Bravely Default (Nintendo 3DS, J-RPG)

Ahora que, tras 150 intensas horas dedicadas en cuerpo y alma a este título, he llegado a su final, todo parece extrañamente lejano. Los primeros pasos de Tiz en Caldisla… el primer cristal… el festival de Florem… Atrás han quedado cientos de conversaciones, decenas de mazmorras, más de dos millares de combates y sobre todo, unas cuantas emociones acumuladas, momentos muy potentes y esa ligera sensación de vacío al comenzar a echar de menos a los cuatro héroes de la luz junto a quienes tantas alegrías y penurias he compartido. En realidad ya esperaba una odisea de tal envergadura, a raíz de todos los elogios que había leído sobre él, y por ser uno de los cartuchos más grandes que aparecieron en Nintendo 3DS. Y no es esta solamente mi primera experiencia con la consola sino que, tras más de treinta años pegado a los mandos de los más diversos sistemas, también es la primera vez que termino un juego de forma íntegra en una portátil. Nunca he sido demasiado partidario de ellas, y aunque he de reconocer que la experiencia ha sido más satisfactoria de lo esperado, no voy a negar que prefiero de lejos el formato tradicional de mando y pantalla grande.

Bravely Default parte de cuatro puntos de vista narrados en la introducción, cuatro historias dispares que se unirán en un único objetivo: salvar al mundo de la amenazante oscuridad que se cierne sobre Luxendarc. Agnés Oblige es una devota vestal de la ortodoxia del cristal que, tras ser su templo atacado por una entidad demoníaca, persigue devolver la vida a los cuatro cristales elementales, que son la fuente de energía que mantiene el equilibrio en el mundo. Ringabel es un apuesto joven que ha perdido todo recuerdo, pero que cuenta con un misterioso diario que narra hechos del pasado y del futuro de su propia vida. Edea, rebelde desertora del ducado de Eternia y Tiz, único superviviente que ha perdido a su familia en la terrible catástrofe que ha convertido a su pueblo en un profundo abismo, completan el equipo protagonista. En contraposición, nuestros héroes se encontrarán con el gran ducado, detractor acérrimo de la ortodoxia corrupta, con su consejo de los seis y los grandes sabios que lo respaldan. La unión de todos estos elementos es lo que desata una de las grandes virtudes a nivel de trama del juego, ya que cada parte expone sus razones, sus opiniones contrarias y bien argumentadas y, en última instancia, se produce ese choque emocional entre ellas, ese punto en el que el jugador ya no sabe demasiado bien en qué creer, que motiva, invita a discurrir y a hacer inventario de lo acontecido. No tardó demasiado en llegar a mi memoria ese concepto que abarcaban las dos primeras partes de Golden Sun, ese conflicto sobre encender los faros bien reforzado por creencias y convicciones enfrentadas que invitan al jugador a empatizar con todos los personajes y crearse sus propias dudas y conclusiones internas. El universo de Bravely Default es vastísimo, y podremos aprender tanto como queramos sobre él gracias a la enciclopedia, en donde con todo lujo se describe cada mínimo detalle de cada personaje, suceso, objeto o lugar, muchísimas líneas de texto que nos darán para sesiones enteras de lectura. Por otra parte, el juego también nos ofrece misiones secundarias opcionales, muy recomendables si queremos complementar la historia principal, ya que aportan esas pequeñas piezas que faltan en el rompecabezas. Solo cuatro personajes y una historia tradicional a rabiar (al menos, en su primera parte) ya son una buena muestra de que nos vamos a encontrar con un juego que muestra sin complejos un marcado clasicismo en casi todos sus aspectos. Es hacia el final cuando los conceptos argumentales empiezan a expandirse, y en mi opinión, de esa rotura con el esquema tradicional es de donde nace uno de los peores pecados del juego.

Si estáis familiarizados con la terminología Final Fantasy, en Bravely Default nadaréis como pez en el agua. De hecho, este título fue concebido en su fase más temprana como una secuela de Final Fantasy: The 4 Heroes of Light. Cristales, héroes de la luz, abismos, demonios ancestrales… todo ello nos sonará deliciosamente reconocible. Su desarrollo es sencillo, y se nos marcará la situación tanto de los objetivos principales como la de los opcionales. La frecuencia de los combates es bastante moderada y la dificultad tiene una curva excelente: todo ello podría convertir a este juego en un RPG ideal para neófitos del género, pero el sistema de jobs complica el asunto. Hay un total de 24, y cada uno cuenta con catorce habilidades exclusivas, lo cual nos deja tal inmensidad de posibilidades que puede llegar a intimidar. De hecho, nuestra destreza con los menús a la hora de escoger las combinaciones idóneas será crucial, además del uso que hagamos de los puntos PB, que son una de las grandes innovaciones en los combates, y nos permitirán la posibilidad de adelantar turnos de acción ‘a cuenta’. Las aventuras de nuestros héroes no se limitan a rescatar el típico tesoro del interior de una gruta, sino que se nos presentarán multitud de esquemas a resolver, desde escalar el castillo de un sinuoso ‘vampiro’, impedir el chantaje de un codicioso miserable o el que me ha resultado más excitante: sumergirnos en un pequeño misterio tipo Cluedo de pistas y asesinatos. Algunas de las sub-tramas que más emotividad nos traerán, rodeadas por un fuerte halo de melancolía, son otras como la gran historia de amor entre dos héroes, el dolor de la pérdida de un hijo o una querida amiga o la trágica y esotérica historia de Lord DeRosso. Pero en su segunda mitad, Bravely Default adquiere otra magnitud, y nos lleva por derroteros más metafísicos, una visión distinta y sorprendente de cambios espacio/temporales que rompen abruptamente con el, hasta entonces, sencillo hilo principal. Esto no sería reprochable en absoluto si se hubiese enfocado de otra forma… y no sé si fue falta de ingenio, cálculos jugables erróneos o sencillamente, querer alargar ‘porque sí’ el juego, pero no puedo entender, de ninguna manera, el por qué optaron por un sistema de avance argumental tan tedioso, monótono y absurdamente repetitivo. Resulta difícil hablar de ello sin hacer ‘spoiler’, pero aquellos que lo hayan jugado ya, estén o no de acuerdo con mi punto de vista, saben a lo que me refiero. Con ello, aunque mantiene cierta coherencia, la historia se desinfla exponencialmente y mi interés se ha ido diluyendo poco a poco ante la imperativa obligación de repetir, una y otra y otra vez, las mismas conversaciones, las mismas escenas, las mismas batallas… No os podéis imaginar cuánto me alegré de ver ante mí ese encabezado de “Capítulo final”. Y cuando eso me sucede… es porque algo falla. Así pues, uno de los peores ejemplos que he visto nunca de alargar mal e innecesariamente un RPG.

El apartado visual es, por su originalidad y por su enorme demostración de meticuloso trabajo, uno de los mejores de este RPG. Surcar el mapa, por tierra, aire o mar, nos trae regusto nostálgico: sus montañas, su perspectiva, sus típicos elementos y construcciones en miniatura… pero es al entrar en algunas de estas últimas donde despliega todo su potencial para enamorar nuestros ojos. Dejando a un lado los preciosos fondos estáticos de las batallas y escenas, o el adictivo efecto 3D con el que la consola lo engalana todo, las ciudades y los lugares interiores son, a mi parecer, los auténticos reyes de este apartado. No solo muestran un nivel de detalle abrumador, sino que además tienen un estilo absolutamente único, 100% artesanal de dibujo a mano, adorable, cálido y hechizante, con esos bordes rematados en negro o esos trazos imperfectos. Cuando visitemos por primera vez cada una de las cuatro ciudades de Luxendarc, será casi obligatorio pararnos y admirar muchos de sus rincones, sus caminos, sus maravillosas viviendas (con gatos en el tejado) y sus vistas de altura. Pero en el momento en que nos paremos a deleitarnos con todo ello, quedaremos petrificados por la belleza que supone observar cada uno de esos lugares con la vista alejada al máximo (algo que sucede tras unos segundos sin tocar la cruceta), unas hermosas estampas llenas de vida, expresión y puro arte gráfico que se quedarán para siempre en nuestra retina. La embelesadora Ancheim y sus molinos, Caldisla y su construcción vertical y entrañablemente rústica o la blancura invernal de Eternia son momentos que obligatoriamente hay que atesorar y absorber en toda su grandeza. Y a pesar de su engañosa envergadura, me encanta cómo fueron construidas en el juego, con estructuras sin complicaciones, casi lineales a la hora de ser recorridas, y cuando las redescubrimos de noche, los suaves matices de luz que las envuelven las hacen todavía más ensoñadoras. Bravely Default nos demuestra que ni siquiera las mazmorras tienen por qué ser toscas y aburridas. En muchas de ellas encontramos estructuras de piedra, ornamentos, ríos, engranajes, colorido en sus suelos, arte en sus paredes… elementos que alegran la vista. El diseño de los protagonistas rebosa personalidad, recordando los modelados a los de aquel TLOZ: Wind Waker que tantos moldes rompió, paticortos, anchos de caderas y ligeramente cabezudos. Sus aspectos cambian completamente en cada oficio, con lo que ya os podéis imaginar la variedad de atuendos, a cada cual más trabajado e imaginativo.

Sumergiéndonos ahora en el riquísimo menú musical que ofrece este RPG, vemos que es capaz de contentar hasta el más exigente de los paladares auditivos. Desde los amantes de melodías sencillas y con gancho hasta quienes buscan orquestaciones poderosas. Desde aquellos que gustan de melodías risueñas y coloristas hasta quienes prefieren aquellas más amargas y melancólicas. De nuevo, con una calidad exquisita. Y todo ello se lo debemos a Revo, líder del grupo Sound Horizon, que se encargó de componer cada una de las piezas musicales con un talento fuera de toda duda. Partamos del tema central, del cual existen multitud de variaciones que ambientan los más recónditos lugares, cada una en su propia tesitura. Aquí personalmente observo influencias y recuerdos a diversos títulos, desde Dragon Quest hasta Ys. El espectro estilístico es inmenso, prácticamente no hay género musical que no se haya tocado en el juego, desde melodías muy apoyadas en el folklore de varias regiones, Heavy Metal, sonidos tribales, tangos, Rock progresivo, nanas, marchas militares, cortes exclusivamente compuestos por pianos, cantadas... Y si hablamos de instrumentos, la cosa va incluso más allá: una amplia gama de coros vocales, guitarras, teclados varios, violines, trombones, clarinetes, acordeones (que ya sabéis que me encantan), contrabajos, cuernos… y la lista sigue y sigue, pero lo más importante es cómo estos se han encajado en excelentes melodías, combinadas de forma bastante equilibrada con orquestaciones no demasiado predominantes que les puedan restar carisma. Si bien algunas de las canciones se repiten en ciertas mazmorras o lugares de peligro, esto será un caso más bien excepcional, ya que la mayoría de emplazamientos contará con la suya propia. Y de nuevo volvemos a las ciudades, porque sus ambientaciones son absolutamente fabulosas, los intensos toques latinos y orientales del tema central de Florem o los sutiles instrumentos que suenan en Eternia serán capaces de transmitirnos calidez, frialdad, y una buena amalgama de sensaciones entre medio, así como nos embargarán de tristeza esas composiciones que suenan en los momentos más dolorosos y personales de nuestros protagonistas. Pero incluso por encima de estas me tengo que quedar con aquellas que saltan cada vez que usamos ataques especiales en combate, formidables, intensamente épicas pero en ningún caso de la forma que uno espera. Una vez más, hacer hincapié en las noches, y en cómo cambia la tesitura de los temas cuando esta cae, y también en la gran colección de efectos sonoros, que siguen este mismo nivel de calidad: el ulular del viento, los signos de vida nocturna, el sonido de las olas y las gaviotas, el crepitar de los fuegos y por descontado, las sublimes voces, son tan solo unos ejemplos de todos aquello que nos sobrevendrá en este apartado.

Bravely Default es un RPG que alcanzó un éxito casi inmediato, y cuyas magníficas críticas sorprendieron incluso a la propia Square, distribuidora del juego en Japón, dando nacimiento a una nueva saga cuyo último capítulo nos ha llegado este mismo año. Su mayor virtud es la de adoptar esquemas y arquetipos del RPG clásico bajo un aspecto más sofisticado y moderno, y mecánicas a medio camino entre ambos mundos, ofreciendo facilidades a los jugadores más contemporáneos pero sin pasarse. Se podría hablar de un producto perfectamente equilibrado... si no fuese por el decepcionante e insólito cambio en su forma de desarrollarse que ocurre más o menos en mitad de la aventura. Mencionar brevemente que la versión ‘mejorada’ del juego, llamada For the sequel, aportó algunos cambios ligeros incluyendo, entre otras, opciones de lo más pueril como quitar los enfrentamientos o acelerar ridículamente los combates. Sí, es lo que tiene esta era cultural del ‘cuanto más rápido mejor’…


- Lo Mejor Del Juego: El apartado artístico, tanto visual como sonoro, es absolutamente deslumbrante. El sistema de combate, Bravely / Default, y los PB. Dificultad bien equilibrada.

- Lo Peor Del Juego: La segunda mitad del juego: bienintencionada y original, pero muy mal ejecutada. Algunos jobs poco útiles. Ciertas partes de la historia no terminan de entenderse bien.

----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----

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La Música de este RPG

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Revo, autor y compositor de la banda sonora de Bravely Default y líder de la formación Sound Horizon, es un artista cuya música está fuertemente inspirada en el anime y el manga, los videojuegos, y el arte en general. Con una larguísima carrera que se extiende desde mediados de los 90, parece cosa de locos, pero fue él solo quien se encargó de dar la vida a todas y cada una de las piezas de la banda sonora de este fabuloso RPG.

Land of flowers. Este fue uno de los temas que más me impresionó. Se parece muy poco a cualquier otra cosa que haya escuchado en un videojuego, y tiene dos mitades bien definidas. La primera de ellas tiene un sabor y ritmo casi latinos, entre rumba y tango, a pesar de algunos de los instrumentos empleados, que cobran aún más fuerza en la segunda parte, con esa melodía hipnótica, serpenteante, que nos transporta al lejano oriente a primera escucha. Mezcla perfecta de originalidad y potencia emocional.



Horizon of light and shadow. Es aquella que nos hará compañía en nuestros trasiegos por el mapa general, tomando alguna variación más eléctrica cuando volemos con el Grandeza. A pesar de las horas que pasaremos escuchándola, nunca nos llegará a cansar. Es una composición refrescante, bien orquestada y luminosa hasta el punto en que su cadencia baja y se transforma en algo más apagado, pero casi más intenso a nivel sensorial, quedándose tan solo unos vientos y contrabajos para arropar su melodía.



Land of sand and a large clock. Con solo leer el título, ya sabemos a qué lugar se refiere: Ancheim, la ciudad de los vientos y las arenas, ese emplazamiento mágico (y más todavía si lo visitamos a la luz de las estrellas) envuelto en aromas orientales gracias a su banda sonora, otro de mis cortes favoritos, de esos que definitivamente le dan vida a un lugar por sí solos. Sus instrumentos, sus escalas, su melodía... una auténtica maravilla.



That person's name is. De entre la amplia variedad de estilos que aparecen durante la banda sonora de Bravely Default, las guitarras, las percusiones rápidas y los riffs potentes tienen un lugar destacado. La que ahora podéis escuchar se asocia normalmente a los jefes, y tiene un ritmo y una potencia sencillamente atronadores, puro Power / Heavy Metal melódico en donde el choque de las armas y las explosiones mágicas serán las dueñas. Me encanta el fuerte toque barroco en la parte del solo.



Land of immortality. Y de un extremo, pasamos al otro. De la caña más cruda y vibrante, a un estado de relax absoluto propiciado por esta hermosa y oscilante composición, cuya instrumentación nos traslada inmediatamente a un paraje frío y recóndito. En ella, puedo apreciar cierta inspiración de los lugares así que ha ambientado en más de una ocasión el gran Motoi Sakuraba. Las campanillas, las flautas y los pianos se conjuntan a la perfección para dar voz a la tierra de los inmortales.



Love's Vagrant. Me tengo que rendir a los pies de esta como mi favorita absoluta de todo el juego. Una composición increíble, desbordante de originalidad, sobrecogedora. Un ardiente tango de la muerte. Una melodía con una fuerza emocional arrolladora, brutalmente épica, inevitablemente adictiva. La razón por la que siempre usé el Especial de Ringabel. La banda sonora perfecta para esa encantadora personalidad de Don Juan y a la vez, para esa indómita lealtad que transmite. Esto es lo que yo llamo pura e insuperable inspiración.