ActRaiser (Super Nintendo, Sim/Acción/RPG)

Ahora sí que sí, tras el artículo que subí hace unos días del espectacular libro Super Nintendo Legends a modo de inauguración del año de Super Nintendo en El Pequeño Rincón de los Grandes RPG, toca meternos en el meollo, en los RPG que entre todos habéis escogido, y en sus análisis en profundidad. Después de darle unas cuantas vueltas al asunto, decidí que el primero en caer por aquí iba a ser este sublime ActRaiser, siendo precisamente el que más se va a alejar de la tónica del blog. Estaremos de acuerdo en que ActRaiser no se puede meter abiertamente en el saco de los RPG, y las características de dicho género solo se encuentran en el juego en muy pequeñas dosis. Como sabéis, posee una gran carga de simulación y toneladas de acción, y en el resquicio que queda entre estos dos aspectos, están esos pequeños elementos de RPG que lo terminan de redondear, reforzados por ese glorioso marco épico y mitológico en que se encuadra la acción. Lo he escogido para ser el primero por muchos motivos, pero el que está por encima de todos ellos es el tremendo cariño que siempre le he profesado a este grandísimo juego.
Quintet, palabra mágica, palabra mayor. Aquí, en el año 1990, comenzó todo. Precedente indiscutible (aunque de forma lejana) de la saga Heaven and Earth en muchos aspectos, esa inconfundible esencia tan pura, luminosa y espiritual que siempre distinguió a los lanzamientos de la compañía japonesa de los del resto del mundo tuvo su primera semilla en ActRaiser. Con su nacimiento, Quintet dio también la vida a uno de los juegos más queridos y recordados del cerebro de la bestia, con un equipo que fácilmente podría considerarse uno de los primeros ‘dream team’ de su historia. Dirigido por Masaya Hashimoto, con Tomoyoshi Miyazaki encargándose del guión (ambos provenientes de Nihon Falcom) y contando con algun@s ilustres diseñador@s gráfic@s como Ayano Koshiro o Koji Yokota, el ingrediente que faltaba para perfeccionar esta mágica combinación fue nada menos que la mano del colosal Yuzo Koshiro a la composición. A pesar de tratarse de una compañía nueva trabajando sobre una consola recién nacida como Super Nintendo, era muy difícil que las cosas se torciesen con semejantes personalidades a los mandos. Para la ocasión, el Sr. Miyazaki se sacó de la chistera una historia con un fuerte (y posiblemente controversial) componente religioso. En la antigüedad, Dios y Satán, El Maestro y Tanzra respectivamente, representaban los dos extremos del bien y el mal en el mundo. Ninguno osaba enfrentarse al otro por el dominio absoluto, a pesar de que Tanzra ansiaba hacerse con dicho control. Eventualmente, este último junto a sus seis guardianes retó a El Maestro a un combate a muerte. Las fuerzas del bien flaquearon, y finalmente El Maestro se sumió en un profundo letargo para recuperarse de sus heridas en su palacio celestial, quedando el mundo expuesto a la maldad de Tanzra, quien aprovechándose de la debilidad de los corazones humanos, les tentó y consiguió la adoración de los hombres, que poco a poco fueron corrompiéndose hasta convertirse en seres demoníacos… y finalmente dejaron de creer en El Maestro. Cientos de años pasaron con el mundo sumido en las tinieblas hasta que El Maestro, junto a su ángel, regresó fortalecido de su retiro para terminar con el gobierno del terror de Tanzra, reconquistando las almas de los hombres y volviendo a restaurar su fe.

La experiencia ActRaiser se divide en dos partes muy bien diferenciadas: simulación y fases de acción / plataformas. Con el fin de purificar y hacer brotar la vida en las seis regiones de las que se compone el juego, primero deberemos deshacernos de los guardianes de Tanzra, y siguiendo ese patrón, iremos alternando entre ambos tipos de juego. El ritmo sencillo y tranquilo de las partes de God simulator choca bruscamente con la mayor dificultad de las partes de acción y esto dota al juego de un gran equilibrio. No creáis que el proceso para hacer evolucionar las ciudades sea nada complicado. Como súbdito de El Maestro, controlaremos a un ángel con el que iremos exterminando los enemigos que pululan por cada zona y ayudando a los humanos en su labor de reconstrucción, cambiando la orografía del terreno, y guiando a los trabajadores en la dirección oportuna. Pero en general son tareas que, aunque no se tenga la más mínima noción de estrategia o simulación, se pueden desempeñar con toda facilidad, ya que aunque pueda parecer que existen muchas opciones, todo está bastante guiado, con actos predefinidos, y quizá le falte algo de espontaneidad e improvisación, pero el juego no se muestra nada pretencioso en este sentido, sencillamente requiere el uso de unas cuantas acciones… y un poquito de paciencia para ir subiendo de nivel a nuestro protagonista. Aquí también se pueden adivinar las raíces de lo que años después sería el Soul Blazer, esa sencilla mecánica de reparación y evolución de entornos mediante la eliminación de los enemigos en fases de acción. Y aquí es donde entra la segunda mitad de ActRaiser, con un desarrollo enormemente clásico: a base de salto y espada con vista lateral deberemos eliminar los enemigos de nuestro camino hasta llegar al último guardián, los verdaderos escollos en los que la dificultad sube unos cuantos enteros. Aquí la habilidad pura y dura con el mando será la clave fundamental y aun así se puede decir que (al menos en el modo normal) la dificultad está bien medida salvando el envite final del juego, de una dureza considerable. En la parte negativa, existen algunos problemillas con el control del personaje, que no siempre responde como quisiéramos por el hecho de que su forma de atacar es un tanto encorsetada y lenta, y en muchas ocasiones nos quedaremos vendidos golpeando hacia el lugar contrario, o bien fallaremos un ataque aéreo por no acertar el extraño timing que el juego exige. En el otro extremo, los saltos se controlan muy bien con un poco de práctica y nuestra arma tiene un buen margen de ataque, con una detección de impactos bastante benévola. Comentar que, curiosamente, en algunas fases existe más de un camino para llegar al objetivo, lo cual le sube algún puntito de rejugabilidad a su, por otra parte, corta duración.

Al posar nuestros ojos sobre las fases de acción realmente cuesta mucho creer que ActRaiser perteneciese a la primera hornada de títulos para la consola, aunque a nosotros nos llegase con 3 años de retraso. Desde ese descenso a los escenarios, pasando por sus increíbles fondos rebosantes de colorido, detalle y diseño, los magníficos degradados y sombras, la imaginación con la que fueron concebidos, el suave scroll, el tamaño del héroe y sus animaciones, la tremenda personalidad y diferencia que existe entre todas y cada una de las fases… ActRaiser en su vertiente de acción es un verdadero regalo para los ojos que podría haber pasado por un excelente arcade de su momento. La profundidad del primer escenario ya nos dejará de piedra, perdiéndonos en sus múltiples detalles, sus contrastes y la sensación de oscuridad y fantasía que transmite, por no hablar del segundo acto, con ese inmenso lago sangriento y la luna asomando entre nubes negras, todo un derroche de tonalidades que nos enamorarán a primera vista, y que nos invitarán a recorrer una y otra vez esos fabulosos parajes. Y son solo dos ejemplos. También los escenarios interiores gozan de elementos para dar y tomar aunque los fondos pierdan encanto; la fase del torreón es una de mis favoritas, pero gráficamente no se puede comparar a, por ejemplo, la que surcamos volando en una plataforma tirada por aves, sin duda uno de los mejores fondos que se han visto en un sistema de 16 bits. Esto nos lleva a otro de los aspectos visuales más interesantes y potentes, la cantidad de planos de scroll (hasta cinco he llegado a contar) y la fluidez con la que se mueven es pasmosa. A poco que nos fijemos, veremos cuál es el origen de ciertos enemigos que se volverían a utilizar en los juegos de la trilogía Heaven and Earth (los gusanos, los trípodes, las momias…). Tal vez el diseño de algunos fuese mejorable, pero al hablar de los jefes finales la cosa cambia, por tamaño y por aspecto son una pasada, elevando de nuevo el nivel de originalidad (la máscara egipcia y su forma de seguirnos con la mirada es algo impagable). Otros efectos, como la bruma, también juegan mucho a favor de la gran ambientación general. De lejos, las fases de acción son las que más disfrutaremos con la vista, porque la otra mitad del juego poco o nada tiene que ver respecto a lo dicho. La parte de simulación nos ofrece una perspectiva aérea y alejada de los pueblos, donde todo es encantadoramente diminuto. Y pese a que también ofrece detalles interesantes, como las animaciones de sus habitantes al construir, en seguida se vuelve un tanto repetitiva. No obstante, la diferencia de terrenos, elementos como lagos, montañas o islas suben el valor al conjunto, así como el aspecto cambiante de las viviendas respecto a la zona y momento evolutivo en que nos encontremos. También se agradece ese efecto de zoom en el mapeado gracias al siempre infalible Modo 7, limpio y fluido, aunque en general no se puede negar que el aspecto gráfico en la parte de simulación se acerca más al de una consola de 8 bits que a una de 16.

Y llegamos a un apartado que en el caso de este ActRaiser brilla con luz propia, casi por encima del resto. Para comentar cualquier trabajo de Yuzo Koshiro hay que vestirse de etiqueta, porque nunca defrauda. En este caso, y al contrario que en su labor con los primeros tres Ys, se cargó él solo la empresa a las espaldas y el resultado final, la calidad global del score… es simplemente indiscutible. Si bien Koshiro ya había adquirido un gran estatus como músico trabajando con Falcom y sus sagas, fue su labor en ActRaiser (junto a la de Streets of Rage) la que le confirió la fama a nivel mundial. Pero siendo más exactos, y gracias al incomparable potencial sonoro de Super Nintendo, sus composiciones nunca habían sonado de una forma tan gloriosamente épica. Aquí pudo desquitarse a gusto con decenas de instrumentos que suenan de maravilla, como los celestiales órganos de tubo que ambientan el palacio del aire, las marimbas que forman parte de muchos de los temas o, sobre todo, esas pomposas y grandilocuentes orquestaciones de vientos y timbales que asombraron al mundo, a todos esos que pensaban que una consola doméstica jamás podría sacar ese sonido. Y no solo es la fidelidad con la que suenan la mayoría de instrumentos. Es ese talento, esa creatividad compositiva a la altura de muy pocos lo que hace enorme a la banda sonora de este Sim / RPG. La cifra de quince temas puede parecer algo justa, pero lo que importa es la calidad de cada uno de ellos. La mayoría tienen base de música clásica, inspirada en algunos de los grandes compositores de la historia (incluido John Williams), con un barroquismo muy latente en sus melodías. Boquiabiertos nos quedamos aún al escuchar el tema del primer acto, que perfectamente podría haber formado parte de la banda sonora del mejor Castlevania. También se notan estas nociones en el tema que nos acompaña durante la reconstrucción de las ciudades, que puede parecer un tanto sencillo, pero que gracias a esa gran expresividad innata, con esas notas entre la amargura y la esperanza y de nuevo haciendo gala de un fuerte sabor barroco, poco a poco va desgranando en nosotros un sinfín de emociones, a las que contribuyen esas historias tristes de sacrificio y pérdida que encontramos en partes de su historia, que representan el zenit emocional del juego, y que ya daban muestra de ese espíritu tan entrañablemente agridulce que veríamos en todas las obras de Quintet. También las melodías más dulces tienen su huequecito en la OST, al igual que aquellas que, dejando a un lado todo ese estruendo orquestal, se mantienen en un segundo plano para ambientar de maravilla los lugares más inhóspitos. Los efectos sonoros, aunque en menor medida, también están bien realizados, y muchos de ellos reaparecerían en Soul Blazer e Illusion of Time. El quejido de nuestro héroe, algunas explosiones, el uso de magias o los impactos producen algunos de los mejores.

ActRaiser es un auténtico caramelo que todo el mundo debería probar, porque cualquiera de sus facetas, aparte de magníficamente concebidas, son capaces de enganchar desde el minuto uno a cualquier tipo de jugador, guste más de la acción o de mecánicas más reflexivas. Es jugable hasta la médula, y con una duración más bien corta, apto para cualquier ritmo de vida, un juego que se disfruta intensamente y cuyo contraste entre los ritmos de juego de sus bien diferenciadas personalidades es la auténtica clave. Una historia sencilla pero profunda para su época que nos envuelve y nos da una gran sensación de protagonismo y, por supuesto, una banda sonora que es un auténtico prodigio de la descomunal capacidad compositiva de Yuzo Koshiro. Si no lo has probado nunca, ya estás corriendo a ponerte con él. Existiendo este ActRaiser original en Super Nintendo, en lo personal no entiendo la razón de ser de un innecesario y ultra-modernizado remake.


- Lo Mejor Del Juego: Los fondos de fase son… impresionantes. Contraste agradable de intensidades en sus mecánicas. Yuzo Koshiro en su máximo esplendor. Frenético, directo, divertido y adictivo.

- Lo Peor Del Juego: El control sobre el personaje en la acción nos puede jugar malas pasadas. Gráficos bonitos pero simplones en la parte estratégica. Demasiado corto.

----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----

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La Música de este RPG

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De lo extraordinario, lo mejor. Yuzo Koshiro está considerado hoy por hoy como uno de los padres de las grandes melodías de la historia de los videojuegos desde los tiempos del primer Ys, donde los acompañamientos sonoros se ganaron el título de MÚSICA, con mayúsculas. En este ActRaiser, su trabajo vuelve a lucir por todo lo alto, regalándonos unas composiciones que por sí solas ya hacen merecer la experiencia que nos espera en este, el primer juego creado por la mágica compañía Quintet.

All over the world. Si hay algo por lo que la banda sonora de ActRaiser alcanzó el estatus de soberbia fue, entre otros muchos factores, por su caracter orquestal y por gozar de un sonido como nunca se había escuchado en un sistema doméstico. Como muestra de ello, este tema es uno de los más apropiados, abriendo la pieza con esas trompetas y trombones casi wagnerianos, haciendo toda una demostración de virtuosismo luego para, por último, adquirir un cariz misterioso que la apaga poco a poco.



Filmoa. Sin duda alguna, este va a ser definitivamente el tema que nos abra bien los oídos y nos deje boquiabiertos ante tan despliegue de talento compositivo. Más virtuosismo con acentuados aires de música clásica barroca que puede recordar a día de hoy al estilo de la música empleada en la saga Castlevania. Ese inicio de la acción en el juego con este tema de fondo no tiene precio, vibrante, espectacular y furiosamente épico. Mi pregunta es... ¿por qué diablos no se le sacó más partido?



Sacrifices. A pesar de que la emotividad en el juego queda en un segundo plano y se nos sirve con cuentagotas, si encontraremos alguno de esos momentos que nos hacen entristecer durante la reconstrucción de las ciudades, y esta serena pieza se encarga de ambientarlos. De nuevo con una excelente orquestación, aunque más liviana, logra transmitirnos el pesar de los habitantes con una melodía decadente y sensible que tampoco abandona ese trasfondo de música clásica en sus notas.



Birth of the people. Cuando no hay ningún suceso importante en el mundo de los humanos, esta será la melodía que nos acompañará. A primera escucha me pareció excesivamente sencilla, pero poco a poco fui fundiendome con ella, apreciando sus vaivenes melódicos y esos clavicordios que le dan un halo casi medieval, y lo cierto es que terminó convirtiéndose en una de mis favoritas por la melancolía que es capaz de transmitir. Lo curioso es que a pesar de su corto ciclo de repetición, no llega a cansar.



Bloodpool - Casandora. Esta en cuestión nos devuelve a los parajes más orquestales y épicos de la banda sonora, con toda la fuerza que desprende esa base de vientos que empuja a su melodía central compuesta también por marimbas, que es otro de los instrumentos destacados. Posee un caracter digno de la mejor película de acción (no obstante, recuerda bastante al estilo de John Williams), perfecta para librarnos a espadazo limpio de todos los enemigos que nos salen al paso.



Nort Wall. Y también es absolutamente idonea esta pieza para acompañarnos durante nuestras acciones en Northwall, la tierra helada al norte del mundo. Su cadencia es mucho más pausada que la gran mayoría, y los acordes de cuerda le dan un color frío y casi místico que le va como anillo al dedo. Parece más sencilla que la media, pero también posee un montón de detalles instrumentales y melódicos que nos terminan subyugando a su encanto.



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Ejemplar de mi colección

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ActRaiser

A la broma hace ya unos cuantos años que este ActRaiser forma parte de mi colección, y es una pieza que necesariamente tenía que tener aunque solo sea por el enorme cariño que siempre le he tenido a este gran juego. Adquirido a través de eBay a un vendedor inglés. Tristemente, a día de hoy su precio se ha hinchado desmesuradamente y es una lástima, porque es un juego del que todo el mundo debería disfrutar a los mandos de su Super Nintendo.

El llamativo y característico color rojo de la caja podría confundir y hacernos pensar que se trata de un juego de la serie Player's Choice, pero en realidad ese fue el aspecto que tuvo la edición Pal del juego. En concreto, yo poseo la distribución de UK, aunque también vio la luz con caja traducida, al menos, en Alemania y Francia (desconozco si también en España). El cartón está en muy buen estado, ha perdido parte de su brillo y la superficie está un poco áspera, pero no tiene la más mínima rotura salvo algún toquecillo en el borde lateral trasero y una esquina de la solapa algo abierta.

En la foto no se aprecia por la perspectiva, pero el cartón blanco interno tiene dos marcas que lo devalúan: una de ellas es un adhesivo con el número 1139 y la otra un escrito con rotulador del nombre del juego. Salvo esto, algún plieguecito en una esquina y un ligero levantamiento en otra de ellas, está bastante decente.

El cartucho tiene una característica curiosa: la parte de atrás está ligeramente más envejecida que la delantera (aunque como siempre hago, ya comprobé que la placa es 100% original). También tiene alguna manchita que no conseguí quitar, casi inapreciable por otra parte, y no tiene ningún defecto físico ni en su superficie ni en las conexiones, que lucen limpias y perfectas. A contraluz se observan algunas marcas en el adhesivo. No traía bolsita protectora.

Aunque solamente sea por la parte exterior, el manual es quizá lo que peor se ve a simple vista. Debido a un mal guardado seguramente, se observa una forma de 'acordeon' que molesta un poco a la hora de hojearlo. Pero lo realmente importante es que el papel está sin una sola rotura ni pelado, ni en la portada / contraportada ni en el interior, tiene muy buen aspecto como podéis ver en la foto. Afortunadamente su anterior propietario no usó la parte de las anotaciones.

Por último y más como curiosidad, también incluía en el package la tarjeta del Club Nintendo Inglaterra intacta, sin ninguna rayada ni defecto y estas cosas al final cuentan como valor coleccionista. Una lástima que la edición Pal no trajese el magnífico poster con el que sí contó la NTSC USA.

Fecha de adquisición: 17 de Febrero del 2013.
Precio: £33.58 (unos 39,38.-€ actuales).