Panzer Dragoon Saga (Saturn, Action RPG)

Año imperial 119. La tierra árida y corrompida, una sociedad subyugada sin apenas voluntad propia y toda una red subterránea de ruinas son lo único que resta de la que un día fue la edad dorada del hombre, arrasada por completo hace siglos por una cruenta y larga guerra derivada, como sucede en muchas otras historias, de la codicia y los delirios de grandeza de los seres humanos, víctimas de sus propias creaciones que se rebelaron contra ellos. Jugar a ser Dios utilizando la biotecnología para satisfacer sus propias ansias de poder tuvo consecuencias fatales y definitivas. Aquella edad ancestral terminó, pero el sentimiento de la avaricia humana parece no tocar nunca a su fin. Y esta historia, que se sitúa aproximadamente treinta años antes de lo acontecido en el primer título de la saga, no es sino otro ciclo más en el que el paso de las décadas ha hecho olvidar las atrocidades de aquel nefasto suceso y, por lo tanto, dar pie a que una vez más la raza humana vuelva a cometer de nuevo los mismos errores. Los antiguos, sin embargo, dejaron los cabos bien atados con su último legado, que duerme profundamente a muchos metros bajo la resquebrajada superficie…

Las ruinas, diseminadas por todo el mundo, guardan vestigios de la sociedad antigua que poseía una tecnología tan avanzada como impensable para los tiempos actuales. Artefactos diversos que en manos equivocadas pueden convertirse en fulminantes armas biológicas de destrucción. Y es precisamente en algún punto del principio de ese nuevo ciclo donde comienza nuestra historia. Un grupo de personas contratadas por el Imperio para guardar la seguridad de dichas ruinas, donde se suceden las excavaciones, patrulla tranquilamente sin hacerse una idea de la inminente hecatombe. De repente, una facción rebelde del propio Imperio, la denominada Flota Negra, irrumpe en el lugar, aniquilando a todos los trabajadores, hiriendo de gravedad a nuestro héroe y lanzándole a un abismo. Todo parece perdido para Edge. Su queridísimo mentor ha sido asesinado, las ruinas desmanteladas y este se ahoga poco a poco en el lago que ha amortiguado su caída, sin la más mínima esperanza ya de sobrevivir hasta que… de repente… un enorme, noble y majestuoso dragón se erige ante él lanzando un atronador rugido de guerra y salvando su vida. Desde este momento, Edge jura no descansar hasta atrapar y hacer pagar al verdugo de su compañero, sin saber que su aventura va a tomar un rumbo incierto, con giros asombrosos y en la que no todo es lo que parece ser, incluida la figura de quien él cree su enemigo. La historia de la creación de Panzer Dragoon Saga, o Azel: Panzer Dragoon RPG como es conocido en Japón se podría equiparar en cierto modo a lo que unos años después sucedería con la de Shenmue. Y es una historia triste. El equipo de Andromeda Team, compañía exclusivamente creada para dar vida a las primeras entregas de la saga y formado en aquel momento por 40 personas, pasó largos meses trabajando día y noche casi sin descanso, y rodeados ocasionalmente de tragedias inesperadas, para dar a luz a esta maravillosa creación de puro arte visual y sonoro. En 1998, a Saturn le quedaba tan solo un soplo de vida, pero eso no importó. Diseñadores, músicos y programadores se emplearon a fondo, incluso más allá de sus posibilidades con un propósito: reinventar el mismísimo género de los RPG sacándolo de sus moldes tradicionales y transformándolo a su voluntad con este juego. De hecho, en palabras del propio Yukio Futatsugi (alma matter de la saga), querían crear algo duradero, un videojuego que permaneciera en los corazones de aquellos para quienes fue creado, algo para que pudiera seguir manteniéndose fresco y genuino diez años después de su lanzamiento.

Aquel cúmulo de ideas, que bien podrían parecer excesivamente pretenciosas e inalcanzables, se hicieron finalmente realidad con todas las de la ley tomando forma de un RPG de nada menos que cuatro discos, una banda sonora totalmente alejada de los cánones marcados de la época, una hora y media de escenas FMV y unos gráficos que exprimirían hasta la última gota del potencial de la Saturn, una consola para la que, como muchos recordaréis, era extremadamente difícil programar y que solía demostrar bastante torpeza a la hora de mover grandes entornos tridimensionales. Pero el Andromeda Team, grupo afiliado a Sega, lo volvió a conseguir, aunque ya fuese en los últimos años de vida de la consola y siempre atendiendo a ciertas limitaciones inevitables de esta. Porque ni el motor ni los entornos son perfectos. Hay un exceso de popping, las texturas muestran una resolución bastante baja, los FMV están muy bien hechos aunque la calidad visual de estos se resiente y el aspecto de los personajes no está totalmente pulido. Sin embargo, hay que ir más allá para encontrar las verdaderas virtudes de este Panzer Dragoon Saga en el plano visual. Hay que acercarse más al modo en el que sus paisajes, vistas y lugares son capaces de meterse en el corazón del jugador (y comprobar aquí cuánta razón tenía Futatsugi al pronunciar aquellas palabras). No es un mundo colosal que llegue hasta donde alcanza la vista, de hecho, los lugares a visitar son relativamente limitados en número, pero el mimo, el cariño, la fijación por el detalle y la autenticidad que destila cada uno de ellos se percibe más allá del sentido de la vista. Es como que el juego contiene muchísimo más de lo que se puede apreciar a simple vista, pero hay que abrir la mente y mirar con algo más que con nuestros ojos para desentrañar ese misterio, y nos daremos de bruces con parajes cargados de enigma y misticismo en los que la esencia de la palabra misterio cobra un significado que va más allá de lo visto en la mayoría de RPG convencionales, y es tan intenso que a veces parece que dichos lugares tienen alma propia y son capaces de crear incluso una peculiar sensación de suspense, acentuada por la difusa oscuridad de las texturas y la paleta de colores de la Saturn. Y todo sin abandonar la estética de los primeros títulos de la saga, que también es uno de los puntos fuertes de esta entrega, apoyada por espectaculares y hermosos fondos estáticos, efectos de luz, degradados hipnóticos y una ambientación de ensueño, que además se eleva a la enésima potencia ante la caída de la noche, que dota a todo esto de una belleza casi sin igual. Dar un paseo bajo el cielo estrellado con el crepitar de la hoguera acompañando nuestros pasos, o volar con nuestro dragón por el simple placer de hacerlo es algo intensamente reconfortante. No experimentaba emociones similares con unos entornos desde el Vagrant Story de PlayStation, y eso es mucho decir. En este aspecto, no es solamente un juego para disfrutar, sino que también nos exige sacar nuestra faceta contemplativa para admirarlo con justicia.

Porque ni mucho menos este RPG es un juego rápido, nada más lejos de la realidad. A pesar de tener picos de intensidad que pueden llegar a ponernos los nervios de punta, como la magnífica batalla de Mel-Kava o la brutal tensión que experimentaremos contra el Behemoth, su cadencia general invita a avanzar en él casi sin voluntad de hacerlo, sin ansiedad, respirando la profunda calma y soledad que inspiran algunos de sus rincones, como el brillante mar de Uru, el tormentoso desierto de Garil y por supuesto, la apacible ciudad de Zoah con sus habitantes. Al mismo tiempo, viéndolo desde la otra cara de la moneda, imagino que no es tampoco un videojuego para todos los públicos, precisamente por las mismas razones que acabo de enunciar. Su banda sonora, persiguiendo el espíritu general del juego, puede resultar extraña conforme avanza la aventura. Ante la mezcolanza de culturas, inspiraciones y texturas geográficas que presenta el juego, sus dos principales compositores, Saori Kobayashi y Mariko Nanba, descartaron de primeras una gran carga de melodías rápidas y recargadas, substituyéndolas por otras que fueran capaces de abarcar todo este mosaico de variedades. Optaron por cortes que en algunos momentos son puramente atmosféricos, pero sin los cuales la ambientación general no quedaría completa al 100%. En otras ocasiones, debido sobre todo a la gran presencia de las percusiones, notaremos una mayor intensidad en el acompañamiento, digno de las grandes batallas que tendremos que librar en determinados momentos. De nuevo el gran empeño puesto en alcanzar las emociones más íntimas del jugador se refleja en su banda sonora, y momentos como el descanso en la acampada o las visitas nocturnas a la aldea con su ambientación tan exclusiva conseguirán relajar nuestro pulso. Todo esto no significa que no existan composiciones épicas de las que nos hacen levantar la cabeza, con grandilocuentes orquestaciones pero la gran mayoría tiene un halo basado en distintas músicas étnicas del mundo, con presencia de voces orientales, otras formadas exclusivamente por percusiones tribales y, en definitiva, mucho sabor espiritual y místico, donde también puede sorprendernos la inclusión de algunos pasajes mezclados con bases casi electrónicas, haciendo honor a ese aspecto más tecnológico que también tiene su peso en la historia del juego. De hecho, y al contrario que sucede en otros juegos, el proceso compositivo se dejó casi para el final con el objetivo de que la banda sonora encajara con total perfección con los lugares por los que transcurre la aventura. Por si fuese poco, todas y cada una de las escenas están narradas a viva voz.

Daremos largas travesías a pie, conversando con distintos personajes y visitando casas, tiendas, etc., interactuando con el entorno mediante un sistema de point and click, examinando objetos y leyendo descripciones, pero básicamente, nuestro héroe volará a lomos del dragón sagrado durante la mayor parte de la aventura, recorriendo valles, inhóspitos desiertos, densos bosques y mares, a través de angostos pasadizos y lúgubres mazmorras bajo tierra. A pesar de lo aparatosa que pueda parecer nuestra montura, su control se domina casi a la perfección en pocos minutos de juego (también gracias al tutorial), y la detección de colisiones con obstáculos y demás fue algo meticulosamente estudiado para deleite de la experiencia del jugador de volar con total libertad. Y es que en esta entrega podemos olvidarnos del sistema de juego sobre raíles y explorar a nuestro antojo cada entorno, descubriendo sus recovecos y secretos, siendo esto es uno de los mayores placeres que nos brinda Panzer Dragoon Saga. El tema de las batallas es para tratarlo a parte. El acertadísimo enfoque que se les dio, la asombrosa forma de implementarlas en el juego, su tremenda funcionalidad, la sencillez a la hora de dominarlas y su alucinante espectacularidad harán que a lo largo de todo el juego estemos casi deseando que nos asalten los combates, y no solo para librarlos, lo cual es una experiencia divertidísima en sí misma, sino también para descubrir nuevos enemigos y ponernos a prueba gracias a las inmensas posibilidades que el sistema de lucha pone a nuestra disposición. La opción de alternar entre disparo y láser, la gran cantidad de magias (y su bonita ejecución), la movilidad del dragón, el uso del radar y las zonas seguras / neutras / peligrosas, la búsqueda de puntos críticos… son solo algunos de los alicientes para disfrutarlas, sin olvidar que las evoluciones de nuestro dragón y los múltiples cambios de aspecto que ello implica nos harán disfrutar de lo lindo. Para dar el golpe de gracia, la dificultad está muy bien ajustada y su curva de aumento, perfectamente equilibrada, y no nos hará falta pasar horas luchando (aunque a veces nos encantaría). De hecho, hay veces en las que podemos elegir si hacerlo o no, incluso amplias zonas sin enemigos.

Más allá del plano emotivo y personal, no he querido dar demasiados detalles técnicos, ni en cuanto a jugabilidad, ni mucho menos en cuanto a desarrollo o avance de la historia. Creo, como siempre, que cada cual debe sacar sus propias conclusiones a través de la experiencia jugable, pero de forma aun más acentuada en este caso tan especial. Y no dejéis de disfrutar de cada minuto de Panzer Dragoon Saga, porque estos podrán ser efímeros en cuanto a duración, pero no en cuanto a intensidad. Como esas grandes joyas que el tiempo ha dejado injustamente olvidadas para muchos, esta grandiosa obra nunca obtuvo toda la notoriedad que merecía, y dudo mucho que la descomunal inversión en esfuerzo, tiempo, sacrificio y dedicación de sus creadores se viese recompensada económicamente (se dice que en Europa tan solo se distribuyeron 1.000 copias). También es algo natural que no todo el mundo pueda o sepa apreciar en la misma profundidad las virtudes de este RPG, pero os puedo asegurar que al menos en mí ha dejado una huella profunda.


- Lo Mejor Del Juego: Sus localizaciones son tremendamente evocadoras. El sistema de batalla es una delicia, nunca tendremos suficiente. Las voces. Enfoque bastante emocional.

- Lo Peor Del Juego: El diseño del protagonista es poco carismático y su control a pie, algo tosco. La aventura se nos antoja excesivamente corta.

__________________________________________________________

¡OJO! ANTES DE JUGAR.... Panzer Dragoon Saga es un juego que salió en unidades limitadísimas tanto en EEUU y mucho más en Europa, por lo que jugar con una copia original del juego estaba muy lejos de mi alcance. Como el SSF es mi emulador de Saturn de confianza, y aunque probé mis ISOs también en el Yabause, rápidamente me decanté por jugar en el primero. Y empecé a hacerlo usando la última versión, la v0.12_beta_R4. Pero cual fue mi sorpresa cuando, llegando a los pasadizos subacuáticos de Uru, el dragón quedó encallado en una estancia; no podía continuar porque las puertas no se abrían y tampoco volver atrás, por lo que tuve que reiniciar y perder algunos minutos de juego. También me pasó algo similar en la zona de los ventiladores al principio del juego. La solución a este problema es bien sencilla. Esto no es problema del propio juego, sino del emulador, por lo que bastará con utilizar el mismo pero en su versión v0.12_beta_R3, que funciona mucho mejor que la última y con la que no tendremos absolutamente ningún problema para finalizar la aventura de principio a fin. Eso sí, cuidadito con los savestates, porque no son compatibles entre ambos. Mejor usad el guardado "legal" ingame. Ahora sí, ¡a disfrutar!.

----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----

__________________________________________________________

La Música de este RPG

__________________________________________________________
La gran experiencia que supone recorrer maravillosos mundos de fantasía a lomos de un dragón se podría haber plasmado de muchas formas distintas en el terreno musical, pero el dúo Saori Kobayashi y Mariko Nanba optó por darle a la banda sonora un enfoque casi ambiental y a la vez con cierta épica, aunque esta última quedase en un plano más difuminado de lo habitual. Ni que decir tiene que consiguieron su objetivo, ya que todo aquí encaja como un guante.

Ecce Valde Generous Ale (Behold the Precious Wings). Aquí se mezclan a la perfección varios de los elementos que hacen grande a la banda sonora del juego. Por una parte, la percusión tribal que sirve de instroducción a muchos de los cortes que encontraremos, la suave instrumentación orquestal, a la que pronto se añaden unos coros reales que van acompañando la melodía principal hasta que pronto estos estallan en grandeza, dando una fuerza definitiva a la canción, que sirve de presentación del juego.



A Premonition of War. La que aquí escuchamos es una versión reducida pero que contiene todo lo que la hace brillar con luz propia. Se podría decir que estamos ante el tema central de Panzer Dragoon Saga, ya que su melodía aparecerá en distintas ocasiones pero nunca con el mismo acompañamiento. En esta original, destacan de nuevo unos coros que desfilan por la composición acompañados por una prominente percusión de tonos espirituales. El tema en general tiene también estos mismos aires.



Water Ruins. Uru, un inmenso y brillante mar que sobrevolaremos, explorando sus secretos. Aquí las notas no podrían haber sido más acertadas. Una de mis composiciones favoritas, porque otorgan al lugar un aire sagrado, olvidado, perdido... parece que estas salgan de debajo de la misma superficie y crean un clima absolutamente perfecto. Tan solo llegando a los dos minutos la percusión hace acto de presencia, pero de forma sutil y calmada para, lejos de romper el ritmo, convertirlo en algo mejor todavía. Es un auténtico bálsamo de tema.



Trapped Underground. El corte empieza de forma etérea y ascendente, sin que, como sucede en varios de ellos, sepamos hacia dónde nos va a llevar, pero de repente, una melodía triste y oprimida, como si de un réquiem se tratara, surge ante nosotros y nos pone en situación. Es un corte de ritmo extremadamente tranquilo, pero su melodía no es precisamente sosegadora. Su intensidad da vaivenes controlados, y en efecto parece surgir desde las mismas profundidades del subsuelo.



Rest. Esta me enamoró a primera escucha. Por composición e instrumentos, es una de las más distintas que escucharemos, aunque por supuesto no desencaja en absoluto en el conjunto de la banda sonora. Está básicamente formada por instrumentos de cuerda y viento, que forman una melodía bien cargada de nostalgia y cierta tristeza que nos sirve para ambientar el descanso de nuestro héroe Edge y su dragón. Por mucho que suene, difícilmente nos cansaremos de escucharla, porque tiene la virtud de la relajación.