
Por este mismo motivo, aproximándose las fechas en las que siempre vuelvo a él, decidí que este año tenía que ser algo distinto y especial, así que me embarqué en un pequeño y nostálgico experimento: darme el capricho de 'empaquetar' consola y juego, y volver a jugarlo donde lo hice aquellos primeros años, en la casa de campo de mis padres, y en las mismas condiciones. Lo que muestra la imagen es la misma Super Nintendo y el mismo juego, en la misma silla y escritorio de la misma habitación en donde me enamoró, por primera vez y para siempre, a mis 13 años. Solo cambia la TV (que dejó de funcionar) y algún objeto de la decoración.

Muchísimas otras cosas han cambiado desde entonces, lógicamente. Gran parte de la inocencia de aquellos tiernos años se ha desvanecido, y sería ingenuo y absurdo pretender transformarme en mi 'yo' de hace seis lustros, del mismo modo en que Will se transforma en Freedan o Shadow. Sin embargo, puedo aseguraros que esta experiencia ha resultado ser increíblemente gratificante y enriquecedora, liberando un montón de sensaciones que hacía mucho tiempo que no percibía (como un millón de días de verano, que diría Lance), inmerso en la calma y el aislamiento del entorno natural, y completamente rodeado de objetos, olores y recuerdos que, de un modo u otro, siempre acaban trayéndome a la memoria todas las vivencias que tuve allí, frente a mi Super Nintendo, durante tantos años de niñez y adolescencia.
En esta ocasión, no solamente he viajado por los mapas y lugares de Illusion of Time, sino también a lo largo de distintas etapas de propia vida, y de la forma más profunda posible. No ha sido nada forzado, ni premeditado con mucha antelación, más bien un acto espontáneo y natural de amor y rememoración, con un poderoso componente extra-emocional que ni yo mismo esperaba. Un puente entre las dos versiones de mí mismo, que me recuerda y me demuestra que por suerte no todo ha cambiado, y que puedo seguir disfrutando y emocionándome del mismo modo (o más, si cabe) con ese juego que, con el tiempo, ha ido tejiendo un vínculo entre distintas épocas de recuerdos y diferentes formas de sentir. Al fin y al cabo, Illusion of Time no deja de ser un viaje espiritual sobre evolución, madurez e introspección.

No voy a permitir que el velo de la nostalgia me ciegue, y afirmar que Illusion of Time sea perfecto en todos los aspectos, porque no lo es. Pero si hay algo en lo que llega a estar, incluso, por encima de los grandes monstruos del género, incluso del 99% de todo lo que he jugado en mi vida, es en el terreno sensorial. Quintet dotó a esta creación de una magia muy delicada y especial, de una capacidad gigantesca para llegarnos de pleno al corazón a la hora de transmitir poderosísimas emociones a través de la empatía de los personajes con el jugador, a través del desarrollo de los acontecimientos, de su vibrante música rebosante de sensibilidad, de su tono a veces tan positivo, y a veces tan trágico, con un trasfondo de amor hacia la madre Tierra y todo cuanto alberga, y una feroz crítica a la naturaleza y mentalidad del ser humano. Y todo ello, junto a su esencia tan trascendental, es precisamente lo que para mí lo convierte en algo único e incomparable, tan solo superado por su sucesor espiritual, Terranigma, que elevó toda esa sensibilidad a unos niveles sencillamente inalcanzables.
Pasarán 30 años más, y no me cabe duda de que Illusion of Time seguirá siendo una parte constante y necesaria en ellos. Tantas veces he escuchado sus músicas, leído sus diálogos hasta sabérmelos de memoria, y recorrido sus lugares, que aunque solo pertenezcan a un universo de píxeles y sampleados, todo lo que me han transmitido sí es intensa y absolutamente real, por lo que su contenido es tan parte de mí como lo puedan ser mis vivencias en el mundo de carne y hueso. Y al final, eso es verdaderamente lo que cuenta. Aunque después del análisis, y de otros artículos y referencias que le he dedicado, alguien pueda pensar que ya poco más me queda por decir sobre él... lo que me sigue transmitiendo es tan infinito y poderoso, que siempre habrá sitio para Illusion of Time en nuevas entradas de este, nuestro blog, como las habrá en mi propia vida.
Will, Kara, Lance, Seth, Eric, Lilly, Neil...
South Cape, Mu, Freejia, Nazca, Itory, Angkor Wat...
... Volveremos a vernos el año que viene. Ya lo estoy deseando.
Gracias por leerme, y un abrazo enorme para tod@s los que estáis ahí.

2 comentarios:
Compañero estoy totalmente de acuerdo con tu reflexión. Para mí también es un punto de inflexión yo lo jugué en la época en el 95, lo alquilaba y luego me lo compré de segunda mano. Y aún hoy día me lo paso de 0 una vez al año también y lo disfruto como el primer día!
¡Eyyy, qué tal! :D
Pues poco más que añadir entonces, ¡ya somos dos! Es una auténtica maravilla, y es uno de los juegos que a más gente ha marcado cuando lo jugaron en su momento. Tal vez eso se podría decir de muchos otros títulos... pero es innegable que Illusion of Time tiene un algo muy especial que lo aparta del resto. Puede que su narrativa sea torpe e imprecisa, o que su linealidad deje poco a la exploración. Pero por otra parte, es un juego tremendamente accesible, que se juega casi sin darte cuenta, sencillo en mecánica y no demasiado difícil (aunque en mi primer contacto, con mi inexperiencia, me dio más de un quebradero de cabeza, jeje). Además, transmite tantísimo en su relativamente corta duración, y de un modo tan especial e intenso, que para mí sigue siendo una experiencia única, por muchos años que pasen.
¡Un abrazo, colega!
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