Romancing Saga adquirió una envergadura, ya en su fase de planificación, que tenía pocos precedentes en el mundo de los RPG, especialmente si atendemos al ámbito de las consolas, y teniendo en cuenta que hablamos de un juego de la primera hornada del género en Super Famicom. Las nuevas capacidades y recursos de la consola respecto a la Game Boy, y la inquieta mente de Akitoshi Kawazu, propiciaron múltiples cambios en el esquema que, hasta aquel momento, había seguido la saga. Ya desde inicio, el planteamiento fue más ambicioso que nunca. El cambio más sustancial y rompedor fue plantear la mecánica apoyándose en un concepto sobradamente integrado en estos juegos a día de hoy, pero no tan conocido en 1991 (especialmente en los RPG japoneses) como es el mundo abierto. Y no me refiero a ofrecerlo al jugador a partir de cierto punto de la historia, como ocurre en otros J-RPG de 16 bits, sino desde el mismo principio de la aventura, y además, con un matiz: en Romancing Saga podremos escoger entre ocho personajes distintos, y cada uno cuenta con un pequeño arco de introducción, que puede durar desde unos minutos (Bárbara la artista o Gray el aventurero) a unas cuantas horas (Albert el príncipe o Sif la guerrera), y que nos ponen en contexto sobre las motivaciones y las circunstancias que llevan a cada uno de ellos a embarcarse en esta odisea. Sin embargo, superada estas, digamos, intros jugables, todas ellas convergen en un núcleo argumental común a todos los protagonistas: la cruzada contra el dios Saurin y contra las fuerzas del mal que planean despertarlo de su letargo. Mil años atrás, una cruenta batalla enfrentó al dios Elore (el maestro de todos ellos) con los tres hermanos Shirach, Death y el mismo Saurin, dioses insurrectos que, en su ambición por desafiar a su señor, crearon un ejército de vio-lentos monstruos que rápidamente sembraron el caos entre la raza humana. Elore consiguió derrotar a dos de los her-manos, pero el orgulloso Saurin no dio su brazo a torcer. Con el fin de sellar su espíritu para siempre, creó diez gemas mágicas, conocidas como las piedras del destino, y encomendó al héroe legendario, Mirsa, la misión de someter a Saurin a un cautiverio eterno, algo que logró con la ayuda de los cuatro reyes celestiales y con el sacrificio de su propia vida. En ese momento, las diez piedras fueron esparcidas por el mundo. Pero desde las sombras… las huestes diabólicas de Saurin se reagrupaban poco a poco, emergiendo de entre la oscuridad para devolver a su dios la gloria de antaño. El mundo necesitaba de otro héroe, que volviese a reunir las gemas sagradas y pusiera fin, definitivamente, a la amenaza que se cernía de nuevo sobre el mundo.
Que no os lleven a engaño esos dibujos manga y esos cinco planos de scroll durante la narración de la historia, porque definitivamente el aspecto gráfico no es lo que conseguirá que nos quedemos en el mundo de Romancing Saga. Este hace un uso mínimo de las capacidades de la consola, aunque también es cierto que, dado el tamaño de la aventura, poco más se pudo hacer con los 8Mb del cartucho. Lo primero que salta a la vista (aunque dicho así, quede irónico) es el diminuto tamaño de los sprites de los protagonistas y NPC, que se acercan más a la generación anterior que a la de los 16 bits, salvando el lúcido colorido. Sin embargo, en sus diseños ya aprecian más pinceladas de calidad, que mejoran notablemente cuando los vemos representados en las batallas, esos atuendos que les dan gran carisma, y en la cantidad de colores que se concentran en sprites tan reducidos. Aquí es donde uno se fija realmente en el meticuloso trabajo surgido de la colaboración entre las artistas Tomomi Kobayashi y Kazuko Shibuya (dibujo y pixelación respectivamente). Existe cierta variedad en los lugares que visitaremos, en cantidad y aspecto, y si bien ninguno destaca por poseer grandes alicientes visuales, ni uso de técnicas especiales, como el modo 7, transparencias, rutinas de filtros, etc., si hilamos fino y asimilamos el nivel general del juego, podemos disfrutar de pequeños detalles llamativos, poco sofisticados pero con ingeniosamente plasmados, como la hierba meciéndose con el viento en las campiñas, las huellas en la nieve o la arena, esas paredes que parecen derretirse en Monte Tomae o el efecto del fluir del mar tras el altar de Nisa. También encontraremos algún templo de gran tamaño, o lugares no tan habituales en los RPG, como las cloacas de ciertas ciudades. Son de agradecer, en estas últimas, esas diferencias en las superficies del suelo y tonalidades, o el cambio en el estilo de las construcciones y decorados según en qué zona se encuentren (las casas de piedra del norte, las cabañas y terrenos más accidentados en latitudes más tropicales…), porque más nos vale llegar a diferenciarlas perfectamente. Las mazmorras son muy planas y repetitivas, tan solo algunos detalles ‘orgánicos’ o adornos muy puntuales, como alfombras, columnas, o algunas partes en el exterior, les dan un toque distintivo. Sin secuencias o ilustraciones, ni magias espectaculares, ni más extras que nos puedan sorprender, queda destacar también el diseño de algunos enemigos (sobre todo, de los jefes), con una buena coloración y aspecto original. Pero muy atentos a la batalla con el final boss, porque su sprite, el escenario y el paso del día plasmado en él, será lo más bonito que veremos en todo el cartucho.
Pero realmente ¿qué es lo que hizo tan genuino y fascinante a este Romancing Saga? Nombrar al creador de la saga (además de diseñador jefe y guionista), Akitoshi Kawazu, se hace imprescindible llegados a este punto. Un genio inconformista que ya mostró su talento innovador diseñando el sistema de batallas en Final Fantasy II. Con cada juego de SaGa, ha ido siempre un paso más allá, y en esta ocasión, quiso establecer una mecánica totalmente rompedora para lo que se llevaba en el JRPG tradicional, un mundo completamente abierto desde el primer paso, en el que nosotros mismos, sin ningún tipo de guía u orden preestablecido, deberemos ir activando misiones. Para ello, es fundamental la comunicación con los habitantes de los pueblos, e ir desbloqueando así nuevos lugares, personajes o eventos. Gracias a este sistema, la historia puede ir evolucionando de distintas formas, decidiendo nosotros el devenir de los acontecimientos. Los lugares siempre serán los mismos, pero los diálogos se modifican, los protagonistas cambian de lugar, y dependiendo del momento en el tiempo en que hablemos con alguno de los personajes relevantes, podremos alcanzar el objetivo de modos distintos, aunque siempre con una misma meta final, destruir a Saurin. Sin embargo, el juego posee otro limitador clave: el llamado Battle Rank, que a su vez, determina el Event Rank. La mayoría de misiones se activan o dejan de estar disponibles según el número de combates que llevemos disputados: es lo que marca el paso del tiempo en Romancing Saga. En otras palabras, el juego recompensa esquivar tantos combates como sea posible para poder acceder a todas las misiones, algo contraproducente para el oro y la experiencia que ganamos… y aun así, hay misiones a las que es prácticamente imposible acceder, dependiendo de quién sea nuestro protagonista. Para colmo, sortear los enemigos es una tarea enervante, y extremadamente difícil, ya que a pesar de que estos son visibles, a veces el juego se asemeja a un Gauntlet por las marabuntas que nos echa encima… y no son precisamente tontos a la hora de perseguirnos. La dificultad del juego es tremendamente desquiciante en muchas de las etapas, con unos saltos abruptos que nos pueden dejar patidifusos. El progreso de los héroes es similar a lo visto en anteriores juegos de la serie, según el uso de sus habilidades, y no hay nivel de experiencia, tan solo de atributos independientes. También progresan las armas, cada una con cinco niveles de técnicas de ataque. Y en cuanto a los enemigos, se adaptan a nuestro crecimiento, y no a las zonas que visitemos, algo que se mantendría en posteriores entregas. Por una parte, esto equilibra el juego y hará que nunca sea un camino de rosas, pero por otra, los jefes finales sí mantienen un nivel fijo, y si nos enfrentamos a ellos demasiado pronto, puede suponer una masacre, y lo que es peor, la imposibilidad de anular la misión.
Las de Final Fantasy Legends II (SaGa II) y Mystic Quest (Seiken Densetsu), especialmente en este último caso, son dos de las mejores bandas sonoras que existen para la Game Boy clásica, y todo ello se lo debemos a un hombre, un pilar fundamental para la serie cuyo cuarto título nos ocupa hoy. Su talento dejó huella rápidamente, creando temas con mucho sello personal que se inclinaban hacia la épica más deslumbrante en cada nota que salía de su mente. De su trabajo en Romancing Saga no se puede empezar a hablar de otro modo que no sea citando los ocho temas que compuso para los respectivos protagonistas del juego, sin duda, highlights indiscutibles de la banda sonora, y es que fue en ellos en donde mejor plasmó sus extraordinarias cualidades compositivas. De hecho, os confieso que finalmente me decidí por la aventura de Albert por esa increíble y deliciosa canción que le acompaña, pero cualquiera de las ocho le va como anillo al dedo a cada personaje, desde la más divertida (Jamil), la más mística (Claudia), o la composición más étnica (Bárbara). En las ciudades será donde más protagonismo tendrán, aunque hay algunas como Melvir o Crystal City que cuentan con sus propios trasfondos musicales, sosegados, notas alargadas y distanciadas ciertamente relajantes, tanto como las que suenan al navegar o, en una tesitura muy distinta, aquella del bosque laberíntico que es pura espiritualidad. En general, y salvando algunos desvíos estilísticos concretos, ciertos cortes más etéreos, o los acompañamientos sombríos y lacrimógenos para esos momentos más sentimentales (que son muy escasos, pero existen), la épica es sin duda el sentimiento clave dominante en este conjunto de melodías, al igual que sucedió con los otros cinco primeros capítulos de la serie. Ese sabor aventurero, medieval, bélico y espectacular está presente en un gran porcentaje de los temas, que además, y afortunadamente, también ostentan unas buenísimas melodías que merece la pena escuchar, que no llegan a ser cargantes por su decente duración, y que rápidamente asimilaremos gracias a su latente personalidad. En cuanto a sonido son flojillas, bastante primitivas, y es que la escasa memoria que los gráficos y textos dejaron disponible en el cartucho fue solamente una de las muchas trabas que Kenji tuvo que superar para concluir su obra. Una colección algo convencional, poco arriesgada, pero disfrutable y no carente de un buen nivel de calidad global. Muy escasas las fanfarrias y efectos de sonido. De las primeras, cabe destacar la de la victoria en combate, tan plagiada a la clásica de Final Fantasy que resulta hasta divertida. Curiosamente, el estilo de algunos cortes del juego recuerda ligeramente al de Uematsu, de quien, por cierto, podemos escuchar una hermosa canción llamada Heartful Tears, heredada de SaGa 2.
Romancing Saga requiere una profundización extraordinaria comparada con otros JRPG. Es cuando conoces de memoria cada rincón del mapa cuando todo comienza a girar de verdad. Su sistema de misiones es flexible, pero activarlas sin ningún tipo de indicaciones, y con las limitaciones por combates, puede resultar muy caótico y tedioso. Mi consejo, aunque vaya contra mis principios, es que, si quieres exprimir el juego al 100% y acceder a todas las misiones, uses una guía para activarlas en el orden adecuado, ya que de otra forma, te vas a perder más de la mitad de ellas, lo que deja una sensación tremendamente frustrante. Y aun obrando así, he recomenzado hasta cuatro veces mi aventura, a partir de algunas sesiones en las que ya llevaba más de 10 horas. Otro consejo: ya que a menudo el juego nos ‘obsequia’, en medio de cualquier mazmorra, con enemigos avanzadísimos que pueden barrer a todo nuestro equipo con una sola técnica… salvad a cada paso, ¡insensatos!
- Lo Mejor Del Juego: Los ocho arcos introductorios distintos. La música central de Albert. Un sistema innovador que da relativa libertad. Las posibilidades estratégicas de los combates.
- Lo Peor Del Juego: Es imposible conocer nuestro Event Rank en ningún momento. El sistema de estocaje es muy incómodo. La cantidad de enemigos es abrumadora, y esquivarlos, una condena.
----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----
La Música de este RPG
__________________________________________________________Incluso más allá de los ocho temas que representan a cada uno de los personajes principales en esta epopeya, que ya he resaltado en el análisis, y que sin duda marcan la cúspide musical en este Romancing Saga, podemos encontrar buceando en él temas de la más diversa condición, que aunque casi siempre muestran un acento muy épico y batallero, a veces escapan del marco para traernos sensaciones más variadas, como soledad, diversión o misterio. Si no queréis esperar a que aparezcan en la aventura para descubrirlas, el juglar de las posadas os las "cantará" en orden aleatorio.
Beat them up!. Presentes solo en algunas de las misiones, los jefes finales marcarán algunos de los momentos más sufridos e intensos de esta aventura, y qué mejor que esta composición rápida y potente para ponerles ambientación. Fijaos qué metálicos y crudos suenan esos bajos del inicio, que volverán a tomar protagonismo en varios puntos, y qué tremendamente épicos son esos vientos simulados que forman la melodía central del tema. Uno de esos cortes que me recuerdan mucho a trabajos de Nobuo Uematsu.
Theme of Claudia. Claudia es uno de mis personajes favoritos por dos motivos: por su introducción, en un poblado completamente ajeno a la civilización y rodeado de naturaleza y, al mismo tiempo, también por esta preciosa composición, con unas notas y unas melodías tan dulces y sosegadas que son capaces de transportarte en un santiamén ante el gran árbol milenario, bajo el cual descansa la morada de la bruja del bosque. Pura fantasía de cuento de hadas maravillosamente plasmada en cada una de sus armoniosas notas, exclusivas de este personaje.
Theme of solitude. Bajamos todavía más de cadencia y de tonalidad, hasta los apagados compases de uno de los cortes más profundos y sentidos de la banda sonora. En él, se pueden apreciar esas cuerdas de harpa que hacen las veces de introducción para dar paso a una melodía que roza lo ambiental, transmite misterio y mucho pesar, en esencia, y como dice el título, soledad. Tan solo en algunas de sus últimas notas se percibe algo de esperanza, pero en general tiene un tono muy oscuro y tristón. Diría que, dentro de este estilo, es mi favorita.
Theme of Albert. Os presento, amigos, la razón fundamental por la que terminé escogiendo a Albert como protagonista, este auténtico y descomunal temazo que rebosa épica pura y directa, sin más pretensiones, con unas bases casi sin bajos para resaltar esa tonalidad aguda, pero con una percusión desigual que resalta justo esos subidones que sobre todo al principio casi me ponían los pelos de punta. Su verdadera magia está en esa melodía tan increíble y grandilocuente, de esas que te hace levantar la cabeza de orgullo, como si estuvieras en la piel del mismo Albert. Absolutamente genial.
Lost in the forest. Otra que nos acompañará en nuestro deambular por Mazewood, esta vez ya inmersos en su confuso y casi onírico laberinto en donde los animales viven en libertad y armonía, creando una ambientación fantástica, con un fuerte sabor espiritual que nos permite sumergirnos todavía más en ese mágico lugar. Es de las pocas que cuentan con coros sintetizados y, a decir verdad, acompañados por esos arpegios de cuerdas y esa percusión tan etérea, no podían ser más apropiados.
Coup de grace. En cuanto a épica, este tema representa otro de los puntos álgidos en el juego, y nada menos que ambientando la feroz batalla contra el jefe final. Junto a lo dicho anteriormente de su magnífico fondo y el efecto del paso de las horas del día, forma un círculo perfecto, un momento de esos que aglutina tanta fuerza emocional que nos dejará ensimismados. Su inicio ya es sinónimo de que algo diabólico se acerca, y cuando veamos aparecer la gigantesca figura de Saurin ante nosotros, disfrutaremos todavía más de esas reminiscencias clásicas del tema y de esa endiablada batería que no hace sino añadir frenesí a ese incomparable momento.
Ejemplar de mi colección
__________________________________________________________Romancing Saga (NTSC Jap)
A pesar de ser el primer título que apareció en Super Famicom, curiosamente fue el último en llegar a mi colección. Lo conseguí de mi tienda japonesa habitual... antes de que los gastos de envío, los precios en general y el cambio dólar / euro se convirtiesen en un disparate, una de mis últimas adquisiciones retro con la que necesariamente tenía que completar esta trilogía que (salvo el 2, a falta de una traducción inglesa) tantas alegrías y disgustos me ha dado casi a partes iguales.
Comencemos por el siempre venerado cartón, algo marcado, pero que en general luce bastante bien, sobre todo esa superficie negra en la que tanto se suelen notar los defectos. Desde la parte frontal apenas se aprecian grandes defectos. Un trocito minúsculo de adhesivo pegado en su parte inferior derecha y algún canto levemente pelado. Por detrás sí se aprecian los bordes algo desgastados, sobre todo los de las solapas, pero la imagen con el pergamino y las pantallas está intacta.
Como suele ser habitual en las piezas japonesas, el cartucho es la parte que menos acusa el paso del tiempo. Su etiqueta no luce tan brillante como otros ejemplares que poseo, se notan roces, rayas y algo de suciedad, pero no tiene roturas y está bien pegada. El resto del plástico, impecable, ni manchas ni desperfectos, como debe ser.
Plástico protector interno algo rozado y con ciertas manchas de polvo y manoseo. Es incluso extraño que no tenga roturas en las esquinas o en las partes interiores, solo alguna dobladura en un lateral.
Pero sin lugar a dudas, aquí la joya de la corona (y lo dejo para el final) es su manual / póster / mapa de un tamaño gigantesco, que es lo que hace verdaderamente especial a esta edición japonesa, de 50 x 50 cm. En él, se incluye un montón de información (que, por cierto, no he encontrado en Internet), dibujos a mano, pixel art, un enorme mapa del mundo y por la otra cara, información más propia de manual, con controles, instrucciones, etc. Una verdadera gozada solo por la cual ya merece la pena haber adquirido este juego. Como veis, su aspecto es casi idílico, y tan solo muestra las lógicas marcas de doblarlo para que entre en la caja.
Fecha de adquisición: 12-11-2020.
Precio: 9,41.-USD (Unos 9.-€).
4 comentarios:
Recién leído la reseña, mientras me gusta como detallas que con lo pocos recursos que tenían, lograron que cada zona tuviera su personalidad y también tus comentarios de la música.. siento que olvidas las partes como el sistema de combate(lo puedo entender), la moralidad y el peso de viaje en el mundo ,que también varia con cual personaje elegís
Hola Symplily, muchas gracias por tu comentario. Es cierto, cada zona tiene su personalidad, pero sobre todo es por la enorme cantidad de veces que visitaremos cada una de ellas cuando la asimilamos. Del combate ya dije que ofrece muchas posibilidades estratégicas, pero por temas de espacio limitado, consideré reducir su explicación a este aspecto. Obviamente hay muchas más cosas que contar sobre Romancing Saga. El tema del alineamiento hacia el bien o el mal, que te puede llevar a una u otra misión final también se quedó fuera. Tengo curiosidad por saber a qué te refieres con lo de "el peso del viaje en el mundo", tal vez te refieras a que unos personajes tienen más misiones que otras, o que cada uno empieza la aventura con un Event Rank distinto. En cualquier caso, agradecido por que me hayas leído. Un saludo.
Uno de mis grandes pendientes, que no se si acabaré jugando en esta versión o en ese supuesto remaster del remake que se nos avecina. Sea como fuere incluso con lo mínimo Kawazu y los suyos hicieron un buen trabajo y plantaron la semilla de lo que posteriormente sería una franquicia con mucho potencial en SNES y que vería su premisa refinada al máximo con la tercera entrega.
Gran entrada, un saludo :D
¡Qué tal Spi! Un placer recibir tu visita. Exactamente, Romancing Saga fue un título de lo más innovador, y creo que incluso habría tenido más impacto de haber cruzado fronteras. Eso sí, no es un juego para todos los públicos (al menos, el original), su dificultad es apabullante y a pesar de la libertad que ofrece, su mecánica es a veces muy confusa. Pero en cuanto se le coge el punto, es una verdadera adicción difícil de dejar. El tercero ya llevó la saga a otro nivel, con un aspecto renovado, música bien orquestada y un mundo todavía más grande. Eso sí, igual de intratable a nivel de dificultad o más que este. ¡Un saludo!
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