Infinite Space (Nintendo DS, Sci-Fi RPG)

En esta, una de mis escasas incursiones en el mundo de los RPG más actuales, finalmente, justo al tiempo que los créditos desfilan ante mis ojos, he comprendido que Infinite Space es definitivamente lo que buscaba para la situación actual por todos conocida en la que nos encontramos. Como su propio nombre promete y cumple con creces, se trata de una odisea espacial en forma de RPG tan colosal como pocas veces se ha visto en una consola, y podemos encontrar su principal campo de inspiración tanto en la literatura como en el cine, pero también creo firmemente que en otros juegos del género, la saga Phantasy Star, el gran Rogue Galaxy para Playstation 2 o la trilogía Mass Effect. Pero más que un mero imitador de estos, Infinite Space eleva todas sus virtudes, tanto en aspecto técnico como emocional, a unos límites que superan ampliamente todo lo visto dentro de este marco de ciencia ficción galáctico, apegándose también a obras como Star Wars o transformando en videojuego muchas ideas de la novela El fin de la infancia, en la que curiosamente también se inspiró uno de los mejores RPG de la historia, Xenogears. Satélites, nébulas, gigantescas naves, culturas, exploración… bienvenidos al espacio infinito.

Técnicamente, el cartucho hace sacar humo de los chips de nuestra Nintendo DS. Tanto a nivel de gráficos poligonales como de escenas dibujadas a mano, Infinite Space ofrece un auténtico manjar siempre en clave de ciencia ficción, con una personalidad arrebatadora y creando desde cero un universo propio y carismático (y nunca mejor dicho). Los cientos de naves nos van a dar una idea de la envergadura del proyecto, todas incluyendo sus propios detalles como escudos, distintos colores, formas y armamento y todas ellas moviéndose con gran suavidad por la pantalla entre multitud de planetas con unas texturas que aportan un realismo precioso. Creo que tanto a este respecto como en cuanto a personajes, el jugador podría llegar a agobiarse si supiese, de primeras, la cantidad de estos con la que va a tener que lidiar, organizar, aprender sus nombres y controlar su manejo. Y desde luego, ya aviso que Infinite Space no es un juego para todo el mundo, ni para cualquier momento. No estamos hablando de un JRPG al uso. Su estilo visual y de manejo tiene más puntos en común con el género de ordenador que para el de consola. De hecho, en ningún momento vamos a controlar al personaje de la forma habitual, pero sí las rutas a tomar con nuestra nave, escoger conversaciones y tomar decisiones siempre mediante menús acompañados de estupendas imágenes estáticas en las que se atisba un enorme trabajo de dibujo. A priori, uno identificaría más este estilo con una novela visual, o con algún juego de la saga Wizardry, pero aunque esto pueda parecer soso y aburrido, en cuanto la maquinaria del argumento empieza a rodar se convierte en algo tan apasionante y adictivo que nos costará horrores soltar. Aunque el juego ofrece varios tutoriales (la mayoría sobre la marcha), todavía no son suficientes, y al principio se nos puede hacer un poco cuesta arriba. Datos, cientos de datos y atributos en cada una de las naves que podemos comprar con el dinero obtenido en combates y misiones. Y la cantidad es inmensa, de varios tipos y con infinidad de combinaciones que deberemos valorar y adaptar a nuestro estilo. La historia de Yuri es la de un jovencísimo joven con unas incontenibles ansias de convertirse en piloto, de surcar el espacio y de descubrirlo de uno a otro confín. El único legado de su padre fue un Epitaph, un extraño y misterioso objeto con forma de cubo que, supuestamente, es capaz de descubrir los secretos del universo y otorgar un gran poder a quien desvele su verdadera naturaleza. Nia será la primera de los cientos de personajes que aportarán su granito de arena a esta aventura. Conforme Yuri va asociándose con más, ganando fama y cumpliendo misiones, veremos que, al igual que el mismísimo espacio, la aventura se expande muchísimo más allá de cualquier idea que podamos formarnos.
Permitidme que siga profundizando en el tema de la historia, tanto la que viviremos en el juego como la que hay tras esos eventos, porque si atendemos al manual (que os enlazo más abajo para descarga), existe una detallada explicación sobre cómo la humanidad evolucionó en los viajes por el cosmos, mediante colonizaciones, guerras, hazañas épicas, y un elemento que podríamos denominar “paranormal” hasta llegar a la época actual en la aventura. Su ritmo es excitante, imparable, y puede que en ocasiones el volumen de datos nos supere, también su altísima dificultad en ciertos momentos, pero cuanto peor sea el trago, más fuerte será la catarsis que nos unirá con esta joya en donde todo está calculadamente estudiado para agarrarse a nuestras emociones más profundas. ¿Sorprende? Pues sí, sobre todo porque no hay animaciones ni personajes jugables como tal y su aspecto no es el típico de fantasía. Pero en cuanto tomamos contacto con él, nos atrapa con fuerza y nos obliga a quedarnos. El formato narrativo es peligrosamente absorbente, envolvente y sobre todo, tan enormemente complejo que pondrá a prueba nuestra memoria y perspicacia, y aunque también habrá momentos en los que navegaremos sin rumbo por el espacio, su solidez y cohesión no dejarán de acompañarnos en cuanto volvamos a enlazar unos eventos con otros, creando en el jugador sensaciones extremadamente intensas. Y los principales culpables de esto son los diálogos. No solo por la forma en la que están escritos y encajados, sino por ser tan meticulosamente descriptivos tanto en emociones como en situaciones: algunas te dejarán literalmente boquiabierto e inmóvil durante unos segundos frente a la pantalla. Amor, muerte, honor, venganza, rencor… todo tiene cabida en Infinite Space. Es para quitarse el sombrero como con tan solo imágenes estáticas y textos el juego consigue introducirte de forma tan presencial y tan viva. Y eso que la rebuscada forma de contar la historia no ayuda precisamente. Habrá toneladas de tecnicismos, con explicaciones extremadamente precisas sobre estructuras gubernamentales, tácticas y detalles sobre rangos militares … lo que junto a la jerga y al nivel medio-alto de inglés que nos pide el juego (incluyendo escenas de video sin subtítulos), exigirá un poquito más por nuestra parte de lo habitual. Pero sin duda, este RPG lo merece, ya que el trazo de la historia es absolutamente increíble, y cuanto más nos da, más vamos a querer, tal es su nivel de ambición. Mención aparte merece la “segunda parte” y el tramo final del guión, cuyos derroteros no os podéis ni mínimamente imaginar. Os digo, sin temor a equivocarme, que es una de las historias más trabajadas y fascinantes que he leído en mi vida, y no solo por lo que cuenta, sino por la forma en que lo hace.
Comprar, ordenar y equipar las naves de nuestra flota también nos ocupará muchas horas de juego. De hecho, hay sesiones que las he dedicado enteras a estos menesteres. De entre casi un centenar de naves, tendremos que asegurarnos que escogemos la mejor en relación a sus atributos y al precio. Una mala decisión comportará que nuestro escuadrón sea vapuleado por cualquier enemigo, aunque sean de los corrientes. Así, el proceso consiste en adquirir unos módulos (con un aspecto similar a las piezas del Tetris) y encajarlos con astucia en el limitado espacio que ofrece el interior de estos monstruos mecánicos, una tarea harto compleja en ocasiones que requerirá de toda nuestra paciencia y concentración, pero también deberemos equipar las mejores armas a escoger entre decenas, y las mejores naves de apoyo / asalto aéreo. Esto es absolutamente fundamental y requiere mucho tiempo, destreza y calma, porque el enemigo (ya sean piratas, invasores alienígenas…) no van a tener ninguna compasión, por lo que aparte de esto, es muy recomendable tener activa la opción de auto-salvado. En ciertos picos de dificultad, a veces injustificados y excesivamente crueles, el juego no avisa y por mucho que pongamos nuestra mejor intención, no todo será cuestión de una buena estrategia o equipamiento, ya que en ciertos combates nos juega malas pasadas, presentándonos situaciones cuya superación es más cuestión de “encontrar el truco” por casualidad que de perseverancia y esto a mí personalmente es algo que me ha irritado bastante. Pero cuando nos venga la idea de abandonar, o pensemos que el juego se ha estancado un poco … de repente nos vuelve a meter de lleno en una situación del todo inesperada, con unos planes inteligentísimos y con unos giros tan rotundos que nos hace olvidar estos fallos perdonables y nos vuelve a evadir completamente, maravillándonos con nuevas e hipnóticas estampas del espacio de mil y un colores o prendándonos con sus textos (lástima que estos pasen tan rápido en las escenas automáticas), que como digo, poseen un nivel descriptivo y una profundidad absolutamente magistral ya hablen de conflictos políticos y/o sociales, o de un momento de intimidad entre dos personajes del juego, todo bajo una perspectiva muy seria y adulta a pesar del entorno fantástico en el que todo se desenvuelve.

Al escuchar la banda sonora de Infinite Space, uno puede asociar automáticamente muchas de sus primeras composiciones con nombres como John Williams o Richard Wagner, en el sentido de que el clasicismo es el factor más predominante en sus pomposas y bélicas instrumentaciones. Y es que, definitivamente, las marchas militares y los estilos de música clásica sinfónica dominan casi por completo la banda sonora. Temas en su mayoría compuestos con mucha elegancia que se adaptan a las situaciones, y que suben de tono conforme lo hace la tensión e intensidad del argumento y las situaciones. Sin embargo, hay un pero por mi parte, algo que siempre he intentado explicar. Por mucha capacidad que tenga un sistema para producir buen sonido, y por mucha grandilocuencia con la que suenen las melodías de un juego… hace falta algo mucho más especial, más cálido, para realmente transmitir emociones al jugador. El ejemplo perfecto son los temas que suenan en ambos Baten Kaitos, rimbombantes a nivel instrumental pero con una sensibilidad pasmosa en el fondo. Y no digo que aquí no las podamos encontrar. Pero casi todas las composiciones debido a su estilo y estructura suenan demasiado similares a la larga, y van dando pasos atrás en cuanto a presencia para acabar transformándose en conjunto en un apartado que al final queda más de fondo de lo que nos gustaría. Hay grandes detalles, como los cambios repentinos de tono dentro de las mismas melodías, bien adaptadas al crecimiento de las escenas para poner alerta al jugador sobre algún acontecimiento importante, o algunas más atrevidas que utilizan sonidos industriales (que también le van como un guante a ese mar de estrellas por el que navegamos sin descanso), pero en general, y hablando sobre todo de las más orquestales, no hay ninguna que especialmente se me haya quedado grabada a fuego. Sin duda, la parte que más he agradecido y que más sensaciones ha desatado en mí han sido aquellas más sosegadas, en las que prima más la melodía principal que el acompañamiento, músicas sutiles de tragedia y otras que transmiten el cariño que destilan ciertos momentos, normalmente formadas por pianos y suaves vientos, a lo que se añaden unos coros fantásticos. En situaciones tremendamente dramáticas o misteriosas (sobre todo en esos momentos creepy tan delirantes) es cuando estas tienen su momento estelar y, la verdad, se aprecian más aunque su condición sea mucho más ambiental. Los efectos de sonido suponen un añadido de muchos quilates, excelentemente realizados y con una calidad sonora fuera de toda duda, que serán un elemento fundamental a la hora de integrarnos en la historia, con pasos, explosiones, gritos, espadas siseantes, monstruosos alaridos o motores y llamaradas. Realismo puro y duro.
Ambicioso como pocos he visto, Infinite Space es una aventura de un tamaño titánico en sus casi 80 horas de duración. El hermoso espacio tan solo es un envoltorio como cualquier otro para contarnos una historia con una intensidad brillante, que es capaz de atrapar al jugador hasta extremos insospechados. Nuestra curiosidad por saber más se verá reforzada por los giros argumentales tan estratégicos que ofrece, y es que la forma en la que se nos narra esta épica aventura galáctica no entiende de formatos o géneros: es sencillamente absorbente y de una calidad estratosférica. Sus fallos (que los hay) son ampliamente compensados por las abrumadoras sensaciones con las que tanto los personajes como las situaciones embargan al jugador. Sé que poco a poco iré olvidando muchos detalles de entre los miles que cuenta esta maravillosa historia. Pero aunque con el tiempo solo pueda recordar algunos de ellos, el nombre de Infinite Space siempre me sabrá a gloria.



- Lo Mejor Del Juego: Las descripciones y los sonidos crean imágenes vivas en nuestra mente. Trabajo artístico de fábula. Una historia impresionante. La representación del espacio es preciosa.

- Lo Peor Del Juego: La aleatoriedad en ciertos factores de las batallas, sobre todo en las melees. Saltos de dificultad y puntos de no retorno mal diseñados. La banda sonora me ha dejado muy frío.



CONTENIDO DESCARGABLE:
- Manual Infinite Space (inglés, PDF)

- Infinite Space Material Collection (japonés, PDF)

----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----

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La Música de este RPG

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El gran problema de las composiciones de este Infinite Space es que la gran mayoría está cortada por el mismo patrón. La calidad sonora no es precisamente su fuerte, y además por mucha grandilocuencia que se buscase obtener con tanta orquestación, el resultado, salvo cortes muy puntuales, me ha dejado una sensación bastante grande de vacío. La insistencia de tanta marcha bélica y militar no ha hecho más que ir cansándome por momentos y a veces he llegado a bajar el volumen.

The Profound. Algunos de los momentos que más me han gustado de esta enorme aventura en cuanto a entorno han sido aquellos en los que lo desconocido y lo "casi" paranormal intervienen. Son momentos para centrarse en empatizar con los personajes y en su situación, y este corte con un aura muy espiritual nos concede ayuda para integrarnos. Su caracter es ambiental, cargado del misterio que forman esos coros casi fantasmales, que van formando melodías cada vez más inquietantes.



Riot. Llegamos a las inevitables y a la larga bastante repetitivas melodías estilo marcha militar, de los que Infinite Space está sobresaturado. Y el problema es que pasan sin pena ni gloria y apenas transmiten más que ambientación, sin más. Esta es una de las más estruendosas que apuesta por los vientos para ponernos en materia, y suena como si de la intro de algún disco de Rhapsody of Fire se tratase. Tras unos cuantos pases, acabaremos ignorándola por inercia.



Middle of the path. Se podría pensar que ante lo decepcionante de los temas más orquestales y rimbombantes, las canciones más lentas y sensibles son el fuerte del juego. No habrá ninguna que llegue a estremecernos, pero desde luego se encajan mucho mejor que las otras. Esta en particular es medio ambiental, y mediante pianos como principal instrumento, nos traslada a esos momentos de desesperación en los que parece que todo está perdido, y la verdad es que cumple muy bien su cometido.



Infinite route. Tampoco es que sea un tema realmente espectacular, pero supone una de las grandes sorpresas del juego, especialmente por ser la única cantada que hay y también por los momentos en los que hace acto de presencia. Sus líneas vocales e instrumentales podrían pertenecer a la cabecera de cualquier anime. Y aunque no tiene tanto gancho, su melodía al final termina por pegarse. Mención especial para el solo central, una lástima que la calidad sonora sea bastante regulera.