Hablo, pues, del juego original (no interesan los refritos) que llevó a la saga un paso más allá, más lejos, más alto que ninguna otra hasta ese momento, pero también de una de las partes más olvidadas e infravaloradas. Vivir la evolución de los tres primeros juegos es algo básico, imprescindible, porque es pura historia de este mundillo, y nadie debería resistirse a llegar a la cúspide de la mano de esta tercera entrega, que ensalza hasta límites insospechados las virtudes de las dos anteriores, y por otra parte, cuida muchísimo más los fallos o aspectos más flojos. El ABC de los RPG, el espejo en el que muchos se han mirado después y por extensión, todavía continúan haciéndolo, ya que las innovaciones y sorpresas de este Final Fantasy le dieron una buena bocanada de aire fresco a la saga cambiándola para siempre y también dejando una poderosa huella en posteriores RPG. La primera vez que lo jugué ya tuve esa impresión, pero años después, la sensación es todavía mayor, más entendida y valorada con la experiencia que da el tiempo. Para aquellos no iniciados, yo recomiendo, como no, empezar por el primer título y seguir el camino natural, aunque atendiendo al sentido común, este Final Fantasy III, por su historia, equilibrio general, variedad y calidad merece ser disfrutado sin demora para comprobar la cantidad de sensaciones y la homogénea intensidad de juego de la que era capaz una NES. Habiendo probado ya lo más florido de la 8 bits de Nintendo, os aseguro que pocas experiencias le hacen sombra a la de este juego. A pesar de su complejidad en otros aspectos respecto a sus predecesores, el primer motivo por el que recomendaría jugarlo antes es por el radical cambio en su nivel de dificultad. De la agobiante y traicionera presión del primer juego pasamos a la malsana, oscura y enfermiza dificultad de Final Fantasy II, capaz de desesperar al más pintado, despiadada y maligna, que incluso me dejó cierto sabor agridulce. Pero en esta tercera parte, las nubes se disipan notablemente. Los programadores levantaron bastante la mano con este tema, y adentrarnos en una mazmorra o caminar por zonas desconocidas, habiendo entrenado lo suficiente, ya no tiene que significar forzosamente la muerte casi inmediata. El margen que se nos permite es mucho mayor, y el juego, de alguna manera, nos advierte con ciertos detalles sobre si debemos continuar o no por una determinada dirección antes de aniquilar a nuestros personajes (y a nuestra paciencia) con malicia.
Ni que decir tiene que llevar el nivel de nuestros personajes a la orden del día y dedicar muchas horas exclusivas a combatir sigue siendo absolutamente imprescindible, pero en esta ocasión se nos permite hacerlo a un ritmo mucho más coordinado con el propio avance de la historia. Ahora tenemos, también, muchas estrategias distintas de las que valernos, más magias y posibilidades, en las que juegan un papel fundamental los jobs. En la primera entrega (de forma mucho más limitada) ya pudimos ver algo parecido: oficios que poder desarrollar en cada uno de los personajes con características, técnicas y atributos propios, pero Final Fantasy III lleva el concepto hacia una variedad y una profundidad maravillosas, dignas de un juego de otro sistema superior. Hablar de la friolera de 22 jobs no es precisamente moco de pavo. Conforme nuestros personajes vayan desvelando el misterio de los cristales, estos se irán añadiendo a nuestra lista, aportando una variedad de posibilidades que multiplica por 100 las del propio juego. Algunos de ellos nos harán la vida más fácil, otros, porque no decirlo, no sirven de gran cosa, y solo unos pocos serán estrictamente imprescindibles para avanzar por ciertas zonas del juego. Estos, a su vez, también influyen mucho en la dificultad que el juego nos impone, ya que esta ahora no solamente se basará en la fuerza bruta, en acabar luchando contra monstruos desesperadamente superiores a nuestros personajes, sino que ahora nos insta a buscar la manera de atravesar ciertas zonas, imposibles a priori, pero con al menos una forma exitosa de completarlas. La imaginación que tuvieron al ingeniar ciertas partes supera a la mala baba que estas pueden llegar a tener. Sin embargo, que nadie se equivoque, esto sigue siendo 100% Final Fantasy, sigue siendo 100% J-RPG, pero con muchas más posibilidades. No es un cambio, es una evolución en la que la originalidad y la creatividad juegan fuerte, sorprenden y agrandan todavía más la capacidad de atracción que el juego tiene sobre nosotros. Las magias han aumentado notablemente en cantidad y en efectividad. Por suerte, en esta entrega se ha olvidado el absurdo sistema que consistía en que, cuanto más utilizabas una magia, más crecía el nivel de esta. Ahora la evolución tiene una curva mucho más normalizada, y el proceso para conseguir nuevas magias es, sencillamente, comprarlas. A parte de la experiencia ganada por cada uno de los personajes, existe el atributo Skill, exclusivo de cada job en cada personaje, y que por suerte crece relativamente deprisa. Muchas de las armas que se pueden conseguir son exclusivas de cada oficio, pero si equipamos a cada uno como es debido, será útil desde el mismo principio. Otra enorme mejora hace referencia a las subidas de nivel, que por fin se hacen de notar, sin tener que estar días y días peleando para ganar 10 míseros puntos de ataque / defensa, lo cual es un alivio inmenso.
Bien es sabido que los RPG en 8 bits nunca llegaron a alcanzar gran profundidad emocional, y menos si hablamos de un Final Fantasy, que en sus inicios eran bastante sobrios en este aspecto. Sin embargo, puede que en el desarrollo se nos sorprenda con algún momento más sentimental, como la pérdida de algún personaje, o la desesperada lucha de un pueblo en ruinas, que empujan a continuar con más fuerza. Encontraremos a ciertos personajes que seguirán nuestro camino hacia su propio destino, con los que llegaremos a crear bastante empatía, aunque no precisamente por los diálogos, que tampoco es que sean el fuerte del juego, sino por su carisma. En ningún momento se pretende ocultar la simplicidad de la historia: un gran terremoto ha hundido gran parte del mundo habitable, y la razón es la desaparición de los 4 cristales de la luz. El equilibrio entre luz y oscuridad se encuentra en su peor momento, y solo los caballeros de la luz serán capaces de devolverlo. El poderoso mago Noah legó su poder a tres eruditos: Unne, Dorga y Zande. Este último, descontento con su parte, renegó de dicho poder, creando el suyo propio: algo devastador y oscuro, que debe ser neutralizado por nuestros héroes con la ayuda de los cristales para evitar que la nube oscura devore la poca luz que queda en el mundo. Puede sonar a argumento manido, y no deja de serlo, pero posee ciertos detalles que a veces le dan ciertos rodeos a la historia para su mayor duración y disfrute. En realidad, en este sentido Final Fantasy III es una vuelta a los orígenes, a la magia, a la fantasía más pura, siendo una opción perfecta para quien quiera evadirse en sus mundos, alejándose de la a veces excesiva seriedad y realidad que reina en los RPG más actuales. Parajes diseñados y puestos en escena de una forma fantástica, muy superior a anteriores entregas. Podremos apreciar detalles gráficos más avanzados, mayor variedad en texturas y diseños, y un colorido más amplio y agradable, tanto, que a veces nos hacen olvidar las limitaciones de la consola, que juega incluso con algunos degradados (al tanto con los agujeros dimensionales del final). Las mejoras abarcan prácticamente todo el apartado gráfico, exprimiendo las capacidades de la NES y creando ambientaciones formidables, agobiantes en ocasiones, mágicas e idílicas en otras. Sin ir más lejos, 22 diseños distintos para cada job, más los personajes que se unen a nosotros, más los múltiples habitantes de las ciudades… y no solo eso, también los enemigos han sufrido un cambio tremendo, repitiéndose mucho menos y asombrándonos con nuevos semblantes llenos de detalles. Evidentemente las animaciones son muy reducidas, pero el tamaño de algunos es colosal, ocupando toda la pantalla. Especial atención, como no, al final boss, con un diseño espectacular, superior a muchos de los que podemos ver en una consola de 16 bits. Los sitios más toscos siguen siendo las mazmorras, y aun así están llenas de lagos, recovecos con encanto, estatuas… en fin, todo tipo de elementos que las hacen mucho más entretenidas visualmente. Y por último, decir que su extensión, su gran número de pueblos, la envergadura de sus planicies a campo descubierto… garantizan una duración considerable, y poco a poco podremos movernos en distintas naves que facilitarán nuestro recorrido, hasta 5 medios de transporte distintos que iremos alternando, todo un despilfarro.
Con tanto avance, no os sorprenderá ya que os hable sobre la calidad y variedad de todo su apartado sonoro, pero es mi obligación recomendar, como siempre, la escucha atenta y calmada de los cortes que componen su banda sonora. Nobuo Uematsu, una vez más, se hace de notar, y dota a cada una de las composiciones un aire muy propio, ese sentimiento tan inconfundible que sabe transmitir de forma tan directa. Épica y más épica, la fantasía más descarada inunda cada momento que vivimos en este particular mundo, sea en un castillo, donde se busca esa parte más “noble” y distinguida, o en los pueblos, donde se torna más melódica y apacible, con esas líneas más dulces que son marca de la casa. Lejos de poseer todos la misma, podremos encontrar gran número de composiciones dispersas, y os aseguro que hay unos cuantos pueblos para visitar. Cambio radical en cuanto nos adentramos en alguna de sus laberínticas mazmorras. Aquí la tensión se masca, el peligro se hace patente a través de intensas notas musicales, todas ellas cargadas de dramatismo, y para variar, encontraremos un buen número de estas. El juego no se conforma con asaltarnos con hordas de enemigos, sino que además aumenta la presión gracias a sus composiciones. Algunas recuerdan a otras anteriores, y me parece extraño que más de una no se haya reaprovechado en posteriores entregas, porque calidad y personalidad tienen de sobra. Incluso en algunas estancias, podríamos decir que Uematsu le sacó provecho a la relativa monotonía de los tonos de la NES para crear ambientaciones hipnóticas, como en el palacio del agua, mientras paseamos rodeados de fuentes y columnas. Por supuesto, continuaremos disfrutando del Prelude, del tema de los chocobo y, como ocurría en el anterior Final Fantasy… ¡¡otro fragmento de El Lago de los Cisnes de Tchaikovsky!! La colección de sonidos FX también ha sido incrementada, tanto, que llegan a aportar mucha vida en ciertos momentos. Aplausos, fanfarrias por doquier, pianos, caídas, explosiones o el embriagador sonido del mar en nuestras travesías complementan perfectamente este apartado, y le dan mucha más vida.
Pieza esencial y magistral que combina lo mejor de las dos primeras partes, y piedra angular real de futuras entregas, no puedo dejar de recomendar Final Fantasy III a cualquier jugador, sea experto o no, guste más o menos de los RPG, porque en él encontrará una maravillosa y muy atractiva aventura, larga, variada, con situaciones interesantes, y con toda la fantasía que pueda imaginar: princesas, castillos, magos, dragones, hechizos… elementos que, por mucho que se utilicen, nunca dejarán de encandilarme. La dificultad sabe ponernos en nuestro sitio, pero en esta ocasión, aprieta pero no ahoga, castiga pero no de forma tan agónica como la de anteriores juegos. Sin embargo, siempre encontraremos lo que yo llamo “sorpresas de muerte”, así que avanzad con mil ojos. Para mí, es la experiencia definitiva de Final Fantasy en NES.
- Lo Mejor del Juego: La variedad de escenarios es magnífica, igual que su diseño. Su dificultad, ahora sí, es ideal. La ambientación sonora en general. Los dos últimos jobs son una bestialidad.
- Lo Peor del Juego: El limitadísimo espacio del inventario. Algunos jobs son prácticamente inútiles. Existen zonas que matan sin el más mínimo aviso.
----OTROS ANÁLISIS RECOMENDADOS----
La Música de este RPG
__________________________________________________________Durante el transcurso de la aventura, y a medida que nuevas y sorprendentes composiciones iban llegando a mis oidos, mentalmente comenzaba a pensar en la selección que podría hacer para esta sección del blog, y parecía que lo tenía bastante claro. Extrañamente, en cuanto me he puesto a ello, volviendo a escuchar detenidamente todas y cada una de ellas como siempre hago, seleccionar tan solo unas pocas ha resultado más dificil de lo que había pensado en un primer momento. Final Fantasy III no descuida ni una sola de sus canciones, el 90% de ellas tiene algo muy especial que acaba resultando tan emotivo como atractivo.
Opening Theme. Nombre poco original pero suficientemente descriptivo. Qué mejor forma de empezar tan gran aventura, llena de peligros épicos y plagada de elementos fantásticos y ensoñadores que con este opening tan variado, con tantos cambios de registro y sobre todo, tan identificativo de una saga que se ha convertido en santo y seña del género. Con un ritmo cauteloso y a medio tiempo, acompaña la historia, para poco después sacar a relucir con fuerza lo que es el tema central del juego, perfectamente reconocible por su gran personalidad, que quedará para el recuerdo.
Crystal Cave (Into the Crystal Cave). También perfectamente reconocible, tiene la esencia pura de cualquier tema que sea digno de acompañar nuestro periplo por alguna de las mazmorras de cualquiera de los primeros Final Fantasy. El comienzo da paso a un cambio brusco, lleno de tensión. Es un buen ejemplo de esas melodías más agobiantes de los inicios de la saga que, aunque no son las más agraciadas, tienen una carga tanto épica como dramática fenomenal, ambientando perfectamente los angostos y lúgubres corredores cuyos peligros pueden asaltarnos en cualquier momento. No es la más agobiante, pero sí la más variada en cuanto a sensaciones.
Let me know the truth (House of Doga and Unne). Otra sorpresa de corte, que en un momento nos deja un tanto desencajados. De inconfundible estilo vals, con un delicioso compas 3/4, es una de las que podría escuchar durante horas sin cansarme. Al principio nos deja con muchas ganas cuando la escuchamos en la cueva de Unne, pero más adelante en la mansión de Dorgan la podremos disfrutar de nuevo tanto como queramos. Su cadencia es fantástica y sus notas muy evocadoras, con un halo de misterio que se hace casi tangible, pero no recurriendo a los típicos esquemas de siempre. No conocemos el mundo de los sueños de Unne, pero sería genial para ambientarlo.
The Requiem (Requiem). Desafortunadamente, no existen demasiados momentos sentimentales en los primeros capítulos de la saga, pero en esta tercera parte empezaban a explotar esta característica. Y cada vez que nos encontramos ante uno de ellos, normalmente relacionados con algún personaje afín al grupo, aparece esta maravillosa y envolvente melodía, tierna, triste y dramática, que por suerte el juego nos "obliga" a escuchar en toda su extensión. Sobre todo, en su segunda parte, cobra una fuerza enorme, y cuando llega el momento, agudiza muchísimo la empatía del jugador con la situación en particular. Sencillamente, excelente.
Lute of Noah. No hay que menospreciar en ningún momento el apartado referente a los efectos de sonido. Pero entre estos y las melodías, encontramos todas esas fanfarrias y momentos musicales cortos que siempre han engrandecido aun más cada capítulo. En esta ocasión, quisiera destacar un pequeño corte que aparece cada vez que hablamos con un bardo, representando las notas que acompañan las historias épicas que nos cuentan. Es muy corta, pero esto sí que es pura magia. En su cadencia, en su embriagadora melodía hay una calidez que nos hace meternos de lleno en las palabras de estos simpáticos personajillos.
13 comentarios:
Si no recuerdo mal el job de caballero cebolla era el mas simple y luego cuando tu nivel ascendia bastante se convertia en el mas poderoso y luego habia tambien el equipamiento cebolla que era de los mas poderosos.gran juego este.para mi el mejor ff de entre los 3 primeros..y gran analisis por tu parte
El Onion Kid es el job básico con el que empiezas el juego. Puede equipar gran cantidad de armas, pero sus habilidades son limitadas, igual que sus atributos. Realmente, no es que evolucione, sino que el juego nos obsequia con nuevos jobs que son el equivalente pero mucho más poderoso.
Completamente de acuerdo, de lejos, el mejor de los tres primeros Final Fantasy. ¡Gracias por leerme!
El 3 el mejor de los 3 primeros sin duda alguna y con los jobs te puedes formar un equipazo mejor que el madrid y el barça XD, fuera de bromas uno de los mejores incluso lo he rejugado varias veces tanto en nes y sus remakes.
te aconsejo el alcahest ya que es un action rpg que seguro te gustara para la snes, te lo recomiendo ya que no he visto analisis.
salu2
también history of thor para megadrive estos 2 son recomendadicimos.
Conozco ambos sobradamente, lamentablemente aun no ha llegado su turno para jugármelos. Le tengo especiales ganas al Story of Thor, en cuanto lo pueda conseguir original lo analizaré a fondo.
El Alcahest fue una obra muy menor en Snes, pero tiene sus cosas interesantes, este sí lo probé hace mucho tiempo.
Javi sigue así que este blog cada vez me gusta mas.
¡¡Muy agradecido!! Eso se intenta, mejorar un poco cada día :)
Un saludo.
Muy buen analisis. Hace poco jugue la trilogia original. Yo vengo de la psx con el ff7 y 9, siendo este ultimo mi favorito hasta ahora. Jugue el 10 y el 6 tmb y considero que el 6 es el mejor ff de todos. Comence con el 3 y al principio me cargaba (version psp) y cuando deje el mundo flotante realmente me comence a enamorar de este juegazo y al fin le agarre el ritmo de los jobs que me parecio bastante complejo. No he tenido la oportunidad de jugar el 3 original pero espero hacerlo. termine el 1 tambien y me parecio excelente obviando lo simple. Pero el 2, a pesar de que tiene la historia que mas me gusta de los 3 de Nes, su modo de juego es terrible. Aun lo estoy terminando y sus mazmorras me parecen tremendamente repetitivas y dificiles llenas de monstruos a cada momento. Muy buenos analisis y ahora solo me falta terminar el 4 el 5 y el 8. Saludos.
Excelente decisión la de jugar la saga por excelencia de RPG desde sus orígenes, ya que son fundamentales para entender la evolución y la esencia de Final Fantasy en todo su esplendor. Mucha gente reniega de los primeros capítulos y se cree que la saga comenzó por el VII, lo que no tiene ni pies ni cabeza. Mi favorito también es, y seguramente siempre será el FF VI. Yo siempre prefiero jugar los juegos en sus sistemas originales, sin añadidos. El FF II concretamente es uno de mis "monstruos" personales, las dos veces que lo he terminado han sido un auténtico martirio (en la NES), pero aun así lo sigo prefiriendo a cualquiera de sus remakes. Gracias de nuevo y ánimo con los que te quedan. Un saludo.
fue el ultimo final fantasy al que jugué. y pese a haber probado las mieles de esta apoteosica saga me consiguió cautivar a tal manera que aun sigo sin explicarme como un juego con semejante cantidad de contenido cupo en un cartucho de nes. de el remake no me gusto la estética visual aunque hay que recalcar que es bastante respetuoso con su jugabilidad.
por ultimo: ¿por que crees que después de el éxito americano de el final fantasy original, final fantasy lll, claramente superior no salio de japón?.
Hola Julio,
Final Fantasy III es, probablemente, uno de los mejores 3 o 4 FF de la historia, es así. Lo innovador de su sistema de habilidades, la longitud de la historia, el gran número de personajes y su inmortal banda sonora merecen clasificarlo así. Nunca he probado ningún remake, la verdad, no me interesan demasiado salvo casos muy específicos.
Respecto a tu pregunta, en mi opinión es como sucedía en multitud de ocasiones: eran otros tiempos. El público americano todavía no se había hecho a la idea de los RPG japoneses, allí tiraban más tipo Dungeons and Dragons o los Dungeon Crawlers en general, más serios por decirlo de algún modo, adaptados a la épica que ellos concebían como tal.
Además, un juego tan complejo para la época también debió quedarles grande (a parte de que tampoco es precisamente fácil, otro motivo) y supongo que nadie se atrevió a distribuir otro título hasta que llegó Super Nintendo.
Un saludo.
Tengo pendiente este juego en su versión original. Jugué y completé el remake hecho para la NDS, y lo disfruté a tope. El dato clave para quien quiera jugarlo en la portátil de Nintendo, es que los bosses finales son los más difíciles de cualquier versión.
Vaya, desconocía ese último dato. También te digo, vaya por delante, que no soy nada amigo de los remakes, así que tampoco lo he probado. Siempre tiro de versiones originales, o al menos, las más originales posibles que se puedan jugar en inglés. El de Famicom me parece un juegazo descomunal, introdujo un montón de cambios para bien (algo que el II solo consiguió en parte), sus gráficos son top en cuanto a RPG de Famicom, y su música es una de las mejores compuestas para esta consola. Por supuesto, su dificultad también es de armas tomar, aunque si me apuras, un pelín suavizada respecto a sus predecesores.
Publicar un comentario
Si te ha gustado el análisis y/o te resulta interesante, deja aquí tu comentario :)