Xenoblade Chronicles (Wii, Action RPG)

Es necesario disponer de un par de cosas básicas e imprescindibles para poder disfrutar, en toda su plenitud, de esta titánica creación de Monolith Soft: toneladas de tiempo para dedicarle, y paciencia. La tercera cosa en discordia, las ganas de devorarlo sin compasión, llegará de forma natural sin que nos demos cuenta conforme la aventura vaya dejando una huella en nosotros que, a buen seguro, será del todo imborrable. Porque ante la magnitud de Xenoblade Chronicles, este blog hace honor a su nombre y se queda pequeño. He pasado exactamente 21 días y 196 horas junto a él, tres semanas de sorpresas, emociones y alguna que otra rabieta. Volviendo a sus primeros instantes tras la partida terminada, rememorando los primeros pasos, parece que haya pasado mucho más tiempo, pero no por los días reales sino por la cantidad de aventuras y vivencias que el juego me ha regalado. Y cuando el tiempo real se funde de esa forma con el jugable, es que estamos ante algo excepcional. Xenoblade Chronicles es naturaleza en estado puro, es variedad descomunal y es profundidad sangrante, pero también es la gran cantidad de valores humanos que nos muestra su asombrosa historia de la destrucción y creación de todo un universo.

Muchos me habéis estado pidiendo esta review durante largo tiempo. Y es que han pasado ya 10 años desde que el juego viera la luz y los mismos desde que aguarda impaciente en mi estantería a ser por fin descubierto. Una década desde que los ojos de casi todo el mundo se volvieran hacia él y lo condecorasen como uno de los mejores y más grandes Action RPG de la historia. Pero… ¿cómo plasmar esas casi doscientas horas de intensas vivencias, profundas búsquedas, alegrías y padecimientos en tan solo unas pocas palabras? Al ponernos frente a este coloso de juego, podemos enfocarlo desde dos perspectivas distintas. Una de ellas consistiría en seguir de forma estricta la historia, siguiendo los pasos que nos indica el argumento, en todo momento bien definidos. La otra es enfrascarnos en descubrir personajes e ir cumpliendo en masa las misiones que nos encomiendan, lo que fácilmente puede casi triplicar el tiempo de juego. Puede parecer que la introducción al comienzo de la aventura, con la lucha entre dos gigantescos titanes, resulte llana y esclarecedora para ubicar la historia que va a rodear la historia de Shulk y compañía, pero nada más lejos de la realidad: dichas escenas tan solo son un granito de arena en un desierto. Y es que no nos podemos hacer ni una mínima idea de cuánto va a crecer, ni de la cantidad de vuelcos argumentales, sorpresas y desconciertos que nos esperan. La historia, de hecho, puede resultar verdaderamente compleja ante la enorme cantidad de elementos, personajes, épocas y sucesos que la conforman. Tras una hecatombe provocada por la peligrosa combinación entre tecnología avanzada y desmedidas ansias de poder, la era del ser humano y su universo llegaron a su fin. Pero algo sobrevivió. Algo que, con el paso de los milenios, dio vida, en medio de un infinito mar, a dos creaciones llamadas titanes. Con el tiempo, y a través de sus almas, dichos titanes crearon vida en sus propios cuerpos que sirvieron como mundo para el nacimiento de múltiples civilizaciones. La buena relación entre las gentes de ambos mundos y los ideales de paz y convivencia terminaron bruscamente cuando, por alguna razón, Bionis atacó a Mekonis, acabando con miles de vidas y desatando un clima de guerra que prevalecería hasta los días en los que se sitúa la historia. Dicha razón vino por un elemento inesperado, un arma con espíritu propio llamada Monado que corrompió a aquel que dio con ella. La lucha entre ambos titanes duró siglos hasta que, finalmente, ambos cayeron en un estado de letargo. Pero el espíritu maligno continuó vivo, y 14 años antes del comienzo del juego, una expedición de Humas volvió a encontrar la espada, abriendo de nuevo la caja de pandora y repitiendo el ciclo.

Xenoblade Chronicles apuesta por un mundo casi abierto, a partir del punto en que Shulk y Reyn abandonan Colonia 9 para tratar de detener la guerra, momento en el que quedaremos totalmente abrumados ante la extensión de las llanuras de Gaur. Y esto solo será el principio. La libertad para transitar estos parajes es absoluta, tan solo limitada por el nivel de algunos enemigos. El juego hace gala de un colorido, una cantidad de detalles y una potencia visual en general que nos obligará, deslumbrados por ella, a descubrir y escudriñar cada uno de los rinconcitos de su mundo. Si las mencionadas llanuras muestran una naturaleza que casi podemos sentir en nuestra piel, viva, intensa, primitiva y salvaje, cada lugar que descubramos nos va a seguir dejando literalmente boquiabiertos por su extrema belleza, recorriendo parajes de arboles fluorescentes en el Manglar de Satorul, el mar de Eryth, el más inmenso (y totalmente explorable, a nado o a pie) que he visto nunca en un videojuego o todo un mundo creado a partir de piezas mecánicas en donde habitan los mákhina, los seres de Mekonis con diseños claramente inspirados en los de H. R. Giger. Es necesario afrontar cada uno de ellos con calma y deseos de disfrutarlos, de acariciar y valorar su gran calidad, ya que resultan un auténtico regalo para todos los sentidos; de esa forma, crearán en nosotros una ambientación y unas sensaciones casi indescriptibles, pero no solo a causa de sus portentosos tamaños y formas, también a través de la banda sonora que les acompaña y, sobre todo, por la climatología aleatoria que completa su gran profundidad. Y es que recorrer gigantescas colinas y que de repente nos asalte una fría tormenta con relámpagos y truenos, encontrarnos con la llegada del alba entre los riscos helados del Monte Valak o presenciar una lluvia de estrellas fugaces mientras nadamos perdidos en la inmensidad del mar de Eryth en mitad de la noche… son experiencias tan gloriosas que nos marcarán para siempre; son momentos capaces de estremecernos hasta llegar a hacernos sentir pequeños ante tanta grandeza. Los cielos nocturnos con millones de estrellas, la bruma de los oscuros pantanos del Manglar o la bestial cantidad de detalles, seres vivos y accidentes geográficos de la selva de Makna piden a gritos su contemplación silenciosa solo para recrear nuestros ojos. Nunca me ha gustado abusar de los teletransportes en estos juegos porque me gusta degustar una y otra vez los paisajes que me rodean, y también aprovechar para subir nivel, pero aunque al principio no pueda parecerlo, en el caso de este RPG será algo imprescindible debido a su asombrosa magnitud.

La ciudad de Colonia 9, a pesar de que no llega a los límites de preciosismo de la de The Last Story, es digna de pasear una y otra vez, descubrir sus callejuelas, sus rinconcitos más íntimos y observar el comportamiento de sus habitantes (algo que me ha recordado a Majora’s Mask), respirar la paz en sus parques y redescubrirla en medio de la noche: una delicada obra de arte llena de vida. Y esto se puede extrapolar a todas las zonas habitadas aunque no podamos disfrutar de los interiores de sus viviendas. Enfocándonos en el diseño de dichos habitantes, de sus distintas razas y sus atuendos, también se puede apreciar el descomunal trabajo en su tratamiento. Solamente basta el ejemplo de que cada mínimo cambio en el equipamiento de los protagonistas quedará plasmado en el aspecto de estos, ofreciéndonos cientos de combinaciones para vestirlos. Pese a que las texturas de los rostros de estos muestran una baja resolución, emociones como la alegría, inseguridad o desolación están perfectamente plasmadas en sus miradas, y eso es un punto a favor para que desarrollemos la empatía necesaria para vivir esta odisea al 100%. Aunque siempre me gusta hablar de lo que hay y no de lo que debería haber, en este caso he echado mucho de menos un bestiario que describa las características y ubicación de cada uno de los cientos de monstruos a los que haremos frente. Porque pienso que sus diseños y gran variedad así lo merecen. También impresiona el tamaño de estos. Encontrarnos ya en los primeros compases con algunos enemigos que literalmente no caben en la pantalla es algo que impone mucho respeto, sobre todo tratándose de una consola tan menospreciada como la Wii, con movimientos virtuosos y fluidos, una cantidad de detalles considerable y muchísimos elementos móviles mientras el motor del juego (salvando algunos momentos muy concretos en ciertas batallas) no se resiente lo más mínimo y mueve el colosal entorno con total suavidad, tirando de algunas ayuditas como un intenso efecto blur en la noche o la neblina que solo a veces cubre las formaciones más lejanas. Pero esto último no es solo un recurso de ayuda técnica: ciertos parajes inhóspitos requieren de esa bruma para resaltar más todavía su belleza. Ya que he nombrado las batallas, decir que constituyen algunos de los momentos más espectaculares del juego a nivel visual, con un movimiento perpetuo, efectos de luz y partículas por doquier y gran contundencia en los golpes. Concluyo con este apartado diciendo que, probablemente, este sea uno de los pocos juegos de Wii que no hubiese sido posible en GameCube por su espectacular apartado técnico.

El tema musical que escuchamos en la pantalla de título, que puede ser considerado como el central, nos transfiere una intensa melancolía que representa perfectamente el espíritu del juego, el sufrimiento por el que han de pasar nuestros protagonistas y la amarga historia del ciclo del universo de Xenoblade Chronicles. Un tema precioso que te cala el alma, con unos matices que cautivan sin esfuerzo, y que deja paso a cerca de un centenar de ellos. Una banda sonora muy especial, pero no solo por su calidad, sino por el hecho de que la gran mayoría de sus cortes son de estilo ambiental… y doy fe de que cumplen perfectamente su papel de aportar esa chispa a cada lugar, complementándolos para que su atmósfera sea prácticamente perfecta, aunque como contrapartida, y debido a su carácter, no tengan el protagonismo que cabría imaginar en un primer momento. ¿Sería lo mismo el pantano de Locus sin esos excepcionales y espirituales coros? ¿O esas escenas llenas de electricidad emocional sin las trompetas y guitarras eléctricas que las rodean? La respuesta es un no rotundo. A pesar de su discreción sonora en los grandes parajes, su liviana instrumentación se va colando por nuestros oídos y refuerza enormemente la esencia de estos lugares de maravillosa fantasía: los rayos de luz parecen estar representados por los agudos violines, la caída de la nieve va acompañada de unos sentidos pianos de un aire épico pero relajado… y la noche, tanto en las poblaciones como en algunos entornos, apaga las percusiones pesadas y deja paso a melodías mucho más endulzadas y nostálgicas que nos harán sentir un calorcillo muy especial. Hasta seis compositores distintos participaron en esta selección musical, desde el grupo ACE+ hasta la siempre impagable presencia del talento Yasunori Mitsuda, aunque fuese tan solo en un par de ocasiones puntuales. El contraste entre los cortes atmosféricos y los que representan la acción más visceral es digno de mención. En estos últimos, los bombos remarcados, las guitarras eléctricas y sus solos y un ritmo de lo más cañero espabilarán al máximo nuestros sentidos, y es que algunas son puro Heavy Metal como pocas veces he escuchado en algún otro título. Las voces están muy presentes en toda la aventura. Recalcar que el trabajo de doblaje (al menos el inglés que conozco) fue fabuloso, horas de frases habladas con tonos y timbres muy característicos que aportan todavía más personalidad a las principales figuras del juego, y también onomatopeyas en las distintas bestias. El resto de efectos sonoros se concentran de forma especial en las batallas, que son todo un compendio de golpes, gritos, diálogos entre los héroes, sonidos de magias y disparos… cantidad de acciones bien representadas que terminan formando un guirigay totalmente creíble pero a veces incluso excesivo.

Seguramente Xenoblade Chronicles sea una de las epopeyas más ambiciosas y argumentalmente complejas en las que nunca te has embarcado. Sin embargo, y a pesar de dicha complejidad, longitud y pretenciosidad de guión, el juego no tira de elementos especialmente rebuscados ni surrealistas, como ocurre en algunos de los juegos de la saga Tales, por ejemplo. Sí es cierto que conserva elementos místicos y espirituales que ya pudimos ver en los primeros juegos de la saga Xeno (aunque nunca en el grado en que se mostraban en Xenogears), pero no llega a liar al jugador hasta el punto de que este se sienta perdido. Mantiene mucha coherencia en todo momento y está explicada de un modo comprensible y ameno, nunca exenta de fuerza narrativa e introduciendo nuevos e interesantes componentes que no hacen sino reforzar la solidez de una historia digna del mejor libro de ciencia ficción. Y sin embargo, no parece recibir una inspiración tan directa o concreta de la literatura como lo hizo el primer título de la saga. Las escenas que narran la historia son una auténtica maravilla, y no solo por lo que cuentan, sino por cómo lo hacen. Su integridad es absoluta, y solamente en algunos casos tendremos que encajar nosotros ciertas piezas del puzle; no es necesario romperse tanto la cabeza como en Xenogears para entenderlas pero al mismo tiempo conforman un argumento asombrosamente compensado y de una intensidad que crece exponencialmente hasta explotar al final. Gracias a estas escenas, que son el pegamento entre los momentos de acción / exploración, viviremos momentos mágicos, ya sean tiernos o desgarradores, que nos pondrán los pelos como escarpias, momentos de pérdidas, de reencuentros y de enfatización de la amistad o el odio narrados con una profundidad encomiable que desembocarán en un gran impacto emocional y nos desbocarán el corazón cuando sacuda la tragedia a alguno de los personajes implicados. No voy a desvelar nada, pero atesorad con especial atención el primer encuentro con Xord, el último contacto con Egil o la reaparición de cierto personaje clave: os van a dejar temblando. Toda esta intensidad prácticamente te obliga a jugar sin mesura alguna, resultando absorbente hasta el extremo junto a otros elementos de vital importancia como son las misiones secundarias. Para ayudarnos en estas tareas, dispondremos de un mapa muy bien implementado y diseñado que será de gran utilidad, aunque a veces se quede corto a nivel de detalle y/o información.

Y es que la historia central puede verse como una línea más o menos definida, pero el desarrollo general, como tal, es la pura antítesis de esto. Si algo me encanta especialmente de los RPG es la sencillez de seguir una historia, de volcarte cada vez más en ella, comprenderla... Nunca he renegado de que estos incluyan side-quest, vías alternativas o complementos que aporten solidez a la historia. Pero lo de este Xenoblade Chronicles, y ojo porque esto es una opinión muy personal, me ha parecido a todas luces excesivo, llegando a superar ampliamente los límites de mi paciencia. Y es que, además de seguir los pasos que benévolamente el juego nos va indicando, irán apareciendo desde el principio del juego personajes que nos encomendarán misiones. Al principio son pocas y se pueden llevar con soltura, tareas sencillas que nos ocuparán el tiempo justo. Pero poco a poco la cosa se va yendo de las manos. Las cinco misiones pasarán a ser cincuenta, y después cientos. Cada vez que lleguemos a un lugar habitado, sus lugareños nos asaltarán con decenas de misiones simultaneas, y mientras algunas de ellas consisten en matar a algún monstruo especial, otras consisten en enviarnos a una extensión quilométrica para encontrar un objeto en particular o buscar a otra persona concreta en otra ciudad que se encuentra a la otra punta del mundo. Al principio me resultaron graciosas, y de hecho fueron las culpables de alimentar la fogosidad con la que cogí el juego las primeras semanas (dedicándole entre 6 y 8 horas diarias), pero con el tiempo se convirtieron en algo casi insufrible, porque además, en rara ocasión aportan algo sustancial a la historia. Porque no, buscar un objeto concreto durante horas que solo aparece con una probabilidad aleatoria de un 8% en una zona descomunal NO me resulta divertido. Buscar a una persona que solamente se encuentra en una hora, lugar y clima concretos NO me resulta divertido. Y cada misión que completes, y cada personaje con el que crees empatía, irán aumentando un diagrama de relaciones entre ellos que a su vez desbloqueará decenas de nuevas misiones, cada vez más pesadas y tediosas. El problema es que completar dichas misiones es algo tan fundamental como los propios combates, o incluso más, para ganar la imprescindible experiencia. Sencillamente, creo que la mesura se les escapó entre los dedos a la hora de implementar este sistema. De todas formas, y a pesar de mi negativa inicial, logré completar un alto porcentaje de estas. Y aun hay mucho más, porque aparte también hay que estar al tanto de la creación de gemas, los regalos entre personajes, su afinidad, el intercambio y mejora de habilidades, las zonas secretas, el revisitar lugares, los logros, las conversaciones… y la reconstrucción de una enorme ciudad desde cero. No niego haber pasado buenos momentos con todo ello, pero es precisamente por cosas como estas por lo que prefiero los RPG más clásicos.

Otro de los aspectos que más me ha saturado es el tema del equipamiento. Aparte de disponer de un stock que a la larga resulta demasiado limitado, tendremos que escoger entre cientos de armas, armaduras, guantes, cascos… y tener en cuenta más de una docena de atributos a la hora de equipar. Al final, cada vez que nos centremos en el proceso de compra / venta / equipamiento podemos pasar como 45 minutos en ello. Pero es muy necesario hacerlo con frecuencia para prepararnos para las batallas. Un buen equipamiento y un nivel a la altura pueden obrar maravillas en combates que minutos antes nos resultaban imposibles, incluso con enemigos “élite” que son los más duros del juego. Disputar esos combates, por cierto, son otro de los tantísimos aspectos por los que vale la pena lanzarse a vivir esta aventura. Su mecánica y concepción son absolutamente brillantes, aparte de consolidar el sistema de Action RPG, cobran una fuerza tremenda, y nos atraerán hacia ellos como un imán. A pesar de la cantidad de técnicas, posibilidades y combinaciones, resultan de lo más intuitivo desde el principio, dando opción a combos, ataques en cadena, rupturas de defensa, apoyo anímico entre personajes, golpes especiales… y con una facilidad de control y un dinamismo de lucha pasmosos, acción pura y dura que nos mantendrá pegados al mando con una intensidad pocas veces vista en un RPG.

Durante mucho tiempo estuve con la duda en mi cabeza. Pero tras estas doscientas horas con Xenoblade Chronicles, esta se ha despejado definitivamente: estamos, sin ninguna duda, ante el mejor RPG de Wii. Un juego tan brutalmente descomunal, tan abierto y con tantas posibilidades y personalidad que incluso sorprende que saliese para dicha consola y no para otra superior de la misma generación. Han sido tantas batallas, tantas emociones y tanto recorrido que parece que haya pasado años junto a él. Antes de dirigirme a la batalla final, y como homenaje al juego y a mi propia vivencia con él, me quedé durante unos minutos en el Pico de los tres sabios tras barrer a los últimos enemigos, en silencio, en soledad, quieto, observando caer la nieve sobre la resplandeciente noche en Valak a una altura de vértigo. Y durante esos minutos… fue como si el lugar cobrara vida propia y me susurrase: “Ahora, ve a culminar lo que empezaste. Ya queda poco”.


- Lo Mejor del Juego: Las adictivas y frenéticas batallas. Los escenarios son obras de arte. Las voces y expresiones faciales. La climatología. Y por encima de todo, su increíble historia: tiene momentos que te perforan el alma.

- Lo Peor del Juego: Las misiones se me han antojado como algo excesivo e insufrible, fragmentando demasiado la historia. El proceso de compra y equipamiento es eterno. El limitado stock de objetos.

----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----

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La Música de este RPG

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Puesto que el juego nos ofrece unas enormes posibilidades en cuanto a exploración, ahora vamos a volver a aprovecharlas... pero para emprender un viaje a través de los pasajes musicales más destacados de su obra, navegando por todos sus registros y disfrutando con todas esas sensaciones que nos dejan con su aire templado y su carácter ambiental pero también por la fuerza bruta de algunas. Lo haremos, ahora, sin batallas, sin travesías o búsquedas que nos distraigan. Porque realmente, la experiencia cambia bastante.

Main theme. Curiosamente, es el único tema compuesto por Yoko Shimomura que he incluido en la selección, pero es, sin duda, uno que todo el mundo debería escuchar hasta el final al menos una vez si quiere ponerse en antecedentes, gracias a este, de lo que espera en Xenoblade. Puede que sus luminosas notas iniciales de piano nos despisten, pero es a partir del medio minuto cuando muestra su verdadera cara, unas líneas musicales llenas de pesar y gran espesura emocional.



Gaur plains. En este caso, la intensa amargura que destilan ciertos pasajes del tema que hemos escuchado antes se disipan en favor de una música mucho más instrumentada, más abierta y aventurera que no deja de sorprender por sus nuevos sonidos y su melodía, fulgurantemente adornada por bases de viento, violines que resaltan enormemente y una parte étnica que es sin duda su aspecto más destacable, con palmas y tambores suaves que, junto a las guitarras clásicas le confieren un tono absolutamente perfecto para sonar aquí.



Confrontation with the enemy. Por su variedad instrumental, por la gran cantidad de tesitura, por su fuerza, por sus cambios y su potente final, por su mezcla de estilos... este tema me tiene completamente loco. Cada vez, todas y cada una de las que ha sonado en el juego o la he escuchado tras terminarlo me ha puesto los pelos como escarpias. Desde su inicio, que combina guitarras eléctricas, pianos y sonidos electrónicos hasta la entrada de los coros y ese zenit emocional tan descaradamente épico... es para mí el mejor tema de su banda sonora. ¡Sobrecogedora!



Hometown ~ Night. Volvamos a relajarnos y disfrutemos con la máxima intensidad posible, a través de su música, esas mágicas y envolventes noches que viviremos en la ciudad natal del protagonista. Porque todo, cada nota de este tema, fue creada para encandilar el alma. Desde el sosiego que desprende, su melodía engalanada por arpegios de guitarra acústica, los puntos que le dan esos tintineos... Me ha recordado especialmente a dos de mis juegos favoritos, los Baten Kaitos.



Those who bear their name. Sea donde sea y cuando sea que nos coja este tema de por medio, nos veremos casi obligados a subirle el volumen. La palabra potente casi se le queda corta. Y además, eleva la tensión de las luchas contra enemigos especiales (precisamente de ahí su nombre) hasta el infinito. Sus riffs de Heavy Metal son en verdad subyugantes, imposible no venirse arriba con ella... ¡pero si hasta tiene un solo de guitarra alucinante! Mención especial para la parte final, con ese ritmo de locura.



Colony 6 ~Future~. La creatividad y el ingenio con los que la banda sonora de este Xenoblade Chronicles fue concebida no se queda en cambios musicales entre el día y la noche. En Colonia 6, dependiendo de en qué fase de reconstrucción nos encontremos, sonarán hasta cuatro versiones distintas. Esta en particular, la más avanzada, es la que más me ha cautivado, por el seccionamiento de algunas notas y por su selección instrumental. Pero lo común a todas es esa genial melodía a modo de solo pasado el minuto y medio. De las que consiguen que sonrías.



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Ejemplar de mi colección

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Xenoblade Chronicles (Wii)

Alguna vez sí me he arrepentido de no haberme comprado en su momento la edición coleccionista de Xenoblade Chronicles. Esta venía con una caja grande a todo color, varios extra y un mando classic de color rojo - Monado. Sin embargo, por alguna razón no me pareció lo suficientemente jugosa y finalmente adquirí la versión normal de UK que me salió a buen precio para ser nueva. A pesar de que su valor de coleccionista es muy reducido, el juego está bien conservado y sin defectos reseñables.

Tampoco se le puede exigir mucho a una caja de un juego de Wii. El plástico que recubre la carátula (partida por el lomo con el título del juego, en este caso no la hicieron completa) ha perdido en parte su brillo y transparencia, con roces sobre todo en la parte delantera, pero las pantallas y portada se ven perfectamente. En la parte superior derecha hay una pequeña hendidura en la que se marca la pestaña que sujeta el manual y los extras. Ambas están intactas y en su interior se conserva limpia y totalmente blanca.

El disco de doble capa (estos tienen mayor peligro ante los arañazos, ya que pueden hacer mucho más daño) es probablemente lo que está mejor conservado. La parte dibujada está impecable, suave y colorida al 100%, completamente nueva. Por suerte, la parte legible se encuentra casi en el mismo estado, tan solo con algunas pequeñísimas señales superficiales que no afectan a su lectura (comprobado).

Puesto que estamos hablando de la versión UK (RVL-SX4P-UKV), el manual obviamente está en inglés. También está como nuevo. A priori, y con esfuerzo, se pueden ver pequeñas marcas en la parte superior límite de la portada (el roce con la caja, supongo) que desaparecen en su interior. Aquí están todas y cada una de las páginas impolutas, lisas y con todo absolutamente impecable. El manual presenta cierta ondulación de estar tiempo guardado.

Extras, la verdad, los justitos. Los que venían con el juego original (salvo la tarjeta de puntos del Club Nintendo, que no sé qué pasó con ella). Un librito de 10 páginas con publicidad de otros juegos, entre ellos DKC Returns o Kirby's Epic Yarn, a todo color y sin defectos. El otro extra es uno de esos inmensos desplegables con las advertencias de salud, seguridad y ese tipo de cosas.

Fecha de adquisición: 18 de Agosto del 2011.
Precio: £29.85 (unos 33,30.-€ actuales).