alegro de haber sabido transmitirlo. Vuelves a estar en racha "jugable", qué pasada. La verdad es que al ser un juego algo más "estándar" que los últimos que has jugado, no sabía exactamente si te gustaría realmente, pero ya veo que sí. Otra alegría por mi parte.
Afortunadamente esa sencillez general va acompañada por su punto fuerte, el gran sentido del humor que contiene (quiero pensar que la traducción es fiel a los textos originales). Cuando un juego, a parte de ser épico, y tener un buen apartado técnico y jugable, me hace reír tanto, automáticamente queda envuelto en unas sensaciones muy poderosas y casi incomparables a otros. Es precisamente por eso que amo juegos como Hourai Gakuen no Bouken, la saga Mother, Lunar: Sanposuru Gakuen... porque los recuerdo con una sonrisa por el cariño y diversión que emanan.
En este caso, ya veo que también te ha llegado a ti, su sentido del humor es tronchante, lleno de gags, personajes inverosímiles, situaciones tan hilarantes como absurdas (aquella en que, después de muchísimo esfuerzo, consigues el ¿elixir? de la bruja para terminar... de aquella manera... me mató, la recordaré siempre, entre muchas otras como las que mencionas)
Al igual que esta es su principal arma, el tema de los combates se me antojó algo incompleto. Incluso con el mismo sistema, podrían haberles sacado más partido. La cosa es que, cuando te acostumbras, no están nada mal, pero sí se llegan a hacer algo pesadetes.
Cierto, gráficamente tampoco es un pepinazo, tiene claroscuros contrastados. Sobre todo me encantaron algunas zonas en que se tiraba de mucho colorido, llegándome a recordar alguna (igual es cosa mía) a Secret of Mana, pero ahora que lo dices, también le podría ver algún símil con los primeros Lunar.
¡Pues sí! La verdad es que no me dio demasiado quebradero. Como lo de farmear compulsivamente ya lo hago de normal, se ve que le cogí el punto a la curva de dificultad, salvando los inicios (hasta que te haces al sistema de combates) y en alguna parte hacia el final que, si no recuerdo mal, sí me dieron quehacer.
¡Pues de lujo, Jose! Sigue disfrutando de él y me cuentas más cuando quieras. ¡Un saludo!
Bueno Javi! Termine el Magna :))) Muy buen RPG.
A ver cómo acabo de comentarlo, he confirmado hasta el final lo que me parecen sus puntos fuertes, el ritmo jugable, los combates automáticos (coincido contigo en que no lo terminaron de aprovechar), el carisma de los personajes, y ese sentido del humor que mencionas. Aunque el humor está mucho mas presente en la primera mitad, porque desde el viaje en barco se pone algo más serio, es claramente su seña de identidad.
Muy bueno lo del elixir de la bruja, con ese giro de argumento con el mago que nos va a hacer la poción...y el cabronazo...tiene otros planes jaja
Y al final técnicamente me ha parecido muy notable, ciudades e interiores de casas tienen un diseño cuidadísimo. Me ha sorprendido la variedad de las ciudades, destacando Elfland, con casitas de madera, tejados a 2 aguas, lianas, vegetación y los fondos aéreos.
Y la soundtrack es muy destacable también, ya he leído el historial del tal Tenpei Sato, muy buen trabajo aquí.
De los puntos muy flojos: no se puede explorar nada en los escenarios, pero NADA!! y en un rpg tienes que dejar explorar y encontrar tesoros, leer bibliotecas, objetos, etc Eso no me gusta nada.
Los menús son muy arcaicos en las tiendas, no ves en que te mejora algo.
El diseño de los dungeons es bastante simple, no hay cofres, no hay trampas, botones activadores, nada, solo una entrada y una salida.
Nada tío, te juro que es el juego que más me ha hecho farmear en años, a cada zona, salto bruto de dificultad de los enemigos, y nuevo armamento a precio prohibitivo, que desemboca en tener que echar cientos y cientos de combates duros y largos.
El final me ha parecido muy emotivo, resaltando valores como la amistad, el amor, la justicia, y ese colgante de su madre que el prota da a la chica...muy majos todos.
En fin, entrañable título que me llevo en el recuerdo, otro descubrimiento estupendo que me haces, lo tengo el 11 en mi Top de JRPG de Súper Famicom, ahí es nada!
Me voy de vacaciones en breve pero igual juego algo rápido, ¿qué opinas del Marvelous: Another Treasure Island?
Abrazo Javi! Qué bien ese atracón de festivales, te lo tienes que estar pasando genial. (Cuál ha sido el de Leyendas del rock?)
¡Buenas, Jose! Gracias por la culminación / segunda parte de tu análisis. Me mola que me lo cuentes de esta forma, tus observaciones iniciales, y tus conclusiones finales.
En este caso, y yendo en ese orden, es un juego que evoluciona poco, en el sentido de que lo que descubres en sus primeras horas es lo que vas a encontrarte más o menos en el final, no hay cambios bruscos en su mecánica (obviamente, sí en su argumento), pero ahora que lo dices, sí recuerdo que a partir de su mitad se volvía más enfocado al drama que al humor. También es algo que mola, por aquello del contraste, aunque eclipsa un poco uno de sus puntos fuertes, que es el sentido del humor.
Gráficamente ofrece más de lo que parece en un primer momento, sin emplear recursos Top de la consola ni deshacerse en efectos especiales, todo es muy bonito, colorido, y está bien diseñado, no hay sprites enormes que digamos, pero al final todo tiene su personalidad y encanto. Sabía que te gustaría Elfland, es el área más distinta del juego (o una de ellas).
Efectivamente, Tenpei Sato tiene un currículum impresionante, una cantidad inmensa de bandas sonoras en su haber. Esta puede que no sea de las más recordadas o valoradas, pero a mí me dejó muy buen sabor de boca, de vez en cuando todavía me pongo algún temilla.
De los aspectos negativos que comentas, la verdad es no recordaba lo de su pobre capacidad de exploración. Sí recuerdo patear mucho, pero no ir en búsqueda de objetos, precisamente. De lo que sí me acuerdo es de la simpleza de los laberintos (aunque algunos eran un poco enrevesados, ¿no?), poco que ofrecer.
Pero lo que me sorprende un montón es lo que comentamos en el anterior mensaje, el tema de los saltos de dificultad, fíjate, que no es algo que para nada se me haya quedado en la memoria, tal vez simplemente lo he olvidado, pero si hubiese sufrido mucho, esas cosas mi mente las recuerda bastante jeje. Y seguro que no has hecho nada mal, porque la mecánica de los combates es sencillita también. Tomo nota por si algún día lo rejuego. Pero de haberlo pasado mal, o haber tenido que farmear más de lo normal, lo habría dejado aquí plasmado ¿?¿?
Ohhh, ese final, sí señor :D. Recuerdo mucho esa imagen cuando el protagonista le entrega a la muchacha el colgante, y sobre todo, esa musiquilla tan melancólica que suena. Son imágenes y momentos que se me quedaron bien marcados. Top 11, wew!! Pues nada mal, ¿no? ¡Ya es, que tampoco has jugado a pocos, que digamos!
Disfruta muchísimo de tus vacaciones, y exprímelas hasta el último minuto. Si juegas algo y te apetece, cuéntamelo. El Marvelous, la verdad, no lo he jugado, tiene traducción desde hace unos pocos años, pero ahí sigue, en lista ;). Gracias tío, efectivamente, este último festival ha sido el Leyendas del Rock, muy cerquita de casa, además.
¡Un saludo!
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