Super Crystal Hunter (PC, Aventura-Puzle)

Aunque parezca que últimamente está entrando más variedad en El Pequeño Rincón de los Grandes RPG a parte del género que le dio la vida, no creáis que la dirección de este vaya a virar hacia otros horizontes ni nada parecido. Como siempre digo, cada juego tiene su momento, y en esta ocasión me apetecía mucho disfrutar de una curiosidad como Super Crystal Hunter, que llamó mi atención por su variada proposición, sus gráficos bien perfilados y sobre todo, por venir de la mano de los chicos de Netherware Entertainment. Gracias a este equipo indie de programación de videojuegos pude disfrutar, hace ya dos años, de un maravilloso e inolvidable survival con referencias de Aventura RPG que supuso una gran sorpresa y alegría. Un título llamado Desolate City: The Bloody Dawn en su versión Enhaced Edition que nunca dejaré de alabar y recomendar a todo el mundo. Con este Super Crystal Hunter, cambiamos todavía más de tercio respecto a la tónica general del blog, ya que en conjunto tenemos una mezcla de puzle, aventura, indagación y minijuegos, algo así como un sandbox. Y aunque no se trate de un RPG, las conversaciones, la perspectiva y sus escenas nos pueden recordar al género.

A pesar de toda esta amalgama inicial de posibilidades, el título es algo más cotidiano y menos ambicioso que la anterior creación de sus programadores, pero eso no significa que no nos vaya a proporcionar unas cuantas horas de intensa diversión, lectura y casi por encima de todo, un fuerte humor que ya percibiremos desde la primera toma de contacto y que nos hará empatizar más con nuestro protagonista y con algunos de los simpáticos y “mordientes” personajes con los que se codeará. Slade (que así se llama nuestro larguirucho, despeinado y desaliñado héroe) es un ladrón de oficio que hasta hace tan solo dos años pertenecía a un grupo llamado Los hermanos de la noche. Pero en tan desafortunado momento, su guarida fue descubierta, y el rey envió a un grupo de guerreros de élite, los Archi-Cruzados, para que pusieran fin a la banda de ladrones, no con cárcel o castigo, sino con la muerte. Slade, todavía muy joven e inexperto fue, contra todo pronóstico, el único de la banda que consiguió escapar con vida. Solo y desesperado, encontró cobijo en el hogar de un anciano, quien le mantuvo y cuidó. Pero tras un periodo de descanso y reflexión… ha llegado por fin la hora de poner en marcha el plan de venganza contra el rey del Reino del Este y su impío escuadrón, pero también de alcanzar el objetivo de acumular riquezas y alzarse como un gran ladrón con su propio imperio. Tampoco es que alcance demasiada plenitud ni se profundice demasiado en ninguno de sus puntos, pero como podéis ver, la historia que existe como excusa para traernos este divertido juego es lo suficientemente sólida y definida como para ambientarlo, y desde luego, está muy por encima de la que uno esperaría encontrar en un juego de puzle. Solo por eso, creo que ya merece estar entre estas páginas que escribo. Y aunque el trasfondo argumental se nos antoje como algo trágico, en realidad será bastante suavizado por el omnipresente humor que muestra el juego, con expresiones, textos y bocadillos de iconos con los que se nos escapará alguna que otra carcajada. Un contraste arriesgado, pero eficaz y bien logrado en este caso.

Pero exactamente ¿cuál es la mecánica de Super Crystal Hunter? Un dicho popular reza que el dinero no cae del cielo, pero en el juego que nos ocupa, este no podría estar más equivocado. No hay una única respuesta a la pregunta formulada. El juego consta, entre otros, de niveles normales y otros especiales. En los primeros, nos encontramos con un claro formato puzle que encaja con los modelos tradicionales tan llevados hoy en día, especialmente en los juegos para móviles. En ellos, nuestro personaje, situado en la parte baja de la pantalla, tendrá que lidiar (y no me refiero solamente a recoger) con las joyas que caen de la parte superior. Estas no son otra cosa que las propias riquezas que nuestro personaje anhela conseguir, y que se representan de esta forma tan original. Conforme avancemos, la cosa se irá complicando, y a las piedras preciosas se unirán otras en forma de hándicap, bombas que nos aturden o restan tiempo, gotas que nos paralizan durante unos segundos… pero también distintos objetos que supondrán una ventaja, como tiempo extra, inmunidad temporal o súper velocidad. Si la puntuación final es la requerida en la fase, podremos avanzar a la siguiente, pero si conseguimos un plus de puntos, se desbloqueará además una extensión de dicha fase que consistirá (y aquí viene una de las partes más entretenidas del juego) en distintos minijuegos, cuatro en total, con los que a buen seguro pasaremos la mayor parte del tiempo. Y es que, a pesar de la sencillez de algunos (como la del pez mutante) o la ligera pesadez de otros (un laberinto por el que tienes que guiar a un conejo experto en artes marciales hacia la salida, como si de un roguelike se tratase), nos terminarán por enganchar sin remisión y poniéndonos a prueba para terminarlos en un menor tiempo o consiguiendo más puntos. Cuando le pillamos el ritmo a los combates de boxeo, o la medida a la guerra a base de granadas con los lobos, nos acabaremos gastando los “cuartos” en dichos eventos, casi olvidando el avance de la aventura por momentos. Pero sin duda alguna, mi favorito ha sido el juego de cartas, excelentemente ideado y puesto en escena, que resulta sencillo de aprender pero ofrece muchas posibilidades de acción. ¡Una genialidad para no dejar nunca de jugar! Y además, disponemos de ingeniosas misiones secundarias opcionales en las que, mediante un intercambio de objetos (en los que, por desgracia, prima demasiado la aleatoriedad) ayudaremos a distintos comerciantes a librarse de su maldición con la ayuda de una bruja y sus hechizos, aportando también ese puntito de exploración e investigación.

Las cuatro fases finales y enfrentamiento, enormemente difíciles, requieren una concentración y unas dotes de velocidad muy apuradas para superarlas. Hasta el primer ending del juego, mi concepto sobre la curva de dificultad había sido muy bueno, bastante lógica. Pero llega la segunda parte, una historia extra en un fantástico paraje helado… y aquí es donde nubes negras se han posado sobre mi juicio. La primera fase extra es una prueba de dificultad extrema, otro nivel respecto a lo visto. Bien… Pero ya con la siguiente, con el nivel 27… la intensidad se les fue de las manos. Y no solamente por su exigencia de habilidad o velocidad, sino por una mecánica que, a mi entender, está pésimamente implementada. En lugar de recoger las joyas, debemos esquivarlas contrarreloj, algo que resulta interesante al variar el esquema. Sin embargo, la idea fracasa al tener un hándicap inexplicable y casi incomprensible: aun cuando las joyas desaparecen de la pantalla, estas siguen puntuando al pasar por encima de ellas hasta pasado X tiempo, lo que convierte la mecánica en algo casi injugable, y terriblemente frustrante, abusando desproporcionadamente de la paciencia del jugador y terminando por convertir el nivel en un terrible tormento. ¡Y hay que superar la prueba con 0 puntos durante 2:30 minutos! Hacía muchísimo tiempo que no me topaba, en ningún videojuego, con una prueba tan insufrible, tan desmedida y rabiosamente cruel. Incluso llegué a pensar estaba bugueada. Los que me conocen saben de mi cabezonería por terminar cualquier juego cueste lo que cueste, y aunque vi su primer final con un porcentaje del 100%, tuve que darme por vencido casi al borde de un colapso nervioso. 10 de las 23 horas que he pasado con este juego han sido intentando superar el dichoso nivel Gelisuelo, y esto incluye más de 100 intentos (y os aseguro que son cifras empíricas). No os engañaré: la imposibilidad de terminarlo por completo me ha dejado un cabreo importante, pero terminé tan asqueado y frustrado por dicha prueba que ya he tirado definitivamente la toalla.

NOTA IMPORTANTE AL RESPECTO DEL PÁRRAFO ANTERIOR. A día 5 de Junio, vuelvo a enfrentarme a él aprovechando las mejoras que se van a implementar en una nueva actualización del juego (que está a punto de salir y que gracias a la amabilidad de los chicos de Netherware Entertainment ya he podido disfrutar), y aclarar que el bug de colisión con las joyas ocultas en los niveles 26, 27 y 28 ha sido solucionado, con lo que ahora esos niveles son infinitamente más divertidos, dinámicos y, sin dejar de ser todo un reto, ya son perfectamente viables. Esto nos lleva, además, a vivir toda una batalla con un personaje de lo más arrebatador, que será definitivamente la última... hasta la próxima aventura que ya nos pretende insinuar la pantalla de "Continuará..."

Así pues, desconozco si entre mi punto de abandono y el final auténtico del juego se esconde alguna sorpresa o novedad, pero ambos mapas, tanto el nevado como el general, me han gustado mucho en lo visual, y lo mismo se puede decir del juego en sí, de sus lugares, de las animaciones y del diseño de personajes, todo ello creado usando un entorno RPG Maker 2003 trasladado posteriormente a EasyRPG como ya hicieran sus programadores con su anterior juego. Desde la intro hasta el final boss, todo tiene una fresca y atractiva esencia de juego de 16 bits en cada uno de sus pixeles, un aspecto de esos que te invita a devorar el juego sin perder un segundo. El mapa que se extiende ante nosotros muestra un colorido suave pero detallado, y nos depara algunas sorpresas como gaviotas cruzando el firmamento o bancos de nubes transportados por el viento, recordándonos a grandes clásicos RPG de Super Nintendo (personalmente, a Chrono Trigger en particular). Cuando estamos en casa del abuelo, o en alguna de las tabernas que visitaremos, esa oscuridad casi neblinosa nos deja un puntito de misterio que encubre a personajes de lo más variopinto, desde jugadores empedernidos, juerguistas, solitarios misántropos… todo tipo de energúmenos con unos diseños sencillos pero bien diferenciados y con personalidad (el protagonista me trae a la mente también una mezcla entre Ark y Chrono). Lástima que no haya más interiores o que estos no sean más amplios, porque algunos han resultado ser mis lugares favoritos. Las fases de puzle obviamente destacan menos gráficamente, pero tienen todo lo que se les puede exigir, son lo suficientemente coloristas e incluso podremos escoger su marco. Varias menciones especiales también para: los avatares junto a los textos, algunos jefes y en general, las graciosas animaciones.

Ante un juego de tamaña variedad, uno no sabe muy bien que esperar de su banda sonora, pero lo lógico sería que dicha variedad acompañara también al estilo de cada uno de sus cortes. Y por suerte, ¡así es! Patrick de Arteaga es el nombre de un compositor que no olvidaría fácilmente tras haberme deleitado con una banda sonora tan genuina, adaptada y escalofriante como la que exhibía aquel Desolate City: The Bloody Dawn. En cuanto vi que la música de este Super Crystal Hunter también estaba dirigida por su batuta, se convirtió inmediatamente en un aliciente para ponerlo a la cola de mi lista. A pesar de que es un juego que, en principio, no necesita tanta profundad, Patrick trabajó en una colección de temas que merecen ser escuchados incluso más allá de su acompañamiento en el juego. Pueden ser tan distantes entre ellas como bien engarzadas en las distintas situaciones o pruebas disponibles. El grueso, digamos, del juego, que son los puzles, van acompañados por melodías que tienden más hacia el estilo electrónico, casi bailables (y de aparición aleatoria), y su ritmo nos pondrá las pilas a la hora de agudizar nuestros sentidos. Y sin embargo, encontramos otras, como la que escuchamos en el minijuego submarino, que es justo lo contrario, una pieza suave, relajada y atmosférica que, aunque extraña, nos acaba envolviendo con su sonido casi hipnótico para que disfrutemos más si cabe del burbujeo de las aguas y el plácido control de nuestro pececito. Encontramos influencias orientales, arábigas o sureñas, y multitud de instrumentos de folklore bien utilizados que despuntan, como en el tema central de Bunny, o una en particular que personalmente me enamoró a primera escucha: la que suena acompañando a la pantalla de resultados de los minijuegos, con guitarras clásicas, marimbas, flautas étnicas… que a pesar de su candidez transmite una enorme sensación épica. Para mejorar el conjunto, la gran mayoría tienen una duración bastante extensa a lo largo de la cual van variando de tesituras e intensidades sin dejar de sorprendernos.

Estamos de acuerdo en que Super Crystal Hunter es, en esencia, un juego de puzle, pero con tantos añadidos y posibilidades que esta descripción quedaría muy simple. Tal vez sea un poquito disperso y lento en su inicio, pero su capacidad de adicción va “in crescendo” hasta llegar a ser un juego difícil de dejar: siempre querremos otra prueba de joyas, otro evento superado, u otro combate de boxeo, a pesar de que no necesariamente ha de ser disfrutado en dosis largas como un RPG. A pesar de la decepción que ha supuesto la mecánica del nivel 27, su capacidad de diversión general me ha dejado más que contento, y más si tenemos en cuenta que todo está acompañado de una fantástica y variada banda sonora y un estilo gráfico de esos que tanto echo de menos. No me queda más que agradecer de todo corazón a la gente de Netherware Entertainment por su impagable mención en los créditos del juego y por regalarme tantas horas de diversión (más de 20) con su último trabajo.


- Lo Mejor Del Juego: Sus gráficos son sencillos, pero transmiten. Temas musicales para todos los gustos. Su nivel de adicción y variadísima propuesta. Un gran sentido del humor. Esencia 16 bits.

- Lo Peor Del Juego: Sin duda, el nivel 27, capaz de destrozarnos los nervios (corregido). Los textos no se pueden acelerar y resultan algo lentos (corregido). Algún pequeño bug puntual y espontáneo.

----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----

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La Música de este RPG

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El mismo autor de aquella gran ambientación que inundaba cada rincón de Desolate City: The Bloody Dawn vuelve a mostrarnos sus dotes como compositor en esta nueva obra de Netherware Entertainment, y su calidad a la hora de acompañar cada uno de los puzles, estancias y parajes que recorreremos junto a Slade queda fuera de toda duda. La mayor variedad que nos ofrece el juego queda reflejada, incluso, en una mayor cantidad de estilos, sonidos e instrumentaciones. Sube el volumen y escucha:

Garrick. ¡Garrick al ataque! Uno de los antiguos colegas y al mismo tiempo rival de nuestro héroe hace su aparición como primer boss en una desafiante pantalla, y esta música repleta de acción captura muy bien el espíritu de dicha disputa. Un tema, como muchos otros, que incita a la velocidad y a mantenerte despierto. Una melodía muy cambiante es su gran punto fuerte junto al ritmo, que en la parte más avanzada se complica para añadir un plus de virtuosismo.



Ambiente acuático. Cuando te introduces por primera vez en aguas profundas guiando a Greenish, el pececito mutante, puede sonar un tanto extraña, pero tarda poco en cautivarte y llevarte a su terreno para que cada vez disfrutes más de su etérea cadencia, con esos sonidos que emergen como si de las burbujas se tratase. Al poco de entrar la suave percusión, se destapa una nueva parte de su sencilla pero acogedora melodía que junto a los bajos la convierten en algo ideal.



Level Track 6. El hecho de que haya acabado odiando con toda mi alma los niveles de la segunda parte del juego, en los terrenos nevados, no quiere decir que no sepa apreciar lo que este tema quiere transmitir. Gracias a sus teclados, hace que situarnos en esos gélidos parajes nos resulte de lo más sencillo, a lo que después se añaden esos tintineos de metalófono. Para redondear el corte, su percusión súper rítmica nos dará un pequeño empuje extra para jugar una y otra vez.



Comprobar. Aquí llega la que para mí es, sin duda, la joya de la corona. Un tema que me golpeó nada más escucharlo, por su capacidad para sorprender, por su composición, instrumentación... me transmitió muchísimo y no he dejado pasar en ninguna ocasión la oportunidad de poder escucharla tanto como he podido en las pantallas de resumen de los minijuegos. Es tremendamente épica e inspiradora y su melodía de entrada es una auténtica maravilla, tanto como la que forma la parte final, más tropical incluso, si cabe.



Tutorial. Siempre me gusta despedir la sección de análisis de la música con un tema que, a ser posible, deje al lector con una sonrisa, y en esta ocasión, "Tutorial me viene que ni pintado". Charles y platos introducen a una escala de piano muy sencilla que sin embargo, te transmite buenos sentimientos, incluso te puede poner de buen humor, y esto se aplica a toda su duración. Es entrañable a la fuerza. ¿Su único pero? Creo que está desaprovechada, tendría que sonar en muchos más sitios